El abandono de la administración delegacional panista es denominador común en los 22 parques de Benito Juárez, cuya situación constató Libre en el Sur en un amplio recorrido.
Staff / Libre en el Sur
Si como afirman los urbanistas la situación de los parques públicos denota la calidad de vida de una comunidad, el estado de la delegación Benito Juárez resulta deplorable: el abandono de la autoridad es el común denominador de los 22 jardines con que cuenta la demarcación. Abandono que se manifiesta de muy variadas –y lamentables— formas: prados devastados, jardineras rotas, bancas mochas, canchas graffitiadas, senderos anegados y llenos de hoyos, invasión de vendedores ambulantes, fuentes inservibles, basura desbordada.
Y es que la indolencia gubernamental no se manifiesta únicamente en los parques emblemáticos de la demarcación, como el Hundido, el de los Venados o el Esparza Oteo. En un recorrido realizado por Libre en el Sur, se encontraron deficiencias graves de mantenimiento en todos los rumbos de la geografía juarense, supuestamente “el mejor lugar para vivir”.
Así, en el parque Arboledas de la colonia Del valle los murales del foro abierto están totalmente graffiteados y los andadores, además de anegados, invadidos por vendedores ambulantes. En el pequeño Pascual Ortiz Rubio, de San Simón, donde la jardinería está más o menos cuidada, la basura cubre aceras y se acumula bajo el módulo de Seguridad Pública y Participación Ciudadana, cuyo abandono causa grima.
En el jardín Victoria de Villa de Cortés hay todo un corredor comercial” de vendedores informales, la basura brota por doquier y la fuente que inauguró Manuel Ávila Camacho está inservible.
En el Miguel Alemán, de la Postal, luego de meses de insistencia por parte de los vecinos, al fin inició la DBJ la demolición y retiro de los cimientos de lo que se suponía serían unos baños que nadie solicitó y cuya construcción significaba una violación a la Ley de Salvaguardas del Patrimonio Urbanístico del DF. De los basureros de acrílico que se había colocado sólo quedan las bases.
Y en el de Iztaccihuatl, ni eso: la basura forma cerros aquí y allá, mientras en lugar de pasto el lodo cubre las áreas supuestamente verdes.
Más de 40 puestos ambulantes, metálicos y fijos, envuelven al parque Rosendo Arnáiz de la colonia Nonoalco Mixcoac. La malla del frontón está rota y los andadores encharcados. En el parque de Acacias, una fuga de agua que lleva semanas forma un estanque de aguas fétidas.
El de San Lorenzo, en Tlacoquemécatl Del Valle, las bancas de metal pintadas de verde, sobre la acera de la calle Fresas, están todas rotas; el graffiti cubre los juegos infantiles y las canchas de volei, futbolito y básquet, cuyas mallas están maltrechas, algo parecido a lo que ocurre en el de la Álamos.
La jardinería es un desastre, como desde hace años, en el parque Tlacoquemécatl, en el que un módulo construido por la delegación en tiempos de Germán de la Garza está abandonado y es refugio de maleantes. Y en la Moderna, además de las calzadas anegadas, el techo del auditorio está lleno de agujeros y el deterioro es ya notorio en los nuevos baños, ¡antes de ser puestos en servicio! (En la foto, mural en el parque Arboledas, en la colonia Del Valle, graffiteado).
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