Francisco Ortiz Pardo- Cada diciembre, desde hace nueve, María del Carmen Soto Cruz va en busca de la casa en Xochimilco cuyo “mayordomo” en turno cuida del Niñopa, una bella representación en madera de colorín del niño Jesús venerada desde hace cuatro siglos con una de las mayores devociones que se han visto en el mundo católico. Tal es el fenómeno religioso, que hay familias que esperan más de 25 años para conseguir esa “mayordomía”, lo cual implica ahorrar todos esos años para dar albergue digno al niño milagroso y cada domingo dar alimento a los feligreses que lo acompañan de regreso a casa, después de la misa de seis en la iglesia local. Esta vez María del Carmen encontró al Niñopan, como también se le conoce, allá en el barrio xochimilca de San Juan. Estuvo formada hasta las tres de la mañana para “pedirlo”, para que por unas cuantas horas visite, el próximo 9 de abril –en plena Semana de Pascua–, a los feligreses que viven en los límites de las delegaciones Benitio Juárez y Miguel Hidalgo. Obtuvo la “ficha 47”, pues el niño santo visita diferentes colonias de la ciudad a lo largo del año.
Para merecer ese honor, doña Maricarmen –cuya devoción surgió hace 30 años, cuando su madre la llevaba a Xochimilco, donde tenían unos terrenos– debe tener además de paciencia la disposición para cumplir una serie de requisitos que no están a negociación: Dará desayuno con pan, atole y café; luego, comida para 500 personas (mole rojo con arroz y frijoles, que ella misma cocina: “Hago desde el desvenado de los chiles, ya lo probará”, dice orgullosa), y cumplir condiciones estrictas para la seguridad de la imagen. Ese lunes, muy tempranito, irá a recogerlo a su casa temporal en Xochimilco, donde será despedido con danzas tradicionales de los chinelos. En el vehículo en que sea transaldado deberá ir un equipo de custodia. Nadie más que ella o su esposo lo podrán cargar. Deberá garantizar que durante la peregrinación –que recorrerá desde el Viaducto hasta su casa, en Mártires de Tacubaya número 38– sea protegido permanentemente con una sombrilla e impedir que cualquier persona lo toque. “Sólo pueden tocar su ropita”, precisa. Y si bien los chinelos acompañan al Niño desde Xochimilco, ella debe pagar la banda musical.
El Niñopan estará de visita apenas de las 10 de la mañana a las 5 de la tarde; y el asunto, por supuesto, resulta costoso. “Yo voy ahorrando desde enero; él me da para eso y más”, dice con abosluto convencimiento. Explica que por eso en marzo llegan más clientes a su negocio de comida casera, con lo que puede costear tanto la comida como el toldo y las sillas que se disponen para los visitantes en la calle Mártires de Tacubaya, entre Revolución y Puente de la Morena, apenas a una cuadra del límite con la delegación Benito Juárez. A eso hay que añadirle el apoyo de otros vecinos, “con dos refrescos, con tres bolillos, lo que sea es bien agradecido”. Y los milagros del Niñopa: “A mí no me creían; pero resultó que un año se nos olvidó comprar tortillas y sólo había treinta bolillos que partimos en cinco pedazos cada uno”, platica. “¿Cómo alcanzaron para 500 personas? Él multiplicó los panes. Mis vecinos estaban sorprendidos. La verdad a mí me ha hecho muchos milagros… Es la fe”.
Como el Niñopa llega a los linderos de Benito Juárez, la anfitriona invita a los fieles de los barrios de esta demarcación, como Tlacoquemécatl, Santa Cruz, Actipan, San Juan Mixcoac… que acuden con sus estandartes a rendir culto y agradecimiento. La devoción de María del Carmen surgió hace 30 años, cuando su madre la llevaba a Xochimilco, donde tenían unos terrenos. “A mí me ha hecho muchos milagros”, asegura. “Es la fe”.
–¿Qué siente cuando tiene al Niñopan entre sus brazos?
–Es una sensación impresionante, indescriptible. Te vibra todo el cuerpo.
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Un niño de 435 años de edad
El Niñopa o Niñopan es una imagen del niño Jesús venerada en el viejo pueblo de Xochimilco. Su nombre es un apócope de “Niño Padre” y fue elaborado con madera proveniente de un árbol llamado colorín, el cual es endémico de esa demarcación. Fue elaborado por artesanos xochimilcas en 1577, hace 435 años, por indicaciones de los evangelizadores españoles, con la finalidad de que los xochimilcas comprendieran la natividad de Jesús, por lo que surgió el nombre de “Niño Pa”, es decir, la representación del Dios Padre, en su advocación del Niño Dios. También se le llama “El Niño Pan” (que significa el Niño del Lugar); “El niño del pueblo” o “El niño viajero”, es el centro de la devoción religiosa en la Delegación de Xochimilco, de la Ciudad de México. Es la segunda imagen religiosa, originaria de América, más antigua del continente, después de la Virgen de Guadalupe. Su celebración central ocurre el 2 de febrero de cada año. (Foto: Agencia Cuartoscuro)
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