Libre en el Sur

¿Qué es la sociedad civil?

OSMAR ALEJANDRO FARÍAS GARDUÑO

Arkemetría Social / Cimtra

El concepto de sociedad civil se ha puesto a discusión, por lo menos, desde hace dos siglos. Es un concepto tan vago como complejo. Se trata, como establece el antropólogo Jaime Torres Guillén, de una «concepción articulada en identidades colectivas que promueven sociedades más democráticas y libres» (Torres, 2008: 439). Al decir de José Woldemberg, la sociedad civil es la sociedad organizada. La vitalidad y diversidad de la sociedad civil fortalecen al Estado democrático, al tiempo que el Estado se alimenta de las interpelaciones de ésta (Reforma, 19-07-18).

Sin embargo, no podemos reducir el concepto únicamente a esta idea. Por ello me gustaría exponer en este espacio, la propuesta de sociedad civil desde Jaime Torres. De acuerdo con el autor, existe otra vertiente para entender a la sociedad civil. Esta la componen los proyectos de Hegel, Tocqueville, Gramsci o Parsons. Propone que las ideas de estos autores tienen que ser revisadas «ante las nuevas formas de manipulación y control social que aparecieron después del derrumbe del socialismo real.»  (Torres: 16)

Este planteamiento se traduce en una larga tradición de paradigmas respecto a la definición y función de la sociedad civil. En América Latina, la sociedad civil comenzó a ser estudiada ampliamente a partir de la década de 1970. En países del cono sur como Argentina y Chile se desarrollaron dictaduras militares en aquel tiempo. Por ello la necesidad de reformular el papel de la sociedad organizada frente a esas formas particulares del Estado.

Foto: Cuartoscuro

El filósofo italiano Antonio Gramsci fue uno de los referentes más importantes para los teóricos de esa época. Sus ideas tenían por lo menos un lustro de haber sido escritas; se desarrollaron durante los regímenes fascistas de Europa. Una de sus principales propuestas buscaba la conquista del poder para arribar al socialismo desde la sociedad civil (Torres: 14).

Por su parte, el sociólogo chileno Jaime Osorio –quien por cierto, es uno de los representantes de la generación que recupera a Gramsci– sintetiza siete características de la sociedad civil en los Estados democráticos. Para efectos prácticos, recupero dos de ellas:

En estos puntos se tiene en claro que la sociedad civil posee un carácter autónomo respecto al Estado, pero su autonomía tiene que ser tomada con precaución. Esto se debe a que cuando se reclama el fortalecimiento de la sociedad civil, se está convocando también «a monopolios televisivos, a los organismos empresariales, a las jerarquías conservadoras de la iglesia, etc., a que ganen mayor presencia en la sociedad» (Osorio: 234). Por ello explica que en el camino a la democratización, subyace una exigencia de justicia; sobre todo en cuanto al «reparto de voces en ese conglomerado tan desigual».

Bajo este entendido ¿Qué pasa con aquellas organizaciones que no son reconocidas por el Estado? ¿Existen otras formas de involucrarse en los asuntos públicos para que nuestras demandas puedan ser escuchadas? ¿Cómo actuar ante la fuerza, la negligencia o incluso el silencio utilizados por quienes dicen detentar el poder?

Torres Guillén dice que a través de la praxis política es como puede promoverse la transformación y dirección de la sociedad. La praxis es una forma de participación social que los sujetos realizan “para transformar el mundo exterior que es independiente de su conciencia y de su existencia, o la transformación real, objetiva, del mundo natural o social para satisfacer determinada necesidad humana.”

La praxis política puede ser ejecutada por medios violentos. Sin embargo, lo que caracteriza a la propuesta de Torres, es que se trata de una praxis particular: la no violencia. ¿Cuáles son las formas de llevar a cabo este ejercicio? Se proponen dos vías de acción: la desobediencia civil y la resistencia civil. Este es un tema que amerita un análisis mucho más profundo pero que por ahora basta con delinear.

A decir de la desobediencia civil, se refiere a un ejercicio crítico-reflexivo «cuya finalidad es evitar la transgresión de los derechos civiles y humanos por parte del Estado, sus legisladores o gobernantes.» Mientras que la resistencia civil «alude a una serie de acciones simbólicas que hacen patente su oposición a una política o sistema legal» (Torres: 26). Como puede verse, no hay una sola vía de acción que busque transformar la realidad por medios no violentos.

 

Después de esta breve exposición, me gustaría concluir con dos puntos. Primero: cuando hacemos referencia a la sociedad civil, no solo hablamos de organizaciones reconocidas que buscan consolidar un Estado democrático por una sola vía; sino que además, el concepto lleva consigo una larga tradición que, en momentos específicos, ha puesto en cuestión la idea misma de Estado democrático.

Segundo: la participación de la sociedad civil en México no es tan débil como parece, considerando las distintas formas de expresión de ésta. La praxis política por medio de la desobediencia y la resistencia civil, son ejercicios que podemos ver reflejados en la historia reciente, pero que no han sido escuchados de manera justa. Es nuestra tarea hacer que estas voces se tomen en cuenta y se atiendan las demandas, pero siempre con el objetivo de democratizar la vida social.

 

Bibliografía

Compartir

comentarios

Salir de la versión móvil