MARÍA LUISA RUBIO GONZÁLEZ
Concluidas las elecciones, el siguiente ejercicio participativo que sucederá en la Ciudad de México es la elección de los proyectos que serán ejecutados con recursos provenientes del Presupuesto Participativo, figura que se estrenó en 2011 con la modificación de la Ley de Participación Ciudadana de 2010, y que llega este año a su octava edición.
Vale la pena recordar que el Presupuesto Participativo es una bolsa de recursos equivalente al 3% del presupuesto de cada delegación, dividido equitativamente entre el número de colonias de cada demarcación.
Para la aplicación de estos recursos, cada año se presentan proyectos de acuerdo a la convocatoria que emite para ese efecto el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM). Antes de ser votados en la consulta pública que este año se llevará a cabo del 28 al 30 de agosto por internet y el 2 de septiembre de manera presencial, los proyectos pasan por una dictaminación previa que realizan las delegaciones, y que contemplan tres variables: la viabilidad administrativa, la viabilidad jurídica y la viabilidad técnica, principalmente.
Aún comprendiendo la necesidad de que los proyectos que se sometan a la consulta pública deben ser realizables, lo cierto es que la dictaminación es un ejercicio más bien opaco, que carece de una metodología y procedimientos públicos y transparentes, aunque se realice por Comités Técnicos cada vez menos cerrados, pero cuya designación sigue siendo a modo del dictaminador.
En nuestra delegación, este año se ingresaron 577 proyectos, de los cuales resultaron dictaminados como viables 291, poco más de la mitad. De 64 unidades territoriales en que está dividida Benito Juárez para efectos de ejercicios de participación ciudadana, 23 presentaron 10 proyectos o más. En la colonia Moderna fue donde se presentaron más proyectos (19), seguida de cerca por Ocho de Agosto (18), San José Insurgentes y Noche Buena (15). Las colonias en que menos proyectos se registraron fueron Miguel Alemán, San Juan y Narvarte V, con 5 proyectos cada una, de los que fueron rechazados 3 en cada colonia.
Las unidades territoriales con menos proyectos rechazados (1) fueron el Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA), y las colonias Independencia y San Simón Ticumac. En el otro extremo, las unidades territoriales con más porcentaje de proyectos rechazados fueron San Pedro de los Pinos (85.7%), Álamos I (75%), Del Valle VI (71.4%) y Villa de Cortés (70%).
Los datos disponibles sobre los proyectos en la página del IECM no permiten hacer un análisis por cada rubro contemplado para los proyectos (equipamiento; infraestructura urbana; obras y servicios; actividades recreativas, deportivas o culturales; y prevención del delito), y los nombres de los proyectos tampoco dan muchas pistas, pero algo podemos aportar al análisis:
De los proyectos presentados, 41 incluyen las palabras “vigilancia” o “seguridad”, de los cuales solo se aprobaron 9; los que mencionan las palabras “luminarias” (25), “poda” (17), “desazolve” (12), “balizamiento” (16), “reencarpetamiento” –o asociadas- (11), y “vactor” (6), resultaron todos dictaminados como viables, excepto 9 que solicitaban instalación de luminarias solares. Se presentaron 14 proyectos relacionados con la palabra “agua”, de los que solo se aprobaron 3: uno relacionado con el reencarpetamiento “para detectar socavones, fugas de agua y fracturas de drenaje” en la colonia Miravalle; otro para construir pozos de absorción para captación de agua, en Portales; y uno más para captar agua pluvial en el Parque Las Américas. Por lo menos cuatro proyectos similares fueron rechazados en otras colonias. Otros más son claramente no viables, por tratarse de limpieza de tomas domiciliarias. Sin embargo, fueron determinados como viables tres proyectos de impermeabilización: para un domicilio particular en Santa Cruz, para los cubos del edificios del CUPA y para un centro cultural gestionado por los vecinos de Letrán Valle.
De los proyectos aprobados, solo uno menciona explícitamente algún tipo de actividad recreativa: Manualidades en el parque de la colonia Moderna. Todos los demás se refieren a equipamiento, infraestructura urbana, obras, servicios o prevención del delito. Entre los proyectos rechazados hay varios proyectos dirigidos a niños, jóvenes y adultos mayores, activación de espacios públicos, cosecha de agua pluvial, y otras iniciativas que, por lo menos de nombre, sugerían proyectos innovadores y sustentables.
Con la entrada en vigor del nuevo marco normativo de la Ciudad de México se abre una oportunidad para incorporar, reforzar y modificar figuras, instrumentos y herramientas que fortalezcan la democracia participativa de nuestra ciudad. El Presupuesto Participativo es, sin duda, uno de los instrumentos de participación que debe someterse a una revisión profunda.
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