En el siguiente artículo de opinión, el líder de los movimientos de 1968 y 1971, Joel Ortega Juárez, advierte del peligro que significa una ‘marcha de Estado’
Compara la movilización convocada por AMLO con las de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo, todas para reivindicar el abuso del poder. “Presagia nubarrones contrarios a la convivencia democrática y al diálogo”, advierte.
POR JOEL ORTEGA JUÁREZ
Un amigo periodista que fue corresponsal de France Press en Venezuela durante el gobierno de Chávez me comentó ante las dos marchas recientes en México- 13 de noviembre y 27 de noviembre- que ese duelo lo vivió allá: marchas de un millón por cada bando, las del gobierno y las de la oposición. El desenlace es trágico, Venezuela tiene casi 7 millones de migrantes, su economía esta quebrada, la violencia es terrible y no se ve la salida.
La marcha realizada hoy en la Ciudad de México fue convocada directa y personalmente por el presidente de México Andrés Manuel López Obrador para “festejar los 4 años de la cuarta transformación”.
Lo cierto es que la marcha gubernamental fue convocada después de la del 13 de noviembre, tras varias descalificaciones a sus participantes por boca del mismo presidente.
La movilización del gobierno tuvo toda la cobertura de las televisoras y de las radios públicas y un despliegue de recursos inmensos para traer gente de todos los estados de la república.
Probablemente una buena parte acudió convencida de las bondades del gobierno de AMLO, pero es muy cuestionable el uso del aparato del Estado para realizarla: evoca manifestaciones similares organizadas por Gustavo Díaz Ordaz el 28 de septiembre de 1968 “en desagravio a la bandera nacional” , la del 15 de junio de 1971 convocada por Luis Echeverría para “ acusar a los emisarios del pasado de la masacre en San Cosme”, José López Portillo realizó una semejante en apoyo “ a la nacionalización de la banca”
Las marchas de Estado son muy dañinas y atentan contra la disidencia.
Un tour de forcé entre el gobierno de AMLO y sus opositores presagia nubarrones contrarios a la convivencia democrática y al diálogo.
La fuerza exhibida por el gobierno y su “modelo económico y social “ denominado “humanismo mexicano” son una especie de parto de los montes
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