La 'posverdad'
La posverdad
El prefijo “pos” indica posterioridad, “después de”. Es decir la etapa que sigue a un sustantivo o adjetivo (posguerra, posmoderno). En el caso de la verdad –un concepto— llama la atención que en el año reciente y derivado de hechos políticos concretos tales como el llamado Brexit o las declaraciones del otrora candidato y hoy presidente de los EEUU, se volviera del dominio popular el neologismo posverdad.
Si bien es difícil establecer una fecha que nos permita identificar el primer uso del término, el diccionario de Oxford lo eligió como la palabra del año 2016. Aunado a ello, en días recientes la Real Academia Española dio a conocer, en el marco de la conferencia magistral “Verdad, ficción, posverdad. Política y literatura” que a partir del próximo mes de diciembre lo incluirá en la versión online del Diccionario de la lengua española.
A decir de Darío Villanueva, director de la RAE, se referirá a toda información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público. En el caso del Brexit y del presidente estadounidense, queda de manifiesto que los respectivos triunfos de propuestas carentes de verdad reflejaron las sensaciones, emociones y deducciones inmediatas que derivaron en toma de decisiones. Ideas concebidas por un líder, sin la participación amplia de la sociedad. Por citar un ejemplo, es falso que la mala situación económica de ciertos sectores de la población sea consecuencia única de los fenómenos migratorios.
Las intenciones de balcanizar tienen relación directa con la idea impuesta por Margaret Thatcher durante el siglo pasado la cual concebía a la sociedad como una sumatoria de individuos, aislados y los cuales tomaban decisiones en función de proyectos personales y con capacidad de análisis homogénea. Cuestión que la realidad se encargó de demostrar como falsa. La política que impulsa y propicia el desarrollo tomando en cuenta las asimetrías es la de grupos, colectivos, de seres sociales, actores facultados para tomar las riendas de participación.
En los tiempos políticos que marcan la vida nacional debemos poner especial atención en no propiciar escenarios donde la posverdad determine a la política. El grado de sociabilidad al interior de las diferentes sociedades se diluye cuando mediante mecanismos de mercado insertos en las contiendas de la democracia representativa se asumen como propias las creencias y ambiciones personales.
Fenómenos sociales como la desigualdad o la corrupción no menguarán a partir de un individuo, por más que sea exitoso al momento de transmitir su actuar como condición universal. Por el contrario, es mediante la suma de posturas, inquietudes, propuestas, que se encuentran rutas alternativas viables y a la altura de las problemáticas que impactan el nivel de vida de la población.
La posverdad genera que en pleno siglo XXI y en la nación que engendró y propagó determinada idea de democracia, hombres y mujeres decreten una supuesta supremacía que emana de la condición racial. Se trata, sin duda, de una palabra que escucharemos y respecto a la cual debemos observar completa claridad.