Los bancos de alimentos siguieron con su labor, trabajando para responder ante la crisis, ajustando sus estrategias y operaciones
POR ANA PATRICIA BÁEZ
En el país se desperdician 20.4 millones de toneladas de alimentos cada año, un promedio de casi 158 kilos por persona y 56 mil toneladas a nivel nacional, según datos del Banco Mundial.
Es por eso que los bancos de alimentos son un puente entre la abundancia y la carencia, ya que mucho del producto que rescatan provienen de los mercados de abasto, las tiendas de autoservicio, los campos agrícolas, las empacadoras y la industria alimentaria en general, para sean distribuidos, así evitando el desperdicio de productos aptos para el consumo humano.
La Central de Abastos genera diariamente 550 toneladas de desperdicios y se estima que de estas el 70 por ciento son orgánicos. Además el 60 por ciento de las donaciones de productos perecederos provienen de estos lugares.
La pandemia de COVID-19 ha agudizado la inseguridad alimentaria hasta un punto que no se había visto en décadas. El mayor riesgo a corto plazo, según la FAO, es no poder garantizar alimentos a la población debido a la interrupción en las cadenas de suministros de alimentos a nivel mundial, por los bloqueos internacionales y nacionales en la transportación; al cierre de fronteras, cierres de mercados nacionales mayoristas y minoristas por presentar casos de la enfermedad.
Los bancos de alimentos siguieron con su labor, trabajando para responder ante la crisis, ajustando sus estrategias y operaciones; no sólo continuaron operando en primera línea, sino que redoblaron esfuerzos para dar respuesta a los nuevos desafíos. Derivado de la crisis, la mayoría de ellos experimentaron una alta demanda de alimentos, dificultades en el abastecimiento de comida, menor participación de voluntarios y un aumento en gastos de operación.
Es por lo cual desde el Congreso de la Ciudad de México, presenté una Iniciativa de Ley, para que los bancos de alimentos puedan llegar a más personas, así como para que puedan operar de una manera más optima; y que se generen campañas y políticas públicas que fomenten la donación de alimentos, con el fin de apoyar a los sectores de la población de escasos recursos.
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