En tierra de ciegos, el tuerto es rey
Cuando platicamos con vecinos de Benito Juárez sobre la bajísima participación ciudadana en nuestra delegación, argumentan que “está comprobado que las sociedades de mayor nivel socioeconómico participan menos”. Como veremos, esa es una verdad a medias.
El ascenso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, y su “personal forma de gobernar” han puesto en evidencia varios temas que vale la pena revisar.
1. La globalización es una cosa real, actuante, más allá del aspecto económico. En el transcurso de esta semana, las órdenes ejecutivas de Mr. Trump relacionadas al medio ambiente, a la salud reproductiva de las mujeres, a la restricción de acceso para personas de ciertas nacionalidades, incluso sobre la virulenta campaña emprendida en contra de nuestro país, han encontrado respuestas contundentes de los gobiernos internacionales.
2. En este sentido, resulta muy interesante el papel que las redes sociales han jugado en ese coro de voces: twitter se ha convertido en vía de comunicación “diplomática”, además de, como venía siendo, caja de resonancia. Habría que enmarcar el intercambio de indirectas en Twitter entre Trump y Peña Nieto como en ejemplo, un poco torcido, de las posibilidades democráticas de las redes sociales.
3. Las movilizaciones que se han llevado a cabo desde la toma de protesta de Trump. Primero, la marcha de los gorros rosas, que la prensa erróneamente calificó como “anti-Trump”, y que basta ver los carteles y escuchar los discursos para entender el mensaje: ni un paso atrás con los derechos que hemos conquistado. La humanidad tiene memoria, y sabe a dónde nos ha llevado la imposición del pensamiento único.
Después, hace unos días, la concentración de personas que protestaron en los aeropuertos por la orden de restricción de acceso a personas de siete nacionalidades. #NoBanNoWall, era una de las consignas.
4. El impulso ejecutor del presidente estadounidense está poniendo en movimiento toda la maquinaria institucional de ese país: a la sociedad civil organizada en la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), a la juez federal que escuchó a la ACLU y prohibió las deportaciones, a la fiscal general en funciones que ordenó no defender la orden ejecutiva, a los gobernadores y alcaldes que están echando mano de la ley para defender la protección que dan las Ciudades Santuario a migrantes indocumentados. Todo para hacer contrapeso al “sobreuso salvaje del poder que tiene un presidente”.
No es la intención de este texto hacer un análisis a fondo de la situación internacional, sino llamar la atención sobre hechos y realidades que acontecen en nuestro planeta, en nuestro continente, en un país vecino: frente a una amenaza concreta, las sociedades “de primer mundo” son totalmente capaces de echar mano de las herramientas virtuales, sociales y legales a su alcance para defender la forma como quieren vivir.
En nuestra Delegación Benito Juárez autoridades de casi todos los niveles de gobierno han atentado contra nuestros derechos y nuestra calidad de vida: permitiendo la demolición de edificios históricos, el deterioro de nuestros parques inundados de comercio informal y de basura, el crecimiento de la inseguridad y la delincuencia, la disminución en la calidad de los servicios públicos con la construcción desordenada de edificios, la drástica disminución de la participación ciudadana con la coptación de representaciones vecinales y la inexistencia de vías de diálogo democrático, la realización de obras públicas de pésima calidad y mal planeadas…
La lista es larga, y la respuesta ciudadana es casi inexistente. Más visible cuanto más afecta a la movilidad motorizada, por cierto. La sociedad de nuestro país del norte está demostrando que ser “de primer mundo” no tiene que ver con el nivel de ingreso de una sociedad sino con su conciencia cívica.
Para ViveBJ, 2017 será un año de consolidar esfuerzos por la recuperación de la plena ciudadanía benitojuarense, esa que hacía de Benito Juárez la delegación ideal para pilotear ejercicios de vanguardia. Tenemos todo para ser una delegación realmente ejemplar; ya estuvo bueno de conformarnos con ser “el tuerto en el país de los ciegos”.