Tras 40 años de impecable funcionamiento, el buque Cuauhtémoc colisiona ante el mundo

Momento del colapso del buque escuela Cuauhtémoc. Foto: Especial / Cuartoscuro
Choque del navío en Nueva York deja dos muertos y una veintena de heridos, algunos graves
La historia inquebrantable se fractura en uno de los escenarios más icónicos del planeta: el Puente de Brooklyn.
Expertos en navegación y autoridades estadounidenses coinciden en que el accidente del buque escuela Cuauhtémoc en el East River fue resultado de una serie de fallas técnicas y errores operativos
Considerado una joya náutica de su tipo en en el continente, el buque escuela fue construido en los astilleros Celaya de Bilbao, España, y entregado a la Marina mexicana en 1982. Es un velero tipo bricbarca con 23 velas. Tiene 90.5 metros de eslora, 12 metros de manga y una altura máxima de mástil de 44.8 metros.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Durante más de cuatro décadas surcó los océanos con gallardía, representando a México en más de 200 puertos del mundo sin un solo accidente en su historial. El Buque Escuela Cuauhtémoc —orgullo de la Armada de México, símbolo flotante de la diplomacia naval y estampa itinerante del honor— había sorteado tempestades reales y simbólicas sin que el casco de su reputación se resquebrajara. Hasta ahora.
El viernes 17 de mayo de 2025, esa historia inquebrantable se fracturó en uno de los escenarios más icónicos del planeta: el Puente de Brooklyn, en Nueva York. Frente a los ojos de miles de testigos —y de cámaras que ya circulan globalmente— el Cuauhtémoc colisionó con la parte baja de la estructura tras una aparente falla mecánica durante su maniobra de salida por el East River. Dos marinos fallecieron. Al menos 22 resultaron heridos. Y la historia cambió.
El Cuauhtémoc (ARM Cuauhtémoc BE-01) fue construido en los astilleros Celaya de Bilbao, España, y entregado a la Marina mexicana en 1982. Con 90.5 metros de eslora, 12 metros de manga y una altura máxima de mástil de 44.8 metros, es un velero tipo bricbarca con 23 velas, considerado una joya náutica de su tipo en el continente.
Su diseño se basa en el modelo alemán Gorch Fock, y es parte de una generación de buques escuela construidos para América Latina junto con el Gloria (Colombia), el Guayas (Ecuador) y el Simón Bolívar (Venezuela). Desde entonces, ha recorrido más de 400,000 millas náuticas sin registrar fallas mecánicas ni accidentes. Ha servido como plataforma de formación para cientos de cadetes y como embajador cultural de México ante el mundo.
El único antecedente trágico en su historia ocurrió en junio de 2017, cuando la cadete Eva Lidia Nava Guzmán cayó por la borda durante una maniobra frente a las costas de Mumbai, India. Fue una pérdida profundamente lamentada, pero no atribuible al buque ni a fallos operativos. Hasta 2025, nada había empañado su trayectoria.
El naufragio simbólico
El accidente ocurrió durante una jornada festiva. Con música de mariachi sonando en cubierta y el pabellón tricolor desplegado al viento, el Cuauhtémoc zarpaba rumbo a Europa como parte de un nuevo crucero de instrucción. Una falla de propulsión dejó al velero sin control. Las corrientes del East River lo empujaron sin freno hasta que su mástil mayor —de casi 45 metros de altura— golpeó violentamente la parte inferior del Puente de Brooklyn, cuya altura libre es de 39 metros.
El estruendo fue captado por decenas de cámaras y teléfonos. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. El símbolo del honor naval mexicano quedó atrapado entre los puentes de Manhattan y Williamsburg, convertido en postal de una tragedia inesperada. El velamen colapsó parcialmente. Dos marinos murieron en el acto. Veintidós más fueron hospitalizados, algunos en estado grave.
La presidenta Claudia Sheinbaum ofreció condolencias a las familias de los fallecidos y anunció que su gobierno acompañará la investigación oficial. La Secretaría de Marina suspendió temporalmente el crucero y ordenó un peritaje técnico que incluirá la revisión de protocolos, motores, personal de navegación y condiciones del puerto de salida.
Expertos en navegación y autoridades estadounidenses coinciden en que el accidente del buque escuela Cuauhtémoc en el East River fue resultado de una serie de fallas técnicas y errores operativos. De acuerdo con el Departamento de Policía de Nueva York, la embarcación perdió potencia poco después de zarpar del muelle 17, lo que hizo que la corriente lo arrastrara en reversa hacia el puente de Brooklyn.
Según el analista Gerardo Rodríguez, consultado por CNN, la embarcación fue remolcada de forma incorrecta, y debió haberse dirigido por una sección más segura del río para evitar que sus mástiles —de hasta 45 metros de altura— colisionaran con una estructura cuya altura libre es de solo 39 metros. El error, apuntó, no recae en los oficiales navales mexicanos sino en la maniobra de remolque en territorio estadounidense.
A ello se suma la hipótesis del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Colombia (Indemar), que advierte sobre un posible error de cálculo relacionado con la marea alta: el choque pudo haberse evitado si se hubiera tomado en cuenta que, al elevarse el nivel del agua, el mástil del Cuauhtémoc superaba por varios metros la altura disponible bajo el puente.
Tanto la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de Estados Unidos como la Secretaría de Marina mexicana ya han iniciado investigaciones conjuntas para esclarecer los hechos. El impacto del accidente ha sido mayúsculo no solo por las imágenes virales del buque emblema de la diplomacia mexicana encallado bajo uno de los puentes más emblemáticos del mundo, sino porque rompe una racha de cuatro décadas sin incidentes mayores para esta embarcación de gran valor simbólico.
Hoy, el Cuauhtémoc permanece inmovilizado, en espera de ser evaluado. Aunque sigue siendo símbolo de la tradición marítima nacional, su imagen ha sufrido un golpe profundo. Y ese golpe ocurrió justo donde más podía ser visto: ante el mundo.