Libre en el Sur

“De tu Valentín…”

En mi caso, he de decir que en  mis años de juventud el también llamado Día del Amor y la Amistad, lo disfrute al máximo. Si no tenía galán, la celebración era con las amigas; desde que iniciaba el día en el Instituto Lasalle de Guanajuato capital  para más tarde reunirnos en alguna casa, intercambiando mensajes,  dulces   chocolates, o simplemente vistiéndonos o portando algo rojo.

POR REBECA CASTRO VILLALOBOS

A unos cuantos días de la amorosa y amistosa celebración de San Valentín (el próximo domingo), me cuestiono si en esta ocasión, por las condiciones pandémicas, se podrá festejarlo como antaño suelen hacerlo muchas parejas y amistades.

En el primer caso si es que ya viven juntos y/o comparten una vivienda será más fácil. En el segundo, tengo mis dudas, lo cual me entristece porque ahora más que nunca la convivencia de las amigas y amigos, incluso familiares, nos haría palpitar más fuertemente nuestros corazones, sintiéndonos vivos y agradeciendo a Dios y la Virgen la fortuna de estar en esta tierra.

En lo personal, en nuestros ya casi 25 años de relación como pareja, han sido contadas las ocasiones, por decir no decir nulas, que Paco y yo festejamos o le damos importancia a esa fecha, sumado a que entre nosotros hay más de cuatrocientos kilómetros de distancia, para él es considerado un día muy comercial y/o mercantilista.

En mi caso, he de decir que en  mis años de juventud el también llamado Día del Amor y la Amistad, lo disfrute al máximo. Si no tenía galán, la celebración era con las amigas; desde que iniciaba el día en el Instituto Lasalle de Guanajuato capital  para más tarde reunirnos en alguna casa, intercambiando mensajes,  dulces   chocolates, o simplemente vistiéndonos o portando algo rojo. El caso era que no pasara inadvertida la fecha.

Conforme pasó el tiempo y “atrape” novio,  la conmemoración tomó más importancia, al grado de hacer “guardaditos” para la adquisición de algún regalo para el susodicho, que valga decir, por mi condición de estudiante, casi siempre terminaba en una pobre postal alusiva o si bien le iba un pastel; pero ni siquiera horneado por mí, sino por mi hermana Patricia, a quien la repostería siempre se la ha facilitado, y por si fuera poco, el suculento manjar todavía costeado por mis padres.

Era tan esperado el día, que literalmente muchas de mi grupo de amigas, o de mis hermanas, la noche anterior no dormíamos en espera que a nuestras puertas y/o ventanas arribarán los enamorados, con serenatas, a veces muy improvisadas y otras hasta con rondallas y parte de Estudiantinas. Era todo un festín, reconozco con nostalgia. Sin embargo dejo atrás esos lindos recuerdos que atesoro.

Refiero que ayer durante mis horas de oración diaria me llegó el aviso de que iniciaba la Novena a San Valentín. “Para los que guardan la esperanza de conocer a su futuro esposo o esposa. Conseguir una pareja adecuada”. He de serles sincera, por mi mente nunca ha pasado que existiera tal ofrenda “que sirve para asistir a aquellos que tienen esperanza de conocer al amor de sus vidas y que esperan su aparición pronto”.

Al principio me provocó una leve sonrisa, quizás porque no estoy en esa situación de búsqueda. Empero, adentrándome en el tema, reflexiono y considero que es muy válido, sea quien sea, jóvenes, adultos o quienes han perdido a su media naranja, pidan con fervor que se les conceda el milagro de convivir y compartir la vida con una persona y no pasarla en una triste soledad.

Así pues, me enteró que la Novena a San Valentín, fue publicada por la Iglesia Católica en Inglaterra, programada especialmente para que coincida con la celebración del Santo. El Obispo Mark O´Toole, de Playmouth, quien coordina el trabajo de la misión católica en ese país y en Gales, señala: “El lanzamiento de esta oración ayudará a recordar a todo el mundo que Dios tiene un plan amoroso para cada uno de nosotros y que siempre hay razones para estar llenos de esperanzas”.

Añade: “Nuestras oraciones, pueden ser respondidas en formas que nunca esperábamos, y es importante estar abiertos a esto. Sin importar las circunstancias, debes saber que no estás solo, que eres amado por Dios, que está lleno de sensibilidad, misericordia y compasión”.

A todo lo anterior me puse a indagar más y confirmo que el catorce de febrero forma parte de una festividad cristiana, en conmemoración de las buenas obras realizadas por San Valentín de Roma, relacionadas con el concepto universal de amor y afectividad. Incluso su origen fue como contrapeso de las festividades paganas, que se realizaban en el imperio romano.

No obstante, a pesar del reconocimiento de San Valentín de Roma, como fundador e iniciador de la fiesta, también se asocia a otros religiosos mártires con el  nombre de Valentín. Aunque tal presunción no socavó la leyenda principal en la que se fundamenta la celebración toda vez que dicho santo casaba a los soldados con sus damas en las bodegas de las cárceles del imperio en tiempos que el cristianismo fue prohibido por el emperador Claudio II, quien mandó capturarlo  y traerlo frente a él para que se excusara. Y pese a que su intención era sólo que se disculpara y sacarlo de la ciudad,  sin embargo, a  influencias de otros funcionarios  decidió decapitarlo.

Señalan que los días que estuvo en cárcel para su ejecución vio que la hija del juez de la prisión era ciega, y por medio de oraciones le pidió a Dios que la joven tuviera la dicha de volver a ver. Después, durante su traslado a la plaza pública, San Valentín le regaló un papelillo a la muchacha para que lo leyera. Ella, sin entender el motivo, ya que era ciega, abrió el papel y por primera vez logró ver y lo primero que vio era una frase que decía “Tu Valentín”, como forma de despedida. Algunos historiadores que apoyan este relato como el único y verdadero aseguran que se llegó a enamorar de la  joven, por lo cual el simbolismo como santo de amor fue mayor.

Posteriormente, ya como religión oficial de Roma y con el Papa Gelasio I como líder, se buscaba la eliminación de las celebraciones lupercales (fiesta pagana dedicada a la fertilidad  en las que las mujeres eran golpeadas con látigos hechos de piel de cabra y perro). Así y para rebatir esos rituales, se enalteció la vida noble de Valentín, representando el amor entre los humanos. La fiesta fue poco a poco asimilándose. Se tiene conocimiento que el primer día de San Valentín se conmemoró en el año de 494, dejando de celebrarse hasta que el Papa Pablo IV, durante el Concilio Vaticano, de 1969, la eliminó del calendario litúrgico, no obstante, universalmente se sigue considerando el catorce de febrero, como memorial de San Valentín.

Como buena católica, estoy cierta que la oración, si es ofrecida sinceramente, es respondida acomodándose a lo que será nuestra máxima felicidad y bien personal por lo que en estos tiempos que se ha desvalorizado el amor y la amistad, provenga de donde provenga, en mi humilde opinión aprecio la iniciativa de promover esa Novena, que además de ayudar a conseguir conyugue, es ofrecida para obtener gracias, favores y peticiones especiales a Dios.

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