Ciudad de México, agosto 7, 2025 05:51
Alcaldía Benito Juárez Tradiciones

Celebran fiestas de San Lorenzo, sábado y domingo

Habitantes del pueblo originario de Xochimanca veneran a su Santo Patrón en el templo colonial dedicado al mártir, desde hace 471 años.

San Lorenzo sufrió martirio y fue quemado vivo en una parrilla por defender al cristianismo, en el año 258.

STAFF/LIBRE EN EL SUR

El sábado y domingo próximo tendrá lugar en la colonia Tlacoquemécatl del Valle, en la alcaldía Benito Juárez, la celebración patronal anual en honor de San Lorenzo Mártir.

El santo se venera en una capilla franciscana erigida a finales del silo 16, ubicada en el parque de San Lorenzo  –un jardín protegido por la Ley de Patrimonio Cultural de la Ciudad de México–, al que circundan las calles Manzanas, San Lorenzo, Fresas y Magnolias de la mencionada colonia, a menos de 100 metros de la avenida Insurgentes Sur.

El templo es el centro ceremonial del antiguo pueblo originario de San Lorenzo Xochimanca (“lugar donde se ofrecen flores”, en náhuatl), una de las primeras construcciones religiosas de la Colonia.

La devoción por este santo, cuya celebración oficial es el 10 de agosto,  se remonta a los inicios de la Evangelización cristiana y cumple ya, en este 2025, 471 años de tradición.

El templo fue erigido por los misioneros franciscanos y está catalogada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como Monumento Histórico desde 1930.

Lorenzo de Roma, como es conocido, nació el 31 de diciembre de 225 en Huesca, España. Falleció el 10 de agosto de 258, tras sufrir martirio y ser quemado vivo en una parrilla.

Según la página oficial del Vaticano, el testimonio de este santo mártir, nacido en España en la primera mitad del siglo III, está caracterizado por la piedad y la caridad. El Papa Sixto II, tras su elección, le confía la tarea de archidiácono. Como responsable de las actividades caritativas en la diócesis de Roma, San Lorenzo administra los bienes y las ofertas para ayudar a los pobres, huérfanos y viudas.

En su juventud, su camino fue truncado por el drama de la persecución: en el año 258 d.C. se proclamó el edicto del emperador Valeriano por el que todos los obispos, presbíteros y diáconos deben morir. San Lorenzo fue capturado junto a otros diáconos y al Papa Sixto II. El Pontífice fue asesinado el 6 de agosto. El emperador prometió a Lorenzo que salvaría su vida si le entregaba “los tesoros de la Iglesia”. El Santo  mostró al emperador los enfermos, indigentes y marginados. Estos, afirmó, son los tesoros de la Iglesia. Cuatro días más tarde, el 10 de agosto, también san Lorenzo fue martirizado.

Según narra una antigua “pasión” recogida por san Ambrosio, san Lorenzo fue quemado en una parrilla. San Ambrosio, en el De Officiis, imagina un encuentro entre Lorenzo y el Papa Sixto II camino del martirio. En el encuentro, Lorenzo dice: “¿Dónde vas, padre, sin tu hijo? ¿Hacia dónde te apresuras, santo obispo, sin tu diácono? Tú nunca ofreciste el sacrificio sin tu ministro. ¿Qué te disgustó de mí, padre? ¿Tal vez me consideras indigno? Ponme a prueba, para ver si has escogido un ministro indigno para la distribución de la Sangre del Señor. ¿Negarás a aquel que admitiste a los misterios divinos que sea tu compañero en el momento de verter la sangre?

Su martirio fue una prueba suprema de amor. San León Magno, en una homilía, comenta de esta manera el suplicio de san Lorenzo: “Las llamas no pudieron vencer la caridad de Cristo; el fuego que lo quemaba era más débil que el que ardía en su interior”. Y agrega: “El Señor quiso exaltar hasta tal punto su nombre glorioso en todo el mundo, de Oriente a Occidente, que la misma gloria que vino a Jerusalén a causa de Esteban, tocó también a Roma por mérito de Lorenzo”.

Tras su muerte, el cuerpo de San Lorenzo fue colocado en una tumba en la vía  Tiburtina. En ese lugar, el emperador Constantino erigió una Basílica, restaurada en el siglo 20 después de los daños provocados por el bombardeo americano sobre Roma el 19 de julio de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial. En el lugar donde tuvo lugar el martirio se construyó la iglesia de San Lorenzo en Panisperna. Según algunas fuentes  el nombre de Panisperna deriva de la costumbre de los frailes y las clarisas

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