El Grito: lo que no te contaron en la escuela

Detrás de la solemnidad del Grito de la Idependencia hay eventos extraños, chistosos e insólitos que han marcado esta tradición mexicana.
Te contamos los datos más peculiares de una de las noches más importantes del país, desde el origen de la fecha hasta los incidentes más inesperados en el balcón presidencial.
STAFF/LIBRE EN EL SUR
La noche del 15 de septiembre es un ritual sagrado para los mexicanos. El Presidente de la República en turno (en este caso la Presidenta) sale al balcón de Palacio Nacional, hace sonar la campana de Dolores y pronuncia la arenga que enciende la fiesta nacional… Pero, ¿qué tan cierta es la historia que conocemos? A lo largo de más de 200 años, esta tradición se ha llenado de anécdotas y detalles que la convierten en un evento verdaderamente único.
La campana que no tocó Hidalgo
Contrario a la creencia popular, el cura Miguel Hidalgo y Costilla no fue quien hizo sonar la campana de la parroquia de Dolores. El historiador Lucas Alamán, en un escrito, reveló que el encargado de tocarla fue el campanero del templo, José Galván. Hidalgo, por su parte, salió al atrio para convocar a la gente. La campana, un símbolo tan poderoso, fue trasladada por órdenes del presidente Porfirio Díaz a la Ciudad de México en 1896 para que él mismo pudiera hacerla sonar desde Palacio Nacional.
El Grito: una celebración que tardó en llegar
Aunque el “Grito” se dio en 1810, la conmemoración formal como fiesta nacional no fue inmediata. Los primeros en recordar la fecha fueron los insurgentes, encabezados por Ignacio López Rayón, quien en 1812 ya proponía celebrar el 16 de septiembre. Sin embargo, la tradición de realizar una ceremonia cívica, con el presidente al frente, se consolidó mucho más tarde. Fue Porfirio Díaz quien, además de mover el festejo a la noche del 15, estableció el protocolo que conocemos, buscando unificar el ritual patriótico en torno a su figura y a la fecha de su cumpleaños. Así, la fiesta se arraigó y se convirtió en el evento central de las celebraciones patrias.
El Grito y el cumpleaños de Porfirio Díaz
Una de las anécdotas más difundidas es que la celebración se trasladó de la mañana del 16 a la noche del 15 de septiembre para que coincidiera con el cumpleaños de Porfirio Díaz. Aunque existen registros de que la fiesta ya comenzaba la noche del 15 desde antes de su mandato, fue él quien la consolidó en esa fecha, dándole el formato que conocemos hoy y centralizando la ceremonia en el Zócalo capitalino.
La guerra de las vírgenes
La lucha por la Independencia tuvo su propia batalla religiosa. El ejército de Hidalgo enarboló el estandarte de la Virgen de Guadalupe, convirtiéndola en un poderoso símbolo para los insurgentes. En respuesta, el virrey Francisco Javier Venegas nombró a la Virgen de los Remedios como generala de las tropas realistas. Fue una “guerra de vírgenes” en la que, al final, la Virgen morena de Hidalgo se impuso en el imaginario popular.
El intento de sabotaje en el centenario
Durante el festejo del Centenario de la Independencia en 1910, opositores a Porfirio Díaz planearon un sabotaje que se quedó en la historia. Justo antes de que el presidente hiciera sonar la campana de Dolores, colocaron un trapo en el badajo para que no emitiera sonido. El intento no fue del todo exitoso, pero el hecho quedó registrado como un acto de rebeldía en plena celebración oficial.
Humor involuntario en el Grito
La ceremonia no ha estado exenta de momentos extraños o incluso chistosos. A lo largo de los años, en los Gritos alternativos o en las representaciones escolares, los “vivas” se han vuelto virales. En lugar de los héroes patrios, los niños han gritado “¡Viva Elvis Presley!”, “¡Viva el América!” o “¡Viva el Cruz Azul!”, mostrando cómo la tradición se adapta y se hace propia con un toque de humor muy mexicano.
Un Grito bajo la lluvia y con porra incluida
Las inclemencias del tiempo tampoco han detenido la fiesta. El Zócalo capitalino ha sido escenario de celebraciones bajo intensas lluvias, donde el público, lejos de huir, se ha mantenido firme con paraguas y chubasqueros. En 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador incluyó en su arenga gritos como “¡Viva la democracia!”,”¡Viva la justicia!”,”¡Viva la honestidad!”,”¡Viva la fraternidad universa!” y “¡Viva el amor al prójimo!”, rompiendo con el formato tradicional y añadiendo su sello personal a la ceremonia.
El Grito de Independencia es una tradición que se transforma con el tiempo. Lo que inició como un acto desesperado de un cura rebelde, hoy es una fiesta nacional llena de simbolismo y, por qué no, de anécdotas que la hacen aún más cercana y peculiar.