En 2021 hubo 131 448 personas que solicitaron refugio en México, reafirmando la tendencia al alza y convirtiendo ese en el año con mayor número de solicitudes en la historia.
POR NANCY CASTRO
MADRID. El 20 de junio se celebra el día del refugiado. México ha acogido a millones de personas provenientes de todo el mundo. El Día Mundial del Refugiado es un día internacional designado por las Naciones Unidas para honrar a las personas refugiadas y desplazadas por una u otra razón. Cada año centra su atención en los derechos, las necesidades y los sueños de quienes se ven forzados a huir. Los refugiados son personas que huyen del conflicto y su persecución. Su condición y su protección están definidas por el derecho internacional, y no deben ser expulsadas o retornadas a situaciones en las que sus vidas y sus libertades corran riesgo.
A finales de 2019, el número de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo aumentó a casi 79.5 millones. Se calcula que entre 30-34 millones de los 79.5 millones de personas desplazadas por la fuerza eran niños y niñas menores de 18 años. También hubo 45.7 millones de desplazados internos, 4.2 millones de solicitantes de asilo.
La tragedia mayor no es la que supone ser acogido como refugiado por otros países, sino la que representa ser expulsado por nuestro propio país…”
En México desde 1980 se cuenta con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) cuya labor es brindar atención a personas refugiadas y a quienes reciben protección. En 2021 hubo 131 448 personas que solicitaron refugio en México, reafirmando la tendencia al alza y convirtiendo este año en el año con mayor número de solicitudes en la historia.
Además del aumento en el número de solicitudes, la población que busca refugio en México es cada vez más diversa en cuanto a nacionalidad, género y edad. Cuatro de cada diez solicitantes de refugio en México son mujeres y 23% son niños, niñas y adolescentes, de los cuales casi dos mil llegan a México sin la compañía de familiares. El 16 de abril de 2021, la CNDH y el Instituto Nacional de Migración (INM), firmaron un Convenio Marco de Colaboración para brindar capacitación en materia de Derechos Humanos a las y los servidores públicos de la dependencia federal. En términos de nacionalidad, casi la mitad de las solicitudes son de personas originarias del norte de Centroamérica, seguidas de personas haitianas, venezolanas y cubanas.
Sin embargo, a México llegan personas de más de quince países buscando protección.
Según un informe presentado por la comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos el desplazamiento interno masivo ocurre en el último año en diez estados del país causados por la violencia de grupos armados, la persecución política o el asedio territorial –es decir, que no se incluye a las miles de personas desplazadas, por ejemplo por daños ambientales— Pero el desplazamiento interno debido a la crisis de inseguridad que vive México, de los efectos de la violencia es de los temas que más se oculta, de los que menos se habla. Sin embargo es de las repercusiones más desestabilizadoras, pues comunidades enteras tienen que dejar todo lo que han logrado conseguir fruto de esfuerzo y trabajo.
Tampoco se habla de la gente que está varada en la frontera con E.U pidiendo asilo político. Hasta 2023 se tenía un registro aproximado de un millón doscientas personas desplazadas en todo el país. En junio de 2023 Chiapas sufre enfrentamientos en donde comunidades enteras son obligadas a dejar sus casas, el más reciente caso de desplazamiento forzado en el país sucedió los primeros días de junio del presente año, provocado por una semana de enfrentamientos entre grupos armados en los municipios de Frontera Comalapa, Mazapa de Madero, Chicomuselo, la Trinitaria y Comitán, en la zona fronteriza del estado de Chiapas con Guatemala.
El Comité de Derechos Humanos Digna Ochoa informó que al menos 3,000 personas huyeron de la violencia y para evitar el reclutamiento forzado con grupos del crimen organizado.
El desplazamiento forzado en el país también está asociado a homicidios, amenazas, despojo, lesiones, robo, asalto, extorsión, secuestro, siembra de amapola, reclutamiento e intimidación, ante lo cual se presentan dos opciones para la población: colaborar en los actos ilícitos o abandonar su lugar de residencia.
Existen desplazados por la violencia que se convirtieron en exiliados y perdieron su condición de desplazado interno. Hay situaciones fuertes como en Chiapas donde la situación es más visible, así como Zacatecas y Michoacán. Ahí existen familias binacionales que acaban ocultando la dimensión del tema. Porque antes sólo cruzaban la frontera y se iban con los primos. No obstante, el desplazamiento individual es el más amplio y a su vez el más desconocido ya que se registra en la intimidad de las familias afectadas. Guadalupe Pérez Gómez, habitante de Polhó, cuenta que los disparos cruzaron los techos de lámina y cartón de viviendas de este poblado.
“Por la tarde empezaba a moler mi maíz cuando escuché los disparos, los niños jugaban en la calle, cerré y corrí a refugiarme al monte con mi familia. Los niños y las niñas tienen miedo como cualquier persona, esa gente ya no viene con razones, viene con armas de calibre de alto poder”.
Sin embargo la tragedia mayor no es la que supone ser acogido como refugiado por otros países, sino la que representa ser expulsado por nuestro propio país.
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