Ciudad de México, enero 21, 2025 01:22
Animales Vida

Bendicen mascotas en Tlacoquemécatl del Valle

En el día de San Antonio Abad, acuden vecinos con sus perros y gatos al Señor del Buen Despacho

STAFF / LIBRE EN EL SUR

En la tradición cristiana, los animales suelen ser vistos como criaturas de Dios, capaces de transmitir mensajes divinos. San Antonio Abad, como hombre de profunda fe, podría haber encontrado en ellos una conexión especial con lo sagrado. Lo que es constatable hoy mismo es la devoción que los feligreses tienen por el santo, cuando cada día 17 de enero, como este viernes, llevan a sus mascotas al templo del Señor del Buen Despacho, en la colonia Tlacoquemécatl del Valle.

En una zona donde han proliferado los perros, sus dueños cambian en la efeméride el habitual paseo por los parques –que así puede ser llamado cuando respetan las reglas y no los sueltan exponiendo a niños y ancianos– por la iglesia, que en sus tres misas de viernes (a las 8, 12 y 19 horas) ofrece el recibimiento especial a estos animalitos de compañía, para al final serles arrojada por los curas, a las afueras del templo, el agua bendita.

Incluso en la misa de las 12 acude un joven con un curioso gato egipcio, al que ha cobijado. Y aunque está permitido ir a misa con los perros en brazos o en su transportadora, esta vez se ven incluso razas grandes.

Cuenta la tradición que San Antonio decidió vivir en el desierto, en un entorno hostil dentro de un cementerio donde había serpientes y las hizo huir, por lo que personas de poblados próximos le em´pezaron a llevar sus animales para ser bendecidos. Su supervivencia habría requerido de un profundo conocimiento del mundo natural, cómo obtener alimento, protegerse de los depredadores y cómo encontrar compañía en un lugar solitario.

La vida de quienes se hacen acompañar por el cariño de sus animalitos es una métáfora involuntaria de aquel relato, reconociendo la importancia social que tiene para ellos el acompañamiento de quienes les son más fieles pero también involucrándolos en su espiritualidad.

Y, al recibir el agua bendita afuera de la iglesia del parque de la Tlacoquemécatl, aproximados unos con otros, algunos perros mueven la cola pero ninguno ladra.

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