EL ÁLBUM / Los personajes anónimos de la Revolución Mexicana
El escritor Emilio Rabasa puso el sobrenombre de La Bola en una de sus novelas, a esta gran cantidad de personas que representaban ese desorden en el que se desconocía por y para qué se estaba peleando.
ADRIÁN CASASOLA
Durante este año conmemoramos el 115 aniversario del movimiento armado, en donde recordamos a través de fotografías, en su mayoría tomadas por Agustín Víctor Casasola, mi bisabuelo. Observado estas imágenes damos cuenta de los grandes líderes, los caudillos que surgieron de distintos puntos del país para apoyar el plan de Francisco I. Madero de acabar con una dictadura de más de 35 años.

Cuando se revisan cientos o miles de sucesos, rostros, lugares, sonrisas, lágrimas y prácticamente todas las expresiones que un ser humano puede emitir a través de las fotos, nos damos cuenta que las historias también son contadas por los soldados, los civiles, los niños, las mujeres; personas de diferentes extractos, orígenes y condiciones que se vieron sorprendidos por la lucha armada.

El escritor Emilio Rabasa puso el sobrenombre de La Bola en una de sus novelas, a esta gran cantidad de personas que representaban ese desorden en el que se desconocía por y para qué se estaba peleando dentro del país y en donde se buscaba únicamente el beneficio personal o familiar, en lugar de verlo como una lucha conjunta para lograr derrocar un régimen que los había olvidado. Francisco I. Madero fue apoyado por muchísimos de ellos porque el régimen porfirista los había olvidado.


Mención aparte merecen las mujeres durante este período, quienes se convirtieron en parte esencial de la lucha revolucionaria y que muchas veces cambiaban de bando y pasaban a formar parte del ejército enemigo), para salvar su vida y estar protegidos. Fueron enfermeras, espías, cocineras, madres de hijos propios y ajenos y en innumerables ocasiones formaron parte del frente de batalla.

A través de las fotografías en diferentes momentos y lugares del país podemos reflexionar sobre las azarosas vidas de hombres, mujeres y niños que vieron morir a familiares, amigos y padres durante la cruenta época que transcurrió en la segunda década del siglo XX, y de cómo tuvieron que sobrellevar el miedo, la violencia, el hambre y la guerra para sobrevivir. Sin duda es momento de reflexionar qué herencia nos dejaron y qué podemos aprender de sus vivencias. Los relatos, los corridos y las fotografías es lo único que nos une a estas generaciones de mexicanos.

A más de un siglo de lo sucedido, apenas se está conociendo su valía dentro de las revoluciones de México y se cuentan con los dedos de las manos a un puñado de estos personajes anónimos a los que ya podemos mencionar con nombre y apellido.
Visítanos en Galería Casasola ubicada en Calle Benito Juárez 2D, San Ángel, dentro de la Galería Caracol Púrpura. ¡Te esperamos!
















