Granaderos hacían recientemente prácticas junto a la Plaza de las Tres Culturas
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Lucro histórico de ex priístas que formaron parte del echeverrismo y de izquierdistas radicales que no vivieron aquel fatídico evento pero que han condenado al Ejército mexicano para hacerse de las porras y del poder político, la flamante presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, se sumó al uso político del trágico suceso el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, mientras justifica la militarización de la Guardia Nacional.
Libre en el Sur dio cuenta apenas el pasado 23 de septiembre de cómo elementos de agrupamiento de Granaderos, que supuestamente Sheinbaum había abolido cuando llegó a la Jefatura de Gobierno en 2018, entrenan a un costado de la Plaza de las Tres Culturas, justamente donde hace 56 años ocurrieron los hechos sangrientos a manos de un grupo paramilitar, el Batallón Olimpia, que provocó al Ejército para que a fuego cruzado resultaran víctimas jóvenes manifestantes del movimiento estudiantil de aquel año.
Apenas terminándose el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la aplanadora de Morena y sus aliados en el Congreso –una mayoría calificada que no consiguieron en las urnas porque el 46 por ciento de los votos no fue para esas expresiones políticas–, impusieron, sin cambiarle una sola coma, como en los viejos, dorados tiempos del PRI, a la iniciativa presidencial, la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Distorsionando los mismo hechos de Tlatelolco, la Presidenta inició sus “mañaneras” este miércoles con la “disculpa pública” sobre aquella agresión que –sostuvo— se dio a manos de la “fuerza pública”. Sheinbaum dijo que la disculpa pública, como ocurrió en el sexenio de López Obrador, seguirá siendo parte de su Gobierno. “La disculpa pública engrandece a los pueblos, reconoce los crímenes de lesa humanidad y pone un alto para decir nunca más”, enfatizó.
Sheinbaum sostuvo que era una obligación moral para ella firmar este decreto por la proximidad que tiene con el evento a través de su madre, quien era profesora del Instituto Politécnico Nacional en esa época y participó del movimiento ayudando a estudiantes que protestaban contra el gobierno de aquel entonces.
Tras la “disculpa” por los hechos del 2 de octubre en Tlatelolco, la primera mandataria de la nación fue ampliamente criticada –por incongruente- en las redes sociales.
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