La red de trenes fue esencial en la lucha revolucionaria, ya como transporte pero también como almacén de productos y armamento, e incluso vivienda
El 23 de junio de 1937, Lázaro Cárdenas, con fundamento en la Ley de Expropiación, decretó la nacionalización de los Ferrocarriles Nacionales de México.
ADRIÁN CASASOLA
Este 23 de junio se conmemora el 85 Aniversario de la nacionalización de la industria ferroviaria. Recordemos primero que nada que durante el periodo porfirista uno de los grandes objetivos era precisamente aumentar la red de ferrocarriles para de esta forma abonar al progreso del país a través de la intercomunicación de las distintas regiones del país y así hacer florecer el comercio, tal y como el adagio de Don Porfirio rezaba: Poca política y más administración. Fue así como la extensión de la red ferroviaria pasó de unos 900 a casi 20,000 kilómetros durante su gestión.
Hacia 1908, para lograr consolidar las líneas de ferrocarriles e incentivar la inversión en ese sector, se creó Ferrocarriles Nacionales de México, S. A., empresa que contaba en su mayoría con capitales e intereses extranjeros: Ferrocarril Internacional, Panamericano, Interoceánico y el de Veracruz, que en aquel entonces agrupaba casi el 50 por ciento del capital del Gobierno Federal.
Nadie imaginaba que estallaría el Movimiento Armado de 1910 y que los trenes formarían a ser parte esencial de la lucha revolucionaria; sirviendo esencialmente como transporte, pero también como almacén de productos y armamento, e incluso vivienda, ya fuera dentro o en el techo de sus vagones. También resultaba fácil aislar a un pueblo o ciudad entera: bastaba con dañar o incluso dinamitar las vías para impedir la entrada o salida de personas, mercancías, armamento o alimento.
Durante la Revolución Mexicana, la red ferroviaria visiblemente deteriorada requirió de inversiones importantes para lograr su reconstrucción; mucho de ese capital provino del extranjero. Además, al paso del tiempo los ferrocarriles tuvieron que competir en precio y eficicacia con las líneas de autobuses y otros medios de la época (los nacientes aeroplanos comerciales). Aunado a esto las presiones sindicales y la falta de mantenimiento pusieron a la industria al borde de la quiebra.
Esto ocasionó que el 23 de junio de 1937, el Presidente de México, Lázaro Cárdenas, con fundamento en la Ley de Expropiación, decretara la nacionalización de los Ferrocarriles Nacionales de México. Aunque quedó pendiente el pago de la deuda a empresas extranjeras, el Estado pudo por fin tener ingerencia en el sistema ferroviario y acoplarlo a las necesidades económicas del país. Fue entonces que el 1 de mayo de 1938 se otorgó la empresa a los trabajadores para que ellos mismos se encargaran de su administración. A continuación les presentamos unas imágenes de nuestra colección:
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