A pesar de que Un completo desconocido se fue con las manos vacías en los Oscar 2025, donde estaba nominada en 8 categorías, esto no le resta mérito a la película ni a las destacadas actuaciones de su elenco.
POR FRANCISCO ORTIZ PARDO
Había huracanes en tus ojos (De cielo gris)
Y las noches eran siglos de conquistas (Subterráneas)
Relamías la vida a tu gusto y sin mesura
Y defendías el rincón de los suspiros.
Y caíste como cae la edad
Impaciente y sin piedad
Ahora vives como la última tentación
Impaciente y sin piedad.
Caifanes.
Woody Guthrie no era solo un tipo con una guitarra y una voz rasposa. Era el paisaje mismo de un Estados Unidos roto y esperanzado, el eco polvoriento de una carretera infinita, el trovador que convirtió el dolor de la Gran Depresión en himnos para los olvidados. Nació en Okemah, Oklahoma, en 1912, y creció entre las tormentas de polvo y la pobreza, absorbiendo las historias de su gente como un árbol seco que aprende a sobrevivir con poca agua.
Con su eterna guitarra— esa que llevaba la inscripción This machine kills fascists— Guthrie recorrió el país de punta a punta, cantando en trenes de carga, tabernas y campos de trabajo. Su voz no era la más bella, pero tenía la verdad de los caminos recorridos, de los jornaleros explotados y de los obreros que nunca verían un sueño cumplido. Nunca los genios poetas tienen la mejor voz, como bien sabe Joaquín Sabina. Lo de Guthrie no era afinación, era convicción. Su canto era más fuerte que cualquier técnica vocal: era un grito de la tierra, la banda sonora de los que nunca tuvieron micrófono.
This Land Is Your Land fue su respuesta al patrioterismo vacío, un himno que no celebraba fronteras, sino la tierra compartida, el país de todos y de nadie. Su legado quedó sellado en Dust Bowl Ballads, un disco que es más documental que álbum, el testimonio sonoro de una época de desarraigo y hambre. Si la historia oficial olvidó a los desposeídos, Guthrie se encargó de grabarlos en la memoria colectiva con su voz y su pluma.
Esta tierra es tu tierra, esta tierra es mi tierra,
Desde California hasta la isla de Nueva York,
Desde las secas praderas hasta el golfo ardiente,
Esta tierra fue hecha para ti y para mí.
No buscaba la gloria, pero la historia se encargó de dársela. Sin Woody Guthrie, Bob Dylan habría sido un muchacho sin camino, Bruce Springsteen no habría encontrado su voz, y la música folk tal vez no habría sido más que un murmullo de nostalgia. Woody Guthrie no fue un músico: fue un cronista, un testigo, un profeta del polvo y la lucha. Y aunque su cuerpo se apagó en 1967, su voz sigue sonando en cada guitarra rasgada con furia y en cada canción que le canta a la injusticia con la certeza de que aún queda algo por cambiar.
Esta conexión entre Guthrie y Dylan se retrata en la película A Complete Unknown (Un completo desconocido), dirigida por James Mangold y estrenada en 2024. En el filme, Timothée Chalamet interpreta a un joven Bob Dylan que, recién llegado a Nueva York en 1961, visita a su ídolo Woody Guthrie, interpretado por Scoot McNairy, en un hospital donde este se encuentra gravemente enfermo. Esta escena refleja la profunda admiración de Dylan por Guthrie y cómo este encuentro influyó en su carrera musical.
Sin embargo, el guion de la película tiene el defecto de no explicar bien el valor y la dimensión de Guthrie para que se entienda cómo marcó la trayectoria de Bob Dylan, que a la vez llevó la poesía al rock. Y de eso se trata realmente la película: de la transición de Dylan del folk al rock, lo que le valió ser considerado un traidor por una parte de los seguidores del folk. Esa ruptura, sin embargo, le permitió convertirse a la vez en otra leyenda aún más grande que Guthrie y probablemente en la mayor influencia de todos los tiempos en los contenidos del rock universal.
Porque gracias a Dylan, bandas tan míticas como The Beatles consideraron importante revolucionar sus canciones en la medida de los contenidos, de los buenos contenidos, e introducir la poesía como una forma de protesta. Dylan fue el catalizador de un cambio que llevó al rock and roll más allá del ritmo pegajoso y las letras intrascendentes. Su encuentro con John Lennon y Paul McCartney en 1964 los hizo entender que el rock podía ser mucho más, que podía hablar de algo, cuestionar, trascender. Así fue como The Beatles, que habían construido su éxito con canciones sobre amor juvenil y diversión, se sumergieron en nuevas temáticas, explorando letras introspectivas, críticas y, en muchos casos, poéticas.
La ruptura de Dylan con el folk para llevarlo al rock and roll hizo posible que mucho del folk quedara impreso en el rock, pero sin un afán de militancias ni de banderas políticas, sino con un legítimo aire libertario. No era la música de la izquierda ni de la derecha: era la música de la libertad, del pensamiento crítico, del individuo que, guitarra en mano, podía cuestionar al mundo entero con una sola canción.
Único autor de canciones que ha ganado el Premio Nobel de Literatura, Dylan merece que A Complete Unknown cobre un valor especial porque se trata de uno de los personajes más importantes en la historia del rock. Para las nuevas generaciones, para una parte de los chavos de ahora que huyen o se autoexilian de las basuras del reguetón, Dylan representa un refugio, un faro en la tormenta de la mediocridad sonora. En este gusto retro, en esta búsqueda por algo con verdadero peso, lo encuentran a él, un personaje que hasta hoy sigue influyendo en los mejores contenidos del rock y el pop. Y su vigencia no es solo académica o nostálgica: es una muestra palpable de que el rock no ha muerto.
Prueba de ello es Y caíste, la nueva canción de Caifanes, que ha traído un eco inesperado de Dylan, con una semejanza importantísima, muy significativa, con Like a Rolling Stone. La crítica que hace esta canción, con su famosa frase How does it feel? (¿Cómo se siente?), ha sido considerada la más poderosa en la historia del rock. No solo por lo contestatario, sino por lo poético, por el filo con el que desmantela hipocresías, por la forma en que Dylan convirtió la rabia y la melancolía en arte, en una bofetada lírica que sigue resonando en cada verso de los que, como él, entienden que la música no es solo sonido, sino significado.
A pesar de que A Complete Unknown se fue con las manos vacías en la ceremonia de los Premios Óscar 2025, donde estaba nominada en ocho categorías, esto no le resta mérito a la película ni a las destacadas actuaciones de su elenco. En particular, la interpretación de Timothée Chalamet en el papel de Bob Dylan fue ampliamente elogiada por la crítica y el público. Su actuación compitió de manera notable con la de Adrien Brody en The Brutalist, quien finalmente se llevó la estatuilla al Mejor Actor.
Sin embargo, más allá de los premios, Chalamet logró capturar con una precisión fascinante esa enigmática y misteriosa forma de ser de Dylan, ese aire esquivo que, incluso casi 70 años después del inicio de su carrera, sigue sin ser completamente desentrañado. Su interpretación no es solo una imitación: logra reflejar la actitud de Dylan, su forma de ver el mundo, esa mirada que parece ver más allá del presente y al mismo tiempo estar sumida en un abismo interno. Captura su introversión, su dificultad para sostenerse en el mundo exterior, la manera en que parece siempre estar presente y ausente a la vez.
El rock sigue vivo, las leyendas se reescriben con cada generación y, aunque el mundo se llene de ruido, siempre habrá quien busque en Dylan, en Guthrie, en los versos que sacuden y en los acordes que incendian. Esta tierra fue hecha para ellos y para todos aquellos que, aún hoy, siguen creyendo que la música es algo más que un simple sonido: es la última revolución posible.
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