Ya para nadie es un secreto que México, nuestro hermoso país, es uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo. Que se llegue a los autores intelectuales del atentado contra Ciro Gómez Leyva es la exigencia.
POR VÍCTOR MANUEL JUÁREZ
Por el bien de todos, los ataques contra medios, periodistas, analistas y columnistas desde el púlpito de Palacio Nacional, pronunciados por el jefe del Ejecutivo Federal, André Manuel López Obrador deben cesar.
Solidario con Ciro Gómez Leyva –quien no es mi amigo, pero si compañero de gremio y en su momento hermano en las trincheras del Futbol Americano, allá en los Gamos del CUM—me sumo a la exigencia de una profunda y diáfana investigación que dé, no sólo con los sicarios ejecutores, sino con los autores intelectuales.
Ingenuos y hasta mala leche son aquellos que creen que el señalar a diario a los medios y sus actores de corruptos, vende patrias, fifís, plumas vendidas a los poderosos de antaño y demás descalificativos, no provocan un sentimiento adverso entre los seguidores, fieles y más en los fanáticos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Así, las hipótesis son muchas y merecen ser escuchadas y analizadas para dar pasos ciertos en la indagación.
Empero, debe también cesar la insistencia de la hipótesis lanzada por el presidente López Obrador, en el sentido de que detrás del atentado contra el mediático periodista, pueden estar grupos opositores a su gobierno, de la derecha, para descalificar, desprestigiar y condenar a su administración.
No, señor presidente, no de línea a las autoridades judiciales encargadas de investigar, tampoco de línea a sus fieles que ya han hecho señalamientos en el sentido de que Ciro, “algo debe, pues hasta auto blindado usa”.
También resulta absurdo pensar y decir, que el comunicado abierto y firmado por decenas de periodistas, tiene como objetivo acabar con las mañaneras, no, tampoco es así. Ese es parte del muy personal estilo de López Obrador y tiene derecho. La línea medular del desplegado apunta al fin de los mensajes, discursos y líneas de odio, que tiene dividido, polarizado y hasta enfrentado al país.
Ya para nadie es un secreto que México, nuestro hermoso país, es uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo. Incluso por encima de Afganistán o Ucrania, naciones inmersas en conflictos bélicos. En este contexto, el jefe del Ejecutivo Federal ataca un día sí y otro también a los medios y periodistas y afirma que hay toda una campaña mediática orquestada en su contra. Tampoco es así, medios y actores tienen como misión cuestionar, criticar y señalar las malas prácticas de los tres niveles de gobierno, los abusos de poder tanto del poder oficial como el de los poderes fácticos.
En diversos tonos, políticos, personajes públicos y demás actores de la sociedad han condenado el atentado y exigido justicia. No piden un trato especial, sólo justicia.
El país se encuentra inmerso en una espiral de violencia e inseguridad que exige un cambio radical en la política de seguridad pública y combate al crimen organizado. Los abrazos y no balazos se han traducido también en muertes de inocentes civiles, poblaciones fantasma, persecuciones y balaceras a plena luz del día. Es tal la inseguridad que hasta las mismas fuerzas armadas han sido tocadas por el crimen organizado. En Fresnillo, Zacatecas les bajaron a un general que se desempeñaba como jefe de seguridad de la entidad, en Jalisco les secuestraron a un coronel.
No, no vamos bien en materia de seguridad, como tampoco en salud y economía –los renglones más sensibles para la población, que en esta navidad verá mermada la cena a falta de ingresos suficientes para paliar la inflación–.
La hipótesis del presidente sobre el atentado contra Gómez Leyva es, en verdad, una auto victimización: “puede ser una respuesta de grupos contrarios a nosotros, para afectarnos, para afectar a nuestro gobierno, porque la gente sabe muy bien de que nosotros somos muy respetuosos de la vida y no nos atreveríamos a hacer una cosa así”. No, eso es fantasear mucho. Pero si es posible que, un medio o descerebrado completo, entienda los señalamientos desde el púlpito como una orden a ejecutar.
En dicho sentido ha sido el senador independiente –y que llegara por Morena al Senado— Germán Martínez quien ha hecho el más duro señalamiento sobre el tema: “Desde Presidencia se alienta un ambiente de mentecatez y envenenamiento, así como también de encono hacia los periodistas opositores, y acuso al mismo gobierno de generar ellos mismos la desestabilización con su ineficacia, mediocridad y vulgaridad.
En diversos tonos, políticos, personajes públicos y demás actores de la sociedad han condenado el atentado y exigido justicia. No piden un trato especial, sólo justicia.
Los datos ahí están, México el lugar 179 de 180 como el indicador de inseguridad de los periodistas. En el presente sexenio se han asesinado a 37 periodistas, la mayoría a balazos y en emboscadas,12 de ellos en tan sólo en lo va del año por terminar.
Que se llegue a los autores intelectuales del atentado es la exigencia, y que no ocurra como en el asesinato a Manuel Buendía, donde sólo fue aprehendido el gatillero, quien le puso la pistola, más no el autor intelectual.
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