Ciudad de México, marzo 31, 2025 19:59
Alcaldía Benito Juárez

A pérdida de patrimonio urbanístico en Centro SCOP, en Narvarte, ahora se suma la tala

Entre 51 árboles que la Sedema autorizó retirar hay fresnos y cedros, especies protegidas por ley

Deciden trasplantar otros 27 árboles, entre ellas 7 palmas canarias que no serán repuestas en Narvarte, sino en un vivero lejano.

STAFF / LIBRE EN EL SUR

La colonia Narvarte, una de las más emblemáticas de la capital por su historia y vida barrial, se enfrenta nuevamente a una decisión gubernamental que ha encendido la indignación de sus habitantes: la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA) autorizó la tala de árboles en el predio del antiguo Centro SCOP, un hecho que no solo implica una pérdida ecológica, sino también simbólica para la comunidad.

Este emblemático espacio, que durante décadas fue símbolo de modernidad y arte mural en la ciudad, se encuentra actualmente en proceso de transformación hacia un nuevo recinto cultural bautizado como “Parque del Muralismo Mexicano”, en lo que se pretende sea un homenaje al arte público. Pero los vecinos no lo ven así. Para ellos, se trata de una nueva imposición institucional sin consulta ciudadana ni transparencia real.

La noticia de la tala cayó como un balde de agua fría entre vecinas y vecinos, que desde hace años han defendido tanto el legado cultural del predio como las áreas verdes que lo rodean. En redes sociales, colectivos vecinales han reiterado que las decisiones sobre el futuro del predio no han sido suficientemente consultadas, y acusan opacidad por parte del Gobierno capitalino. Algunos recuerdan que en 2018 se logró frenar momentáneamente las obras tras una queja ante la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), al advertir riesgos al patrimonio cultural.

Fue hasta días recientes que trascendió públicamente que SEDEMA autorizó el derribo de 51 árboles, según el expediente DEIAR-AAP-863/2023. Algunos de los ejemplares fueron catalogados como muertos o deteriorados, mientras que otros “interfieren con la ejecución del proyecto”. En total, el predio alberga 610 árboles, de los cuales 526 se encuentran dentro del terreno y 84 en las banquetas. Aunque el informe oficial no precisa la totalidad de las especies que serán taladas, vecinos aseguran que entre los árboles a retirar hay fresnos, jacarandas, eucaliptos y palmas, algunos con más de tres décadas de antigüedad.

“Cada árbol tiene su historia, su sombra, su función”, expresó un residente en declaraciones retomadas por medios locales. “La ciudad no puede seguir desarrollándose a costa de sus pulmones”.

Los residentes han presentado nuevas denuncias ante la PAOT por presuntas irregularidades en el manejo del predio, entre ellas la falta de permisos para otras intervenciones como la demolición de edificios que forman parte del conjunto original. Advierten que la tala podría ser solo el primer paso de una transformación mayor, sin garantías de conservación real ni participación social.

Adicionalmente, esta tala autorizada ocurre en un contexto de pérdida significativa de arbolado en la propia colonia Narvarte, particularmente por la afectación masiva de palmas en camellones y parques a causa de una plaga de picudo rojo. En los últimos años, decenas de ejemplares han sido retirados, afectando no solo el paisaje urbano sino también el equilibrio ecológico de la zona. Habitantes de la demarcación han denunciado que muchas de estas palmas no han sido sustituidas por nuevos árboles, lo que profundiza la sensación de deterioro ambiental en el entorno barrial.

Entre los árboles que serán talados hay 18 laureles de la India, seis fresnos, cinco truenos, cuatro cedros, tres pulpos y otras especies. Tantlo los cedros como los fresnos, son protegidos por la ley como patrimonios urbanísticos de la ciudad. Nada explica al respecto la autorización de Sedema.

Además, se autoriza el trasplante de 27 árboles, incluidos 7 palmeras canarias, que serán trasladadas al Vivero de Nezahualcóyotl en Xochimilco.Tampoco se explica por qué estos aprbo,es no serán colocados, por ejemplo, en los emblemáticos camellones de Narvarte conde han muerto arboles.


Un legado en disputa: arte, sismos y resistencia ciudadana

Ubicado en la intersección de Eje Central y Xola, el Centro SCOP fue edificado en los años cincuenta como sede de la entonces Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. Más allá de su arquitectura funcionalista, el recinto fue concebido como una obra de arte total, donde la escultura, la pintura y el mosaico mural dialogaban en cada rincón. Participaron artistas como José Chávez Morado, Juan O’Gorman, Jorge Best, Guillermo Monroy y Arturo Estrada, cuyas obras contaban visualmente la historia de México.

Con el paso de los años, el complejo se consolidó como un hito cultural en la ciudad. Pero los sismos de 1985 y 2017 alteraron profundamente su destino. El último provocó daños estructurales severos y el desalojo definitivo del personal, dejando al conjunto en estado de abandono.

La propuesta oficial de transformarlo en el “Parque del Muralismo Mexicano” fue presentada como una estrategia de rescate patrimonial. No obstante, la iniciativa encendió las alarmas de artistas, arquitectos, historiadores y vecinos, que desde el principio denunciaron la falta de claridad sobre los términos de intervención. Alegaban que extraer los murales del sitio original era un despojo, un atentado contra su carácter integral.

Libre en el Sur documentó en 2018 que colectivos ciudadanos y familiares de artistas como Arturo Estrada y Guillermo Monroy exigieron que los murales permanecieran en su sitio y se conservara el conjunto arquitectónico como una unidad histórica. En notas publicadas ese año, se daba cuenta de la protesta del artista Fernando González Gortázar, quien advirtió que fragmentar los murales y colocarlos en un contexto ajeno sería como “arrancar páginas de un libro para colgarlas como cuadros”.

En ese mismo año, gracias a la presión vecinal, se logró una suspensión provisional de las obras. Colectivos como el Frente en Defensa del Centro SCOP han sostenido desde entonces una exigencia clara: participación real, diagnósticos públicos y respeto por el valor histórico y ambiental del predio. En publicaciones de 2019 y 2020, Libre en el Sur dio seguimiento al debate con especialistas del INAH y del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, quienes consideraban que el retiro de los murales alteraría su sentido histórico.

La reciente autorización para la tala de árboles, dada a conocer en marzo de 2025, vuelve a encender una lucha que no ha terminado. Para los vecinos, la eliminación de vegetación consolidada —muchas veces sin diagnósticos públicos— no puede ser justificada solo por la ejecución de un nuevo proyecto, por más noble que parezca su narrativa. Temen que este sea otro ejemplo de transformación urbana decidida desde los escritorios del poder sin escuchar a quienes habitan el territorio.

Hoy, más allá de los dictámenes técnicos, lo que está en juego es el modelo de ciudad que se quiere construir: uno que escuche a quienes habitan sus barrios o uno que imponga desde el escritorio lo que otros deben aplaudir. En Narvarte, el conflicto por el SCOP no es solo por los árboles que caen, sino por el derecho a decidir sobre lo que da vida y sentido al territorio.

Porque en esta parte de la ciudad, la memoria no se borra con grúas, ni los murales se entienden sin muros. Y las raíces, como la historia, no se cortan sin consecuencias.

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