Ciudad de México, diciembre 5, 2025 13:28
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Trump recibe el Premio de la Paz de FIFA: diplomacia sobre la cancha

La FIFA se sale de la cancha y se mete en la política

Una gala mundialista con protocolo diplomático y controversia en el aire.

STAFF / LIBRE EN EL SUR

En un teatro abarrotado y bajo reflectores que no miraban al balón, sino al poder, el presidente estadounidense Donald J. Trump recibió el Premio de la Paz de la FIFA durante la ceremonia del sorteo de la Copa del Mundo 2026. A su lado, como símbolos obligados de la coorganización del torneo, estaban la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el primer ministro de Canadá, Mark Carney.

La distinción, creada este año como parte de la iniciativa Football Unites the World, fue anunciada con la promesa de destacar acciones excepcionales en favor de la paz. Su entrega inaugural fue programada precisamente para el sorteo mundialista.

Infantino entregó el trofeo con solemnidad. Trump lo recibió con un discurso que mezcló deporte y política: celebró las ventas récord del torneo y elogió al presidente de la FIFA por el alcance global de la competición.

Agradeció en público a la presidenta mexicana y al jefe de gobierno canadiense, destacando relaciones “magníficas” con ambos países, pese a discrepancias recientes en materia de narcotráfico, migración y comercio.

La mandataria mexicana ya había adelantado que su presencia se debía exclusivamente al protocolo internacional derivado de la coorganización del Mundial.

La elección de un mandatario en funciones como primer galardonado fue leída de inmediato como un paso de la FIFA hacia el terreno de la diplomacia global, pese a que el organismo reivindica neutralidad en materia política. Medios y organizaciones han pedido claridad sobre los criterios y sobre quién toma la decisión.

Esa narrativa conciliadora contrasta con las restricciones migratorias de Estados Unidos que podrían afectar la asistencia de aficionados e incluso selecciones a la Copa del Mundo, una paradoja para un premio presentado como símbolo de unidad global.

Con este gesto, la antesala del Mundial 2026 se inauguró también en el tablero diplomático. Trump presume un torneo sin precedente; la FIFA, un poder creciente fuera del deporte.


El balón ya rueda, pero algunos miran hacia la tribuna política para ver quién está marcando el ritmo del partido.

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