Libre en el Sur

ROLANDO ANDO / Que no hay sabotaje, sino crimen organizado

Hay un conductor del Metro en arraigo domiciliario por dizque conducir negligentemente e irse a impactar contra otro convoy ¿quién en su sano juicio se estrella para quedar lesionado o matarse?

POR VÍCTOR MANUEL JUÁREZ

La hipótesis del gobierno capitalino y su narrativa sobre sabotajes al Sistema de Transporte Colectivo se cae a pedazos como el mismo Metro. La presencia de la Guardia Nacional no ha impedido que los incidentes “atípicos” se den casi a diario, aunque si ha inhibido el robo de cables de cobre.

Ahora, ante la imposibilidad de demostrar posibles boicots o sabotajes cometidos por los trabajadores, apuntan a bandas organizadas que roban toneladas, si toneladas de cobre sin que puedan ser detectadas, o al menos observadas en las partes exteriores del sistema

La semana inició con un fuerte despliegue mediático de parte de la autoridad capitalina, para justificar la falta de mantenimiento que tiene en vilo a nuestro Metro, tan usado como golpeado por años y en diversas administraciones. El señalamiento de sabotaje pegó en la parte más sensible, los trabajadores del Metro, quienes de inmediato respondieron para dilucidar el pleito casero, que ya ha cobrado vidas: 26 en la línea dorada, una en la línea naranja.

La Fiscalía General de Justicia investiga siete de los incidentes, incluido el alcance de vagones, con el señalamiento de que “detrás de estos hay actos dolosos que podrían derivar en acusaciones de sabotaje”. Es decir, meras suposiciones que no han podido sustentar.

Las indagaciones periodísticas señalan que, del último incidente fatal, en la Línea 3, a la fecha se han suscitado 16 percances, es decir uno cada 31 horas y que han provocado que el servicio se suspenda. El mismo director del Metro en diversas entrevistas ha reconocido que hay “obsolescencia” ya en el STC, pues su uso constante y desde hace muchos años requiere de mucha atención y mantenimiento.

Los casos “atípicos” se dan casi todos los días y van desde humaredas, ponchaduras de llantas, puertas que no cierran, desprendimiento de cables, “alcances” de vagones, objetos arrojados a las vías como latas de refresco y cerveza. Destaca entre estos la aprensión y posterior liberación de una humilde ama de casa a quien se le cayeron las aspas de su lavadora y fue señalada de saboteadora, así como la de un conductor en arraigo domiciliario por dizque conducir negligentemente e irse a impactar contra otro convoy ¿quién en su sano juicio se estrella para quedar lesionado o matarse?

Sabemos que, desde la semana pasada, la Fiscalía General de Justicia investiga siete de los incidentes, incluido el alcance de vagones, con el señalamiento de que “detrás de estos hay actos dolosos que podrían derivar en acusaciones de sabotaje”. Es decir, meras suposiciones que no han podido sustentar.

En diversas entrevistas, el director del STC, Guillermo Calderón apunta en ese sentido, dice que el robo de cables ha ocasionado constantes averías y accidentes en los últimos meses y apunta directamente al crimen organizado.

Asegura el funcionario capitalino que desde el 2022 se sustrajeron 33 toneladas de cable, lo que implica 14.5 kilómetros, lo que pone en riesgo el servicio y la seguridad de los usuarios. A Ello debe añadirse que en el mes pasado se robaron cuatro kilómetros más de cables, sin que la Guardia Nacional lo haya detectado.

En conferencia de prensa, Calderón, explicó que la mayoría de los cables robados son en zonas exteriores del metro y no bajo los túneles. Aseguró que la presencia de la GN ha propiciado la disminución de la extracción. E informó se instalarán más de tres mil cámaras en diversos puntos exteriores e interiores para frenar el ilícito.

Empero reconoció que la tarea es titánica, pues de los miles de kilómetros de vía, hay muchos registros que son vulnerables como son los registros externos de las líneas 1, 2, y 3 cuyos registros no se encuentran en áreas confinadas y sólo los separa una malla ciclónica que puede ser violentada para robar el cable y observó que para robar el cable de cobre se requieren de cuadrillas y camiones de redilas.

De esta manera, la hipótesis y narrativa sobre un sabotaje, por parte de los mismos trabajadores, apoyados por su sindicato se empieza a derrumbar, pues, el mismo directivo aseguró que hay una buena relación y todo apunta a bandas delincuenciales bien organizadas como para extraer toneladas de cables.

Ojeroso por las desveladas y desmañadas, Calderón admitió también que hay “obsolescencia” en nuestro Sistema de Transporte Colectivo, nacido con bomba y platillo en septiembre de 1969, lo cual sólo se explica por el gran uso y demanda, conjuntado con el descuido y falta de mantenimiento, pues hay Metros en el mundo, mucho más añejos que el nuestro.

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