Mucho trabajo queda a la ciudadanía que abraza la democracia, la libertad, la rendición de cuentas, la búsqueda de otro paradigma en torno a la seguridad pública, la pacificación real del país y la mejor distribución del ingreso.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Querido lector y lectora: esta semana ha sido tan caótica, violenta y veloz en la vida pública que prácticamente no sabía cómo empezar este texto. Los espirales de violencia no cesan en el país, pero nos acostumbramos a leer notas de personas colgadas en puentes en Zacatecas. Cuando digo que nos acostumbramos me imagino que todos tenemos un mecanismo de defensa ante tanta crueldad y violencia, que nuestra mente prefiere archivar esas notas en lo más profundo, para no perder la razón y seguir con la vida diaria.
Ayer fue el día contra la violencia de género. En un país como el nuestro en donde las cifras datan de 11 mujeres asesinadas todos los días por el hecho de ser mujer, es más que comprensible que las marchas de esto días sean nutridas, polémicas y muy importantes. No puede ser que nuestra gran victoria jurídica haya sido tipificar el asesinato de mujeres como feminicidio y no erradicar la violencia de género. Esto evidentemente no es un reproche a las grandes feministas y juristas que han hecho tales avances, sino a una sociedad misógina hasta el tuétano.
Y por desgracia, la 4t que no es nada más que un cúmulo de intereses diversos, con cálculo político de zopilote, ahora se encuentra del lado opuesto al movimiento feminista. Sus corifeos más extremistas ahora se enardecen al ver violencia en las marchas feministas, por que saben que la gran mayoría de la sociedad no ve con buenos ojos estas acciones. Hace unos años, con las pintas de monumentos y las quemas de Peña Nieto en el zócalo, celebraban y alababan. Pero ya son poder, y lo único que les interesa es conservarlo. ¿Para qué? Solo ellos lo saben.
Ayer en ese día que no es de celebración, pero sí de indignación, asesinaron a una mujer joven en el estado de Sonora, en Guaymas, mientras protestaba pacíficamente contra la violencia feminicida de nuestro país. Y ella junto a miles de mujeres violentadas, no pueden seguir siendo cifras, sino caldo de cultivo para un cambio profundo en todas las esferas de nuestra podrida y triste sociedad.
Hay que añadir que la militarización avanza a pasos de soldado. El presidente solo confía en una institución del estado mexicano: el ejército. Y el ejército se deja apapachar a billetazos y facultades. Esto ya no le preocupa a la 4t que en el 2017 protestaba junto a los colectivos de “Seguridad sin guerra” por la ley de seguridad interior de Peña. Es que resulta que su militarización sí es buena dice una corista de la 4t que debería darle pena a todo ese movimiento destructor.
Y para acabar o empezar el cuento y la semana, el presidente manda un “acuerdo” que no es más que una imposición presidencial para saltarse las mínimas observaciones y procesos, para sacar adelante sus más que cuestionables proyectos. Para muchos este acto representa uno de franco autoritarismo, yo solo añado que la 4t es justo eso: un movimiento basado en una persona. Un movimiento así, es imposible que sea democrático. Es un movimiento basado en el culto a una persona
Así las cosas en la república. Complicadas y peligrosas.
Pero no es mi intención acabar este texto de manera deprimente. Mucho trabajo nos queda a la ciudadanía que abraza la democracia, la libertad, la rendición de cuentas, la búsqueda de otro paradigma en torno a la seguridad pública, la pacificación real del país, la mejor distribución del ingreso. Existimos aquellos que lucharemos por una mejor sociedad, mejor gobierno y mejor futuro. Hay que encontrarnos.
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