Ciudad de México, octubre 24, 2024 08:17
Deportes

‘Se fue como la lluvia: poco a poco….”

Muere Fernando Valenzuela, el más grande pelotero mexicano de la historia.

El reportero Emilio Hernández, de la revista Proceso, fue el primer periodista en viajar a Etchohuaquila, su pueblo, en 1981.

STAFF/LIBRE EN EL SUR

Fernando Valenzuela, el más grande pelotero mexicano de la historia, falleció la noche del martes 22 en Los Ángeles, California, a los 63 años de edad.

Hasta el momento, no han sido dadas a conocer las causas de su desceso. El pasado 30 de septiembre, el equipo Dodgers, con el que  Fernando jugó durante 11 años,  anunció que el sonorense dejaba su puesto como cronista en español de los juegos de la novena californiana sin fecha de retorno, lo que despertó las sospechas sobre su estado de salud.

Días después reveló que el pitcher se encontraba hospitalizado en LA y que el pronóstico no era alentador, así que surgió el rumor de su deceso, el cual desmintió su familia.

Fue Emilio Hernández, ya fallecido, reportero entonces del semanario Proceso, el primer periodista en viajar a Etchohuaquila, en Sonora, el poblado en el que Valenzuela nació.

Estos son los primeros párrafos de su reportaje, publicado en la edición 236 de mayo de 1981 de la mencionada revista:

“Ya lo traía de nacencia. Por eso no quiso seguir en la escuela y comenzó a irse de la casa”.

Así recuerda don Avelino aquellos calurosos días de mayo de 1973, cuando su hijo, Fernando Valenzuela, era apenas un endeble adolescente, aspirante a jugador de beisbol.

“Fernando se fue del ejido poco a poco, como la lluvia: primero se iba a Navojoa, con el equipo Mayos de la liga del estado. Desaparecía por unos ocho días y regresaba, hasta que una vez lo contrataron en Guanajuato y volvió luego de cinco meses. Apenas tenía 16 años.

–Sentí sus ausencias –agrega don Avelino–. Es el más chico de doce hijos, pero el que menos ha estado en la casa. A veces me intranquilizaba porque era muy callado y no sabía cómo le hacía para vivir. Además, aquí siempre se necesitan brazos para trabajar la tierra.

Ahora, cuatro años después y en sólo 28 días, Fernando Valenzuela está convertido en el pelotero mexicano más destacado en las Ligas Mayores de beisbol. Sus siete victorias sin derrota, cinco blanqueadas, porcentaje de 0.28 en carreras limpias y 61 ponchados en igual número de presentaciones, lo colocan como el pitcher más consistente de su equipo…

Volvió al año siguiente a Etchohuaquila, cuyos caminos ya no eran los áridos y polvorientos terregales, para dar constancia de la transformación del pueblo gracias al hijo pródigo.

La leyenda

Fernando Valenzuela fue uno de los jugadores de beisbol más icónicos de México y un ídolo internacional. Nació el 1 de noviembre de 1960 en Etchohuaquila, Sonora, México. Como lanzador zurdo, Valenzuela comenzó su carrera profesional en la Liga Mexicana antes de ser firmado por los Dodgers de Los Ángeles en 1979.

El sonorense hizo su debut en las Grandes Ligas en 1980, pero fue en 1981 cuando capturó la atención mundial con su impresionante inicio de temporada, que más tarde se conoció como ‘Fernandomanía’.

Ese año, Valenzuela ganó tanto el premio al Novato del Año como el Cy Young en la Liga Nacional, un logro único hasta la fecha. Su estilo de lanzar, caracterizado por una mezcla letal de lanzamientos y su famosa bola de tirabuzón (screwball), lo convirtió en un fenómeno cultural.

Fue clave para los Dodgers durante la década de 1980, ayudando al equipo a ganar la Serie Munsial de 1981. Fue seleccionado para seis Juegos de Estrellas consecutivos y ganó dos Bates de Plata como lanzador, destacando no solo por su habilidad en el montículo, sino también como bateador.

Aunque su carrera enfrentó algunos altibajos debido a lesiones, Valenzuela continuó jugando en las Grandes Ligas hasta 1997. Posteriormente, se convirtió en comentarista de beisbol en español para los Dodgers.

Su impacto va más allá del campo; Fernando Valenzuela fue una figura clave en la popularización del beisbol entre la comunidad latina en los Estados Unidos. En 2023, los Dodgers retiraron su número 34, reconociendo su legado.

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