Libre en el Sur

ASTROLABIO / Cascarones de cultura de BJ

POR ARGEL GONZÁLEZ

Este espacio que inaugura hoy una serie de colaboraciones con Libre en el Sur está dedicado a las manifestaciones culturales y artísticas que tienen lugar en distintas zonas de la Ciudad de México, pero de manera particular me detendré en el trabajo que la nueva administración en Benito Juárez ofrezca en materia cultural. Por ahora, mi impresión no es favorable del todo. Luego de un recorrido por las Casas de Cultura, que ciertamente han sido remozadas, aprecio que dejan mucho que desear en cuanto a su oferta de talleres y la calidad de sus eventos en cartelera. El perfil de quienes trabajan ahí —como ocurre en casi en todas las ahora llamadas alcaldías, antes delegaciones de la CDMX— se ha convertido en un problema, porque se trata de gente no especializada, por lo tanto, improvisada para ocupar cargos en los recintos o trabajar en ellos, al punto en que a veces no está dispuesta ni a dar informes si no es refunfuñando, como si los usuarios tuviéramos la culpa de su mal humor y pésima actitud. El asunto de la profesionalización en los recintos culturales de la capital del país no es un asunto menor porque las administraciones cambian cada tres años y hasta ahora no han sido capaces de generar programas artísticos o culturales a largo plazo.

Foto: Especial

Sin la profesionalización del personal y la atinada selección de quienes ocuparán esos cargos, las Direcciones, Subdirecciones y Jefaturas de Cultura en las 16 alcaldías continuarán trabajando de manera improvisada, como ocurre en una alcaldía que conserva el PRD y que desde el 2006 ofrece los cargos de cultura a quién más votos consiga a sus candidatos a puestos de elección popular, por eso, los funcionarios devienen en personas sin perfil, familiares de líderes corporativos más interesados en obtener un empleo que en trabajar para la comunidad. Quienes toman decisiones en torno a la programación cultural o la calidad de los eventos artísticos que se presentan en sus recintos nunca han estado en contacto con alguna de las manifestaciones artísticas, sino que se trata de compadres y amigos del “mandamás”, que nunca terminaron la secundaria o el bachillerato y que mucho menos tienen vocación, formación o pasión artística alguna. Su mérito radica en la cantidad de gente acarreada a los mítines y eventos políticos de una de las tantas tribus perredistas que existían antes de que el sol azteca se convirtiera en una especie en extinción.

Esa es la realidad y hay que señalarlo porque los habitantes de esta ciudad merecemos servicios culturales de calidad. La promoción y gestoría cultural demandan la actualización y profesionalización de quienes asumen un cargo en la administración pública, tal como lo requieren muchas otras actividades que se desarrollan con y para la comunidad. Frente a ese lamentable escenario e independientemente del color partidista de quien encabece las nuevas administraciones, estaremos vigilantes de la propuesta cultural que encabezarán los primeros “alcaldes” en la CDMX, pero sobre todo en BJ, donde habremos de señalar con objetividad los esfuerzos realizados o no, encaminados a la recuperación de la vida cultural y artística.  Confío en que vienen aires de cambio en el país y quiero creer que el nuevo gobierno delegacional trabajará con compromiso para mejorar por mucho, lo que hasta hoy se ha hecho, o al menos, eso es lo que esperamos quienes vivimos en la Benito Juárez.

Cartografías de la resistencia o de cómo historiar el pasado con el cuerpo

Una  nueva mirada al 68 es la que ofrece la Dirección de Danza de la UNAM a través de una serie de intervenciones coreográficas en los espacios donde tuvo lugar el movimiento estudiantil más importante de la segunda mitad del siglo XX mexicano. Bajo el título Cartografías de la resistencia, se ha realizado un espléndido trabajo en el que los cuerpos en movimiento capturan la esencia de esos días, cinco décadas después. El pasado lunes 30 de julio un grupo de entusiastas jóvenes  participaron como voluntarios en la Historia del Cuartelito, original de la coreógrafa y bailarina Érika Méndez, con lo que se recordó el episodio conocido como “El bazukazo”.  El ensayo general, un día antes se le brindó a Xavier Robles, guionista de la afamada película Rojo Amanecer quien, en un emotivo encuentro con los intérpretes y en referencia a lo ocurrido en 1968 dijo que  “La lucha no fue en vano, el tiempo no ha pasado en balde”. Acudieron además Guadalupe Ortega, también guionista de la misma cinta y la actriz Paloma Robles, que interpretara a Graciela. En el recinto ubicado en San Ildefonso 30, Centro Histórico, la coreógrafa retrotrajo el tiempo en un solo lugar: ese mismo que fue convento y que durante el siglo XX funcionó como el anexo de la Secundaria y Preparatoria 2 y que actualmente alberga las oficinas de Difusión Cultural de la Escuela Nacional Preparatoria. La espléndida puesta dancística inició a las afueras del recinto. Desde las coordenadas del cuerpo, ubicados en el presente, el grupo de actores-bailarines llevó a los espectadores a un encuentro con el ayer. Lo que es digno de resaltar en este trabajo es la manera en que la danza logra conectar de golpe, al espectador, con su propia historia, con su esencia. La fuerza del discurso no radica en la palabra sino en aquello que la corporalidad transmite. Desde aquí, quiero hacer un reconocimiento a la coreógrafa Érika Méndez y a su entusiasta equipo, quienes se sumaron a este esfuerzo como voluntarios porque consideraron que no sólo era un honor, sino una obligación rememorar in situ lo ocurrido en 1968. La Dirección de Danza de la UNAM ha anunciado otras intervenciones coreográficas para recordar aquellos vertiginosos días y desde aquí anunciaremos las fechas y horarios para que usted no se lo pierda por nada.

 

 

 

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