Ciudad de México, junio 12, 2025 20:58
Alcaldía Benito Juárez Medio ambiente

Raíces de hasta 45 metros: el alcance oculto de Laureano, el laurel centenario que en Tlacoquemécatl luchan por salvar

Es un ‘oasis ecológico’ bajo amenaza de un negocio de lujosos departamentos

Laureano da refugio a aves, polinizadores y microorganismos del suelo, mientras sus raíces —extensas y superficiales— lo hacen vulnerable ante cualquier intervención urbana.

STAFF / LIBRE EN EL SUR

Mientras un árbol parece inmóvil en su dignidad, sus raíces narran otra historia: una expansión invisible que sostiene vida, memoria y territorio. Así ocurre con “Laureano”, el laurel de la India (Ficus microcarpa) cuya defensa encabezan vecinos de la colonia Tlacoquemécatl del Valle, en la alcaldía Benito Juárez. Frente a las excavaciones iniciadas para construir un edificio de departamentos de lujo, cobra relevancia un dato técnico que revela la dimensión real del riesgo: las raíces del ejemplar pueden alcanzar hasta 45 metros de longitud horizontal.

Este cálculo no es una suposición poética, sino una estimación respaldada por organismos internacionales, especialistas en arboricultura… y también verificada con herramientas de Inteligencia Artificial, que han cotejado literatura científica, manuales técnicos y bases de datos especializadas.

De acuerdo con el Manual Técnico de Protección del Arbolado Urbano (FAO-CONAFOR-UICN México, 2014) y el University of California Master Gardener Handbook, el laurel de la India (Ficus microcarpa) desarrolla un sistema de raíces particularmente vigoroso, que puede extenderse de dos a tres veces el diámetro de su copa, en busca de agua, nutrientes y anclaje. En el caso de Laureano —cuyo follaje mide aproximadamente 15 metros de diámetro—, eso implica una red subterránea de entre 30 y 45 metros desde el tronco.


Raíces superficiales, alto riesgo

Una de las características más documentadas del laurel de la India es que sus raíces, aunque muy extensas, son predominantemente superficiales. Se concentran mayormente en los primeros 30 a 90 centímetros del suelo, como lo detallan estudios técnicos y publicaciones de la International Society of Arboriculture (ISA). Esta condición lo hace especialmente vulnerable a cortes de raíz, excavaciones para cimentaciones o zanjas de servicios, aunque se realicen fuera del perímetro visible del árbol.

Además, investigaciones como Roots: The Hidden Half (Waisel et al., Academic Press) y documentos del Smithsonian Tropical Research Institute indican que Ficus microcarpa desarrolla raíces estructurales conocidas como buttress roots, cuya función es dar soporte y absorber nutrientes en la superficie del suelo. Cuando estas raíces son seccionadas o su entorno es compactado por maquinaria, el árbol puede perder estabilidad estructural, sufrir inclinaciones, necrosis o incluso colapsar. El daño puede pasar desapercibido al principio, pero sus efectos son acumulativos e irreversibles.


Un ecosistema barrial: Laureano como refugio de fauna

Laureano no solo es un árbol centenario; es un refugio de biodiversidad urbana. Investigaciones realizadas por académicos de la UNAM y la UAM han confirmado que los árboles maduros, especialmente especies como el laurel de la India, son fundamentales para sostener microclimas, cadenas tróficas y salud del suelo en zonas urbanas densamente pobladas.

En su ramaje han sido observadas aves residentes como gorriones, mirlos y tordos, así como colibríes, que visitan su follaje al amanecer. Diversas especies de abejas nativas, mariposas y abejorros polinizadores se alimentan de sus flores discretas y del microhábitat que genera su sombra. En el suelo que protege con su copa habitan lombrices, bacterias fijadoras de nitrógeno, micelios fúngicos y otros microorganismos esenciales para la fertilidad del subsuelo urbano.

También se ha documentado la presencia estacional de murciélagos frugívoros, que se alimentan de frutos de la especie y contribuyen a la dispersión de semillas. En un entorno cada vez más hostil para la vida silvestre, Laureano es literalmente un oasis ecológico, silencioso pero activo.

Desde mayo de 2025, vecinos de la zona han levantado la voz frente a lo que consideran una amenaza directa contra el árbol. La empresa Núcleo Urbano, que impulsa la construcción de un desarrollo inmobiliario en un predio colindante, comenzó excavaciones profundas sin contar con un dictamen de impacto ambiental independiente ni consultar con especialistas del arbolado urbano.

Ante la omisión de la Secretaría del Medio Ambiente capitalina, los vecinos iniciaron una campaña bajo el lema #SalvemosALaureano, con asambleas vecinales, mantas informativas, cobertura mediática y acciones legales. Entre las exigencias, piden la suspensión inmediata de las obras y una evaluación de riesgo por parte de especialistas independientes.

Colectivos ambientalistas, biólogos urbanos y defensores del espacio público han respaldado la causa, advirtiendo que cualquier intervención dentro de un radio de 15 a 20 metros del árbol ya constituye un daño al sistema radicular. Incluso en el caso de que la copa no sea tocada, las raíces pueden quedar debilitadas al grado de que el árbol no sobreviva a la obra.

Comprender la verdadera dimensión de las raíces de Laureano no es una curiosidad científica: es una advertencia documentada. El espacio vital de un árbol no termina en el perímetro de su sombra. En el caso del laurel de la India, esa vida se extiende silenciosamente por hasta 45 metros… y a tan solo 90 centímetros bajo nuestros pies.

La batalla por Laureano no solo es por un árbol, sino por el derecho de las comunidades urbanas a defender su entorno vivo, por el respeto a los ciclos de la naturaleza en medio de la expansión inmobiliaria, y por la posibilidad de imaginar otra ciudad: una donde un árbol como este siga siendo raíz, copa y refugio.

Compartir

comentarios

Artículos relacionadas