POR MARCO ANTONIO ROMERO SARABIA
El pasado 30 de mayo leímos con cierta preocupación el tuit enviado por el presidente de Estados Unidos en el que se anunciaban aranceles del 5% a las importaciones mexicanas hasta que cesara la “migración ilegal” hacia nuestro vecino del norte y que la tasa se incrementaría gradualmente hasta que se solucionara el problema migratorio.
La tensión no se hizo esperar. Según una encuesta de El Financiero, 39% de la población mexicana consideraba que estas medidas perjudicarían más a México y 52% sostuvo que el presidente Trump mantendría esta medida de presión comercial.
El escenario lucía pavoroso. La imposición representaría un duro golpe a la economía mexicana por la pérdida de empleos, desconfianza de inversionistas y el cuerpo diplomático cargaría con una pesada loza de incapacidad.
Ante este escenario, el gobierno de México envió rápidamente a una delegación encabezada por el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, a negociar a Washington. Mientras tanto en México, la tensión crecía. El presidente, siempre optimista, convocó a un evento de unidad nacional a celebrarse en Tijuana tan solo dos días antes de la implementación de las medidas arancelarias.
Después de largas negociaciones, el viernes pasado ambos países finalmente pudieron anunciar que las negociaciones habían llegado a buen puerto. Para la mayoría de los mexicanos la negociación había resultado de la mejor manera posible: Sin aranceles, sin exigencias migratorias contrarias a los principios del gobierno de México y se mostraba el respaldo a un plan de desarrollo regional para atender las causas de la migración.
Pese al éxito en las negociaciones, se llevó a cabo el Acto de Unidad Nacional al que asistieron miembros del gabinete, funcionarios, legisladores, gobernadores, dirigentes de todas las fuerzas políticas y miles de ciudadanos.
No era para menos, según una encuesta de El Financiero, 84% de la población cree que los mexicanos debemos mantener la unidad y apoyar al presidente López Obrador frente a las amenazas de Estados Unidos.
En el mismo sentido, en la Ciudad de México, la Secretaria de Gobierno, encabezó un Mensaje de Unidad de la Ciudad de México en el que 15 de los 16 titulares de las Alcaldías manifestaron su respaldo al presidente y a la delegación mexicana que encabezó la negociación.
¿Quién faltó?
Santiago Taboada, alcalde de Benito Juárez.
No es sorpresa que uno de los representantes de lo que queda del Partido Acción Nacional, haya decidido seguir órdenes de los dirigentes de su partido para no acudir a este evento. Esto confirma que al alcalde solo le interesan dos cosas: La agenda “política” de un partido local guanajuatense y defender sus intereses económicos privados.
Lamento que al alcalde de Benito Juárez no lo hayan dejado ir a firmar.
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