Toman Romerías Navideñas los mercados de CDMX
Mercado Tlacoquemécatl. Vendimia navideña. Foto: Libre en el Sur.
Los tianguis temporales se convierten en el epicentro de la temporada decembrina, ofreciendo desde esferas artesanales hasta los ingredientes para el ponche tradicional, impulsando el comercio local de la capital.
Instaladas hasta el 6 de enero, las romerías son la visita obligada para encontrar decoraciones, nacimientos y regalos de Reyes. La Alcaldía Benito Juárez refuerza la seguridad en 16 de sus mercados, para proteger esta centenaria tradición capitalina y el consumo familiar.
STAFF/LIBRE EN EL SUR
Las llamadas Romerías, tianguis temporales que se convierten en el epicentro comercial de la temporada decembrina, ofrecen desde esferas artesanales hasta los ingredientes para el ponche tradicional, impulsando la ecoomía local de la capital.
Instaladas hasta el 6 de enero, las Romerías son la visita obligada para encontrar decoraciones, nacimientos y regalos de Reyes. La Alcaldía Benito Juárez concentra su tradición en 16 de sus mercados populares.
La Ciudad de México da la bienvenida a la temporada decembrina con una de sus tradiciones más coloridas y concurridas: las llamadas Romerías de Navidad y Reyes. Estos tianguis, llenos de historia y espíritu comunitario, se instalan anualmente en las inmediaciones de los mercados públicos y en plazas estratégicas, extendiendo el espíritu festivo y el comercio local a cada rincón de la urbe.
Más allá de un simple lugar de venta, se han convertido en un punto de encuentro esencial e irremplazable para las familias capitalinas que buscan, más que productos, una experiencia de compra arraigada en la cultura mexicana para decorar sus hogares y surtirse para las fiestas.

El término “Romería” tiene un origen religioso, haciendo alusión a las congregaciones populares o peregrinaciones hacia un santuario. En el contexto de la CDMX, la palabra se ha adaptado y secularizado para nombrar a los grandes tianguis y ferias de temporada que se montan anualmente alrededor de los centros de abasto. Su instalación es un evento esperado tanto por los comerciantes como por los consumidores, ya que marca el inicio de la actividad comercial intensa de fin de año.
Estos espacios son un despliegue sin parangón de luces parpadeantes, decoraciones exuberantes, villancicos y el aroma inconfundible de pino, incienso y antojitos. Los comerciantes, muchos de ellos de tradición familiar, participannen estos montajes que inician a finales de noviembre, coincidiendo con la primera quincena de Adviento, y se extienden rigurosamente hasta el 6 o 7 de enero, abarcando así las festividades clave del ciclo navideño: Nochebuena, Navidad, Fin de Año y la Epifanía o Día de Reyes. Esta dinámica no solo facilita el intercambio comercial, sino que fortalece el tejido social y económico de los barrios, ofreciendo productos a menudo más accesibles que en las grandes cadenas.
Las Romerías son verdaderos tesoros para quienes buscan equipar sus celebraciones decembrinas, con una variedad de productos difíciles de encontrar en otros lados. El consumo en estos puntos, además, beneficia directamente a productores y artesanos nacionales, siendo un motor clave para la economía popular. Los artículos se agrupan en tres grandes categorías que definen la experiencia de compra en estos pasillos saturados de tradición.
El segmento más visualmente impactante es el de la decoración. Se ofrecen árboles de Navidad, que van desde los majestuosos naturales provenientes de zonas forestales reguladas, hasta una amplia gama de artificiales. La venta de figuras para el Nacimiento es crucial, con misterios completos y figuras sueltas como el Niño Dios, la Virgen María, San José, los Reyes Magos, pastores y animales. Los materiales de ambientación incluyen heno, paja, aserrín de colores y musgo, cuya venta está regulada para provenir de fuentes certificadas y evitar el impacto ambiental. La oferta se completa con miles de esferas de Chignahuapan, Puebla; guirnaldas; luces LED de bajo consumo; series musicales; coronas para puertas; y, por supuesto, la imprescindible flor de Nochebuena, cultivada en Xochimilco o Morelos.
Otro eje vital es la gastronomía festiva. El ambiente se complementa con un área dedicada a la comida de temporada que es imposible ignorar. Aquí se pueden encontrar todos los ingredientes necesarios para las cenas tradicionales mexicanas: chiles secos, especias, ingredientes para el bacalao a la vizcaína, mole para los romeritos, y frutos secos para los rellenos. La Romería misma es un destino gastronómico inmediato, ofreciendo el ponche de frutas con tejocotes y caña; buñuelos espolvoreados con azúcar y canela; tamales; atole; y el clásico chocolate caliente, ideales para combatir el frío invernal y compartir en familia.
Finalmente, conforme avanza diciembre y se acerca el 6 de enero, el foco cambia hacia los regalos y juguetes. Las Romerías se convierten en los lugares predilectos para que los Reyes Magos encuentren una vasta oferta de juguetes, que va desde los didácticos y artesanales, hasta las novedades tecnológicas, a menudo a precios más competitivos que las tiendas departamentales. La presencia de piñatas de barro y cartón, en forma de la estrella tradicional de siete picos o figuras navideñas, es constante en toda la temporada.
La Alcaldía Benito Juárez, por su alta densidad poblacional y su carácter de zona céntrica, alberga algunas de las Romerías más ordenadas y concurridas de la capital. La instalación de estas ferias temporales se realiza en puntos estratégicos aledaños a sus principales mercados, sumando un total que suele rondar los 16 puntos activos en la temporada.
Estos son algunos de los sitios tradicionales de la Alcaldía donde se puede encontrar la magia de la Romería: Mercado Público número 27, “Álamos”; Mercado Público número 29, “Lago”; Mercado Público número 30, “Portales Zona”; Mercado Público número 47, “24 de Agosto”; Mercado Público número 59, “La Moderna”; Mercado Público número 76, “Mixcoac”; Mercado Público número 97, “San Pedro de los Pinos”; Mercado Público número 111, “Postal Zona”; Mercado Público número 175, “Santa Cruz Atoyac”; Mercado Público “Tlacoquemécatl”; Mercado Público “Narvarte”; y otros como los mercados de San Borja y Olivar del Conde.
La afluencia de visitantes a estos puntos es masiva, por lo que las autoridades locales y los propios comerciantes procuran la organización de los accesos y pasillos para que el ambiente festivo se desarrolle sin contratiempos. La Romería es un evento que ilumina y da vida a las calles de la CDMX en la época más mágica del año, y es esencial para el sustento de cientos de familias comerciantes, impulsando una economía popular que se nutre directamente del espíritu navideño.

















