Ciudad de México, noviembre 18, 2025 12:33
Ciencia y tecnología

¡Alarma Digital! El Apagón que dejó mudo al gurú de la IA

Los temidos “errores 500” se multiplicaron en la web

La caída de ChatGPT y el pánico global: La fragilidad de una vida entregada a los algoritmos.

STAFF / LIBRE EN EL SUR

El mundo se paralizó, y no fue por un sismo ni por una crisis económica (aunque ambas rondan). Fue por un fenómeno tan absurdo como contundente: se cayó ChatGPT. Sí, el oráculo de silicio, el gurú que nos estaba “ayudando” a escribir, programar y hasta pensar, se fue a negro. Y con él, una andanada de servicios digitales que dependen de la gran infraestructura web.

La falla, reportada por usuarios de todo el planeta, puso en evidencia la epidemia de dependencia que padecemos. ¿Cuántos estudiantes, programadores y redactores se quedaron mirando la pantalla en blanco, incapaces de generar una frase sin el prompt de por medio? El silencio de la IA fue ensordecedor.

El culpable principal de este caos digital fue una degradación en los servicios de Cloudflare, uno de los gigantes que opera como la espina dorsal y escudo de ciberseguridad para miles de sitios web.

Un fallo en este punto neurálgico fue suficiente para provocar un efecto dominó que paralizó a una parte sustancial de la red global. Los temidos “errores 500” se multiplicaron en la web, dejando un claro mensaje: la centralización de servicios es un riesgo sistémico.

El listado del desastre: Las apps arrastradas por el colapso

La interrupción no se limitó a la inteligencia artificial, sino que arrastró a gigantes de la productividad, el entretenimiento y las redes sociales. Entre las plataformas que reportaron fallas masivas o intermitentes se encuentran:

  • Redes Sociales: La propia X (antes Twitter) tuvo problemas de carga en el feed, dejando a millones incomunicados.
  • Diseño y Productividad: Canva, esencial para millones de pequeños negocios y creadores de contenido, experimentó bloqueos.
  • Videojuegos: El popular League of Legends registró fallos de conexión que impidieron a los jugadores acceder a sus partidas.
  • Herramientas de IA: Además de ChatGPT, otros servicios de OpenAI como DALL-E (generación de imágenes) y Sora (generación de video), junto a plataformas como Perplexity, también sufrieron el impacto.

La excusa técnica, sea una falla en la base de datos o un ataque de denegación de servicio (DDoS), resulta secundaria. Lo verdaderamente preocupante es la lección política y social: hemos centralizado nuestro conocimiento, nuestra productividad y, en gran medida, nuestra autonomía, en manos de unas cuantas corporaciones de Silicon Valley.

La caída de ChatGPT no es solo una interrupción; es un llamado de atención cívico. Nos obliga a cuestionar dónde estamos depositando nuestra confianza y a recordar que la tecnología, si bien es una herramienta poderosa, no debe ser el único motor de nuestra capacidad de generar ideas y soluciones. El día que el chip se apaga, ¿qué nos queda? La respuesta debería ser: el pensamiento crítico, ese que no necesita de un token ni de una conexión a internet para funcionar.

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