Libre en el Sur

EN AMORES CON LA MORENA / Hippismo total

Pensé por supuesto en Bob Dylan, que se negó a darle la potestad justamente a los hippies californianos de los años setenta, que pretendieron hacer de La respuesta está en el viento un himno frente a la guerra.

POR FRANCISCO ORTIZ PARDO

Claro que el término está castellanizado, faltaba más. De otra forma se escribiría “hippiesmo”, y el tema de las culturas híbridas no me va demasiado, yo a fin de cuentas defensor del más bello idioma del mundo. Tampoco puede escribirse con una sola “p”, pues la Real Academia Española lo definiría como un “conjunto de conocimientos relativos a la cría y educación del caballo” o bien un “deporte hípico”. Y esto no tiene nada que ver con caballos.

Lo que me seduce es el fondo de la expresión, acuñada por mi amiga eterna, Marijo, tan argentina como mexicana como española y, por tanto, universal. O universal de habla hispana… Ella, modesta incluso sobre sus propias capacidades filosóficas, expresó como casual lo del “hiippismo total” en un videíto que me envió como para mostrarme, justo en el Día del Amor y la Amistad, el espacio de lo “a gusto”, en su natal Mendoza, en Argentina, a donde ha vuelto como vuelve siempre que puede, dejando sin volver la vista atrás –por un rato— el acueducto de Segovia, ciudad cercana a un pueblito donde vive en España.

Ella se refería a un desenfado, pero no solo, sino a la buena vibra que puede rodearlo a uno. Para estar. Simplemente para estar, en medio de una vorágine consumista que justo en estos días vende muy caro el amor. Yo comenté a mi amiga únicamente que lo del “hippismo total” era realmente lo más irreverente, contestatario y combativo que he escuchado en los últimos meses.

Pensé por supuesto en Bob Dylan, que se negó a darle la potestad justamente a los hippies californianos de los años setenta, que pretendieron hacer de La respuesta está en el viento un himno frente a la guerra. Solo de esa forma se podría convertir en un anarquista más auténtico que ellos. Y cuando le dio por traicionarlos, trepándose al escenario con una guitarra eléctrica para darle la espalda al folck. Pero la canción, que es lo que importaba, ahí seguía: “¿Cuántos caminos debe recorrer el hombre antes de que pueda ser llamado hombre”, dejó el ahora Premio Nobel de Literatura, imborrable, para la posteridad.

A veces la frase se vuelve más vigente, sobre todo cuando vemos al mundo adentrarse en el discurso facilón que confunde una canción de despecho con el feminismo y a un Ferrari con un ser humano, todo bajo la autoría de una chica que en otros tiempos pudo sorprender al mismísimo Gabriel García Márquez. Si Piqué la “cambió” por un Twingo, Shakira cambió “pies descalzos” por una apología de la frivolidad que ha sido festejada incluso por feministas que antes exigieron no ser tratadas como objetos sexuales. Qué tiempos aquellos donde Shakira mostraba su lado más hippie –y no “totalmente Palacio”, como ahora–, y se acariciaba su hermoso cabello oscuro, natural, armada de una guitarra electroacústica.  

Perteneciste a una raza antigua
De pies descalzos y de sueños blancos
Fuiste polvo, polvo eres, piensa
Que el hierro siempre, al calor, es blando

Tú mordiste la manzana
Y renunciaste al paraíso
Y condenaste a una serpiente
Siendo tú el que así lo quiso

Por milenios y milenios
Permaneciste desnudo
Y te enfrentaste a dinosaurios
Bajo un techo y sin escudo

Y ahora estás aquí
Queriendo ser feliz
Cuando no te importó un pepino tu destino

Perteneciste a una raza antigua
De pies descalzos y de sueños blancos
Fuiste polvo, polvo eres, piensa
Que el hierro siempre, al calor, es blando

Construiste un mundo exacto
De acabados tan perfectos
Cada cosa calculada
En su espacio y a su tiempo

Yo, que soy un caos completo
Las entradas, las salidas
Los nombres y las medidas
No me caben en los sesos

Y ahora estás aquí
Queriendo ser feliz
Cuando no te importó un pepino tu destino

Perteneciste a una raza antigua
De pies descalzos y de sueños blancos
Fuiste polvo, polvo eres, piensa
Que el hierro siempre, al calor, es blando

Saludar al vecino, acostarse a una hora
Trabajar cada día, para vivir en la vida
Y contestar solo aquello y sentir solo esto
Y que Dios nos ampare de malos pensamientos

Cumplir con las tareas, asistir al colegio
¿Qué diría la familia si eres un fracasado?
Ponte siempre zapatos, no hagas ruido en la mesa
Usa medias veladas y corbata en las fiestas

Las mujeres se casan siempre antes de treinta
Si no, vestirán santos, y aunque así no lo quieran
Y en la fiesta de quince, es mejor no olvidar
Una fina champaña y bailar bien el vals

Y bailar bien el vals

Si Piqué la “cambió” por un Twingo, Shakira cambió “pies descalzos” por una apología de la frivolidad que ha sido festejada incluso por feministas que antes exigieron no ser tratadas como objetos sexuales.

Aunque para mí el caso de Shakira y Piqué no es más que un ejemplo que ayuda a controvertir acerca de la naturaleza humana, aquí comparto mis reflexiones, derivadas también de un nutrido intercambio con amigas:

  1. Yo admiro a Shakira, pero cierta corrección política es hoy un pretexto para vender.
  2. Los famosos suelen quejarse de que las revistas del corazón, el espectáculo y el escándalo, ventilan su vida privada. Pero ellos mismos la ventilan.
  3. La infidelidad no es un problema de género. Es un asunto humano. Está en el terreno de lo moral, no de lo legal. Shakira habrá tenido sus razones –o enamoramientos– para terminar con De la Rúa e irse con Piqué. Y tampoco es para juzgarla por ello.
  4. Ningún ser humano vale más que otro. Ninguno. Y ella, efectivamente, se presenta como una diva que es superior a los demás.
  5. Shakira denigra a otra mujer. No hay sororidad.
  6. Relaciona el valor de un ser humano con las marcas. No hay nada más capitalista en el sentido social y negativo de la palabra. La mayor parte de población del mundo no tiene acceso ni a los autos ni a los casio y los rolex.
  7. Puede no ser raro el despecho de Shakira y su descontrol para no tratarlo en una terapia y sí ante las masas. Lo preocupante es que a millones de personas les parezca normal que ella se haga aún más millonaria con una canción que no dignifica al ser humano, sino que lo denuesta. Shakira no vale dos de 22. Se equivocó. Ella misma se autodevaluó, fue contra sí misma.
  8. Y, no poca cosa, la artista no pensó en las consecuencias que ello tendrá en sus hijos. Fue una egoísta envuelta en su propia fama.

Las frases huecas son efectivas para emocionar a los moradores del vacío: “Sorry, baby, hace rato que yo debí botar ese gato. Una loba como yo no está para novatos. Una loba como yo no está pa´ tipos como tú. A ti te quedé grande y por eso estás con una igualita que tú”, es lo que ha dicho. ¿Es difícil verlo? Si bandas como los Rolling Stones o Café Tacvuba practican la autocensura por corrección política, más de uno podría afirmar que la canción de Shakira no es menos agresiva con las mujeres que Ingrata. La incongruencia se ha puesto de moda. Vivir el “hippismo total” es desprenderse de ella. Y sí: no dejar de soñar con un mundo mejor.

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