Los símbolos cuentan: ‘Ensayan’ granaderos junto a la Plaza de las Tres Culturas
Tlatelolco: Granderos en entrenamiento. Foto: Especial
Los elementos antimotines –supuestamente desmantelados por Sheinbaum en 2018– realizan prácticas con escudos a unos pasos de donde ocurrió la llamada Matanza de Tlatelolco, en 1968.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Uno de los puntos torales del pliego petitorio de los estudiantes del Movimiento Estudiantil de 1968, cuyo funesto final se conmemorará, una vez más, este próximo 2 de octubre, fue la desaparición del Cuerpo de Granaderos del que Claudia Sheinbaum aseguró hace seis años que ya no existía.
“La policía está para cuidar al pueblo, no para reprimir”, dijo al tomar posesión como mandataria de Ciudad de México el 5 de mayo de 2018.
Pero elementos de esa misma corporación, que a ella le dio por llamar “grupos de seguridad” para cambiarle solo el nombre pero que en los hechos es un cuerpo de seguridad anitmotines, se hicieron presentes durante prácticamente todo su mandato (y el complemento a cargo de Martí Batres).
De manera muy significativa aparecieron centenares de ellos en cada una de las jornadas de protestas, con sus emblemáticos escudos y sus cascos, en las manifestaciones contra la reforma al poder judicial, e incluso recurrieron al uso de gases lacrimógenos contra estudiantes y mujeres apenas la noche del pasado 10 de septiembre, en torno de la Casona Rosa de Xicoténcatl, la antigua sede del Senado en donde una mayoría calificada, construida artificialmente porque no fue lograda en las urnas, impuso los cambios constitucionales.
Fueron aquellos mismos que “encapsularon” a mujeres –usando otras mujeres vestidas de policías–, provocando lesiones en al menos 20 féminas que se manifestaban en las inmediaciones del Centro Histórico, el 25 de noviembre de 2020. Y también los que reprimieron, un año después, a alcaldes electos opositores, hiriendo a Lía Limón, que resultó ganadora en Álvaro Obregón, a las afueras del Congreso local de Donceles.
Curiosamente son los que justamente no aparecen cuando se trata de manifestaciones en favor del oficialismo: “La policía está para cuidar al pueblo…”
Libre en el Sur pudo constatar que alguien tuvo la nada brillante idea de poner a los granaderos, hombres y mujeres, todos vestidos con camisetas y pantalón negros, a entrenar justo al lado de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en una explanada detrás de una de las enormes edificaciones de departamentos de vivienda. Uno de los líderes fijó la mirada a la cámara, como intimidante, cuando descubrió que se hacía el registro del hecho en un lugar público.
No solo eso: los elementos hacían su ensayo a unos cuantos pasos de de lo que hoy es un espacio de juegos infantiles y de bancas para el descanso de gente mayor. Justo por los laberintos entre los edificios por los que aquella noche del 2 de octubre de hace 56 años corrían desesperados los jóvenes, huyendo de las ráfagas para salvar la vida.
En dicha Plaza de la Tres Culturas estudiantes murieron a fuego cruzado provocado por una trampa urdida por el entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría, entre un cuerpo paramilitar, el Batallón Olimpia –formado tanto por militares y policías– y el Ejército.
Según testigos presenciales, después de una fuerte lluvia la plaza amaneció al día siguiente con rastros de sangre y zapatos regados, cuando ya decenas de muchachos eran detenidos, algunos buscados en el interior de los departamento de los edificios adyacentes a la plaza o atendidos de heridas de balas en hospitales públicos. Los mismos hechos que Elena Poniatowska hizo relevantes con un libro, La noche de Tlatelolco, donde distorsionó y revolvió los testimonios: la escritora que con el tiempo se convirtió en fiel escudera –la “intelectual orgánica”– de Andrés Manuel López Obrador y la propia Claudia Sheinbaum.
Allí muy cerquita entrenaban los granaderos el 12 de septiembre pasado, a las 10:25 de la mañana. Movían con agilidad los pesados escudos como haciendo una coroegrafía bajo las ordenes de un mando que gritaba las instrucciones. Sí: A solo 18 días del fin del gobierno de Andrés Manuel López Obrador que ha dicho una y otra vez que “no somos iguales” y de que haya cambio de gobierno en la capital del país, cuando Martí Batres se lo cederá a Clara Brugada.
Sobre la represión policíaca en tiempos de la llamada 4T, y particularmente contra mujeres, Amnistía Internacional dio cuenta en un elocuente informe, que pone en una de sus partes:
¡No a la represión de mujeres manifestantes! #GritoMonumento
¡Mujeres, adolescentes y niñas que ejercen su derecho a manifestarse en México corren riesgo! El escalamiento de violencia en su contra por parte de policías y otras autoridades ha llevado a que sean víctimas de:
Golpes y fuerza excesiva.
Violencia sexual y de género.
Amenazas verbales e intimidación.
Terror a ser desaparecidas.
Detención arbitraria.
Abuso verbal y físico.
En nuestro Informe “La Era de las Mujeres. Estigma y violencia contra mujeres que protestan”, documentamos 4 manifestaciones y la obstaculización para realizar una de ellas, todas en 2020.