Namasté, cuarentena / Amor en la pandemia
Más que resolver problemas en esta etapa pandémica, juntos hemos logrado exacerbar nuestras fortalezas. Sin espacio para lamentos, quejas o conflictos, reconocemos y agradecemos lo afortunados que somos por tenernos el uno al otro.
POR MARIANA MUÑOZCANO Y ERNESTO MORA
Cuando nuestras vidas se cruzaron, hace ya casi 4 años, fue tan fácil. Se sintió tan natural. Era como si la vida y las circunstancias previas, nos hubieran preparado para coincidir en ese preciso instante. Y entonces, lo atesoramos.
Una vez que llegó la pandemia, ajustamos nuestras dinámicas, como la mayoría: trabajar a distancia, apoyar a realizar labores escolares intermitentes en el hogar, vivir con un solo ingreso fijo, mudarnos de casa, distanciarnos de amigos y familiares. El cambio, el movimiento, lo asumimos como parte de la vida.
Y dentro de todo este ajuste y “caos” social, ha sido maravilloso descubrirnos estables, armónicos, ecuánimes y, sobre todo, fortalecidos como pareja.
Quizá el cambio de mayor impacto ha sido en términos laborales, teniendo que mediar los espacios y momentos. En ocasiones, (las menos), ha sido necesario negociar el uso del estudio para llevar a cabo reuniones virtuales laborales. O le toca a uno corretear a los perros en la casa, para que hagan el menor ruido posible, mientras que el otro está en el cuarto contiguo en una cita importante a distancia.
Más que resolver problemas en esta etapa pandémica, juntos hemos logrado exacerbar nuestras fortalezas. Sin espacio para lamentos, quejas o conflictos, reconocemos y agradecemos lo afortunados que somos por tenernos el uno al otro.
Estar juntos, simplemente por el placer de estar, ha sido una elección que se ha ido construyendo con el paso del tiempo; con bajas expectativas hacia las acciones del otro, y muchas, muchas remuneraciones afectivas.
El aislamiento, de manera natural como individuos, posibilita la introspección, la reflexión y el autoconocimiento. Una gran responsabilidad para hacerse cargo de uno mismo, sin adjudicar problemas en el otro.
La pandemia ha sido una oportunidad para estar más cerca. Para no olvidar la individualidad, y desde ahí, estar para el otro y disfrutar de su compañía.
Cada quién tendrá sus distintas fórmulas para considerar exitosa una relación de pareja. Nosotros hemos observado, sin generalizar, que en el modelo común, se tiende a controlar, a idealizar, a exigir; nuestra convivencia se aleja de esto. En nuestras conversaciones no utilizamos frases como: “yo quiero que tú…”, “es que deberías de…”, “es que tú me hiciste”. Optamos por guiarnos a través de la confianza, el agradecimiento, el reconocimiento y la motivación.
Sin duda alguna, la empatía ha sido clave para nuestra convivencia. Y no nos queda más que agradecer que el otro esté cerca, y seguir eligiendo caminar de la mano, con o sin pandemia.
Ella es comunicóloga. Él es ingeniero en Sistemas.