Los segundos pisos, aunque usted no lo crea, también se inundan y los automóviles que circulan por las alturas producen cascadas intempestivas a los incautos que transitan al ras del asfalto.
POR ERNESTO LEE
Hace más o menos un año, escribí en este mismo espacio sobre los problemas que ocasiona la basura acumulada en la vía pública en época de lluvias: encharcamientos y francas inundaciones.
Este año se repite la historia, pero esta vez agravada por la cantidad de lluvias que hemos tenido en la Ciudad de México. La Jefa de Gobierno, Clara Brugada, declaró que desde 1968 no se había registrado un mes de junio con los niveles de precipitación de como los de este junio de 2025. Las consecuencias: pasos a desnivel inundados, calles intransitables, el desbordamiento de la Presa Becerra, afectaciones al sistema de transporte público, principalmente el metro, que además -hay que decirlo- ya de suyo experimenta deficiencias en el servicio, con o sin lluvia; casas y automóviles inundados, interrupciones en el servicio eléctrico y un largo etcétera.
Para desgracia de quienes habitamos en esta metrópoli, nuestra vida cotidiana también se ve afectada: no importa si nos trasladamos en un vehículo propio, en taxi o en el transporte público, la velocidad de movilidad es inversamente proporcional a la cantidad de lluvia que haya caído, así, a mayor precipitación pluvial menor velocidad de desplazamiento. Si además agregamos en el estado en que se encuentran las calles y avenidas, plagadas de baches de todos tamaños y formas, nadie se libra en caer en alguno creyendo que es solo un charco.
Los segundos pisos, aunque usted no lo crea, también se inundan y los automóviles que circulan por las alturas producen cascadas intempestivas a los incautos que transitan al ras del asfalto.
Por si fuera poco, a todo lo anterior sume usted obras viales en algunos tramos de avenidas muy transitadas como Insurgentes sur, donde se cambia el alumbrado cerrando la ciclovía y dejando solo un carril (con baches) para los automovilistas. Manifestaciones y bloqueos -seguramente defendiendo causas justas-, en diferentes partes de la ciudad, en horarios laborales en días hábiles, también se vuelven obstáculos a la libre circulación.
Otros riesgos que se acentúan en esta época de lluvias son: la caída de árboles o sus ramas, por el reblandecimiento del subsuelo; bardas o construcciones que pueden derrumbarse; deslizamientos de terrenos en laderas de cerros y barrancas.
Así la época de lluvias en esta ciudad. Si va a salir, no olvide su paraguas; recuerde que “al mal tiempo, buena cara”.
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