Por mucho esfuerzo que las escuelas hagan en asegurar que se harán cargo de la educación de nuestros hijos, la verdad es que en las familias se asumirá como se pueda el tema de educar a los niños.
PATRICIA MERCADO SÁNCHEZ
Desde el inicio de la pandemia la escuela ha sido un tema recurrente en los hogares donde hay niños y jóvenes.
Que si muchas horas en zoom, que si pocas horas, que si muchas tareas, que cómo serán las evaluaciones, que qué cara es la escuela.
Y es que, de un día a otro, las mamás y papás nos convertimos en las maestras de nuestros hijos. Así, sin previo aviso, sin un cursito, pero sobre todo en condiciones extraordinarias de encierro total.
Yo que muy apenas llego a madre funcional, que trabaja todo el día (y ahora con home-office, peor), que ama profundamente a su hijo, siento que desfallezco ante el reto.
Y bueno, soy más o menos buena en lo que hago, organizo bien equipos de trabajo, encuentro el hilo de temas, pero eso de ser maestra de tercero de primara me ha provocado más de una frustración diaria.
El gran reto de las familias será hacer escuela en casa. Ya sea con clases virtuales o a través de mensajes de WhatsApp, la responsabilidad mayor caerá en las madres y los padres que están en casa.
El lunes 24 de agosto 30 millones de alumnos regresarán de manera virtual a la escuela, a un nuevo grado escolar con una forma de trabajo poco probada, pero eficaz hasta el momento.
Sin embargo, el contexto no ayuda.
La profunda crisis económica que ya empieza a mostrar sus garras toma a muchas familias en la disyuntiva de inscribir o no a sus hijos e hijas a escuelas privadas.
La falta de empatía de muchas escuelas particulares al no reducir el costo de colegiaturas o servicios especiales ha llevado a que, al menos 20% de los alumnos se hayan movido a una escuela pública.
El argumento, en algunos casos es que prevén el regreso presencial en septiembre u octubre.
¡Pero qué carajos les pasa! Eso sucederá cuando estemos en semáforo verde, y creo que para ello falta mucho camino y mucho encierro.
Y es que por mucho esfuerzo que las escuelas hagan en asegurar que se harán cargo de la educación de nuestros hijos, la verdad es que en las familias se asumirá como se pueda el tema de educar a los niños.
Un gran reto, pero también un aprendizaje más allá de las tablas y la historia, el de criar niños felices, amados y respetuosos de su entorno y su comunidad.
Se oye fácil, pero es quizá el reto más grande que pude haber tenido en la vida.
Amo a mi hijo, pero de veras, yo no soy su maestra.
Periodista, directora de Conexión Migrante y mamá de Carlos Miguel.
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