Los quirófanos
Foto: José Candelario / Cuartoscuro
Antes de la introducción de los quirófanos, y entrado el siglo XIX, las cirugías se realizaban en entornos no esterilizados.
POR NADIA MENÉNDEZ DI PARDO
En México, la historia de los quirófanos se relaciona y se entrelaza con la medicina prehispánica. Las civilizaciones indígenas, como los aztecas y los mayas, practicaban procedimientos médicos y cirugías utilizando hierbas medicinales e instrumentos de piedra. Sin embargo, estos mecanismos estaban lejos de los estándares de la asepsia y tecnología médica. Con la llegada de los españoles, la medicina en México experimentó una transformación. La introducción de nuevas técnicas y conocimientos médicos europeos marcó el comienzo de una nueva forma de cirugía, los cuales fueron los primeros esfuerzos que sentaron algunas de las bases para el desarrollo futuro de la cirugía en México.
Durante el siglo XIX, México enfrentó numerosos desafíos en el ámbito de la salud. La falta de infraestructura médica adecuada y las ideas miasmáticas sobre el origen de las enfermedades y el contagio aunado a la suciedad y la falta de asepsia, llevaron a altas tasas de infecciones postoperatorias y un alto índice de morbimortalidad. A lo largo de la historia, las cirugías se realizaban en entornos que carecían de la esterilización y control de infecciones.
Antes de la introducción de los quirófanos, y entrado el siglo XIX, las cirugías se realizaban en entornos no esterilizados. Las salas de operaciones, a menudo estaban en las casas de los cirujanos o incluso en el campo de batalla. La falta de comprensión sobre la importancia de mantener un entorno limpio contribuía a tasas elevadas de infecciones postoperatorias. Los procedimientos quirúrgicos se llevaban a cabo sin la posibilidad de adormecer completamente al paciente. En su lugar, se utilizaban métodos como el éter o el cloroformo, pero su uso era limitado y no siempre eficaz.
La vida útil de un quirófano no se determina de manera específica por un período de tiempo fijo, sino que está influenciada por varios factores, incluyendo la tecnología. Sin embargo, se puede considerar la renovación o actualización de un quirófano cada 15 a 20 años en promedio, aunque este período puede variar. Las regulaciones y estándares de seguridad y asepsia en el ámbito de la salud pueden evolucionar con el tiempo. La actualización de los quirófanos para cumplir con las normativas vigentes es esencial para garantizar la seguridad del paciente y del personal médico.
Es importante que las instituciones de salud realicen evaluaciones periódicas de sus instalaciones quirúrgicas ya que una de las prioridades es mantener un entorno quirúrgico seguro y eficiente para brindar la mejor atención posible a los pacientes. Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de infección para los médicos y el personal quirúrgico incluyen el estar expuestos a sangre y otros fluidos corporales que pueden contener patógenos.
Además, las agujas y otros instrumentos quirúrgicos afilados pueden representar un riesgo de heridas accidentales para el personal, lo que aumenta el riesgo de infecciones si no se manejan adecuadamente. El equipo de protección personal, como guantes, batas y mascarillas, es fundamental para reducir la posibilidad de exposición a microorganismos. Algunas infecciones pueden originarse dentro del propio entorno hospitalario (infecciones nosocomiales). Aunque se toman medidas para prevenir los contagios, la posibilidad latente existe.
Sin embargo, en las últimas décadas, México ha continuado avanzando en el campo de la cirugía. La incorporación de tecnologías de vanguardia, como la cirugía robótica y la imagenología avanzada, ha llevado a procedimientos más precisos y menos invasivos. Además, los estándares de asepsia y control de infecciones se han elevado, garantizando un ambiente quirúrgico más seguro para pacientes y profesionales de la salud.
A pesar de los avances, México aún enfrenta desafíos en el ámbito quirúrgico. La desigualdad en el acceso a la atención médica, la falta de especialistas y la necesidad de continuar actualizando infraestructuras hospitalarias son aspectos que requieren atención. A su vez la tasa de morbimortalidad por infecciones postoperatorias es un índice que suele ser monitoreado por las autoridades de salud y los hospitales para evaluar la calidad de la atención quirúrgica y la efectividad de las prácticas de control de infecciones.
La Secretaría de Salud en México y otras instituciones pueden recopilar y analizar datos sobre infecciones nosocomiales, incluyendo aquellas asociadas con procedimientos quirúrgicos. Las tasas de morbimortalidad pueden variar según la complejidad de las cirugías, el tipo de hospital y la región geográfica. La mejora en las prácticas quirúrgicas y las medidas de control de infecciones es esencial para reducir estas tasas y mejorar la seguridad del paciente en entornos quirúrgicos.
Es importante tener en cuenta que mantener un quirófano en buenas condiciones implica una inversión de elevados costos pero es esencial para brindar atención médica segura y de calidad.
La cantidad de quirófanos en un hospital en México puede variar significativamente según el tamaño, la especialización y la capacidad del hospital. Los hospitales varían desde pequeñas clínicas locales hasta grandes centros médicos especializados, y cada uno puede tener un número diferente de quirófanos. Hospitales más grandes y especializados, especialmente aquellos que son centros de referencia o hospitales de enseñanza, tienden a contar con un mayor número de quirófanos para abordar una variedad de especialidades médicas y realizar una amplia gama de procedimientos quirúrgicos.
Además, en el contexto de pandemias o brotes de enfermedades infecciosas, se implementan medidas adicionales para proteger a los profesionales de la salud, como el uso de equipo de protección especial y protocolos específicos para minimizar el riesgo de transmisión de enfermedades.