Antes de iniciar, quiero agradecer a Libre del Sur, la oportunidad de colaborar en este imprescindible medio de comunicación para los habitantes del sur de la ciudad.
Quien llegue como jefe delegacional en la demarcación Benito Juárez, lo primero que tendrá qué hacer es llevar a cabo un recuento de daños ocasionado por quienes han gobernado en los últimos años. Las últimas tres administraciones han propiciado que dicha delegación se encuentre en un sistemático deterioro en todos sus rubros. Ejemplo de ello es que en el 2003, la demarcación – con sus 57 colonias – llegó a ocupar el primer lugar en materia de educación. Actualmente ocupa el cuarto sitio.
De acuerdo con datos del INEGI, la delegación Benito Juárez, se colocaba dentro de las primeras en el capítulo de seguridad pública; pero, ahora, igual que las demarcaciones de Iztapalapa y Cuauhtémoc, es una de las más violentas.
¿Y los ciudadanos?
Entre indolencia y corrupción de sus gobernantes, la delegación padece un mal que se ha vuelto crónico entre las autoridades, pues han cumplido cabalmente con quienes los impusieron, con quienes pagaron sus campañas y con los que — pese a sus deficiencias — los han mantenido en sus cargos; sólo les ha faltado un pequeño detalle: cumplirle a los habitantes de la demarcación, que fueron quienes los eligieron.
Coludidos con personal contratista, los funcionarios se han dedicado a simular que cumplen con las leyes de construcción; sin embargo, la realidad es que toleran y violan las normas de uso de suelo. Se realizan y autorizan toda clase de obras rompiendo el entorno urbano, y del medio ambiente. Desde hace casi 9 años, dio comienzo este problema. Se construyen edificios sin los servicios elementales para asegurar la calidad de vida de sus habitantes; es decir, sin agua ni estacionamientos, principalmente.
Los casos
Otros sucesos han tenido lugar en la colonia San Simón Ticumác. Hace varios años se llevó a cabo una obra para derrumbar una nave industrial, hecho que afectó la estabilidad de varios edificios. Tras las quejas correspondientes, se descubrió que la licencia de demolición era apócrifa.
En la colonia Crédito Constructor se construye de manera ilegal, justificando que existen documentos oficiales para hacerlo, pero se ha comprobado que son papeles ficticios, con lo que se viola el uso de suelo.
Cuando las autoridades se ven obligadas a actuar por las presiones de los vecinos, simulan que clausuran la obra, pero solamente se colocan los sellos como: suspensión de actividades y nunca se clausura.
El comercio formal e informal, igualmente, han dado al traste con la arquitectura urbana de la delegación Benito Juárez. Casas que se definían por su belleza y antiguedad ahora son utilizadas como establecimientos de compra y venta de mercancías. Todo ello, con la anuencia de funcionarios.
Los daños causados al patrimonio de la delegación son hechos evidentes. Por eso es fundamental cuantificar los detrimentos que se observan en esa parte de la ciudad, y que ha denunciado la ciudadanía. Escuchar a la gente y resolver sus demandas será la responsabilidad a acatar de quien asuma el cargo como jefe delegacional en Benito Juárez.
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