Tras superar calamidades sin cuento a lo largo de tres lustros, diversos establecimientos emblemáticos de Benito Juárez con más de 20 años de antigüedad, en especial restaurantes, lograron sobrevivir echando mano del ingenio, el sacrificio y la perseverancia.
POR FRANCISCO ORTIZ PINCHETTI
Primero fue la influenza, en 2009. Luego el terremoto de 2017. Y finalmente la atroz pandemia, que se sumó a una aguda crisis económica y mantuvo las actividades mercantiles parcialmente detenidas por casi dos años. Fueron tiempos difíciles para los establecimientos mercantiles en el país y en nuestra ciudad. En la alcaldía Benito Juárez hubo no pocos negocios, algunos emblemáticos de la demarcación, que sucumbieron a la adversidad. Otros, afortunadamente, han sobrevivido.
La pandemia de Covid-19 acabó con varios restaurantes emblemáticos de la actual alcaldía Benito Juárez de los que Libre en el Sur dio cuenta en su edición del pasado mes de febrero. El Buen Bife, el Gallito, el Candelero, entre varios otros, no resistieron los efectos económicos de la prolongada cuarentena y tuvieron que cerrar sus puertas. Otros establecimientos de la demarcación tuvieron mejor suerte. O más habilidad para sortear la contingencia y lograron sobrevivir. Soportaron el cierre obligado durante varias semanas y se adaptaron a las circunstancias para continuar brindando el servicio a su clientela y a la vez sostener la fuente de trabajo para sus empleados. Entre ellos hay varios que son también ya tradicionales, con más de 20 años de actividad.
Entre esos están algunos de los clásicos de la capital, como La Mansión de Insurgentes Sur 778, esquina Los Ángeles, en la colonia Del Valle Centro. Un restaurante de abolengo, caro, con más de 60 años de fundado, especializado en espléndidos cortes de carne. Están también, por el mismo rumbo, el Lar Gallego, Insurgentes Sur 628 y Romero de Terreros, en Del Valle Norte, con muy comida española y afamado bar. Y, enfrente, en la colonia Nápoles, La Strega, de Maricopa 11, a media cuadra de Insurgentes, un lugar peculiar con temática de brujas, platos de carnes y mariscos de estilo mediterráneo y desayunos. El Marie Callender’s, en Insurgentes Sur 1168, esquina Tlacoquemécatl de la colonia del mismo nombre, ofrece comida norteamericana y afamados pays estilo neoyorkino.
Tierra adentro, encontramos lugares ya icónicos de Benito Juárez, como La Casa de la Yeya (antes La Tía Yeya), en Concepción Béistegui 303, esquina con Patricio Sanz. Desde 1992 ofrece auténtica comida casera tradicional mexicana a precios razonables. Tienen otro local en la calle Parroquia de la Del Valle Sur. La Fonda 99.99 es uno de los mejores restaurantes yucatecos de Ciudad de México, muy genuino y con precios accesibles. Está ubicado desde hace 34 años en Moras 347, entre San Lorenzo y Miguel Laurent, en la colonia Tlacoquemécatl del Valle. Entre sus especialidades destaca la sopa de lima, los panuchos de cochinita, el pollo pibil, es estofado y los papatzules.
Por los rumbos de Tlaco, la Fonda Margarita (en Adolfo Prieto1364-B, frente al parque) es uno de los lugares más emblemáticos de la alcaldía. Abre sólo de las 5 de la mañana hasta el mediodía y ofrece una variedad de guisados tradicionales, como el chicharrón en salsa verde o roja y las costillas en pasilla. Su especialidad: los huevos con frijoles refritos, al estilo de los “tirados” veracruzanos. Y para completar, a media cuadra están las nieves y paletas heladas de QBE, que incluyen versión sin azúcar. En la colonia Acacias está, como desde hace varias décadas, la taquería Los Güeros, en Rodríguez Saro 303-A. “Un lugar diminuto lleno de sabor”, describió un cliente en referencia a sus guisos tradicionales, además de sus tacos al pastor y sus carnitas.
Por la zona de la Portales, más precisamente en San Simón Ticumac, sigue funcionando La Oaxaqueña, con sus especialidades regionales de sazón inigualable. Este lugar fue fundado en 1951por Atilana Fabián, doña Tila, como un puesto callejero que luego se estableció en un local formal. Pruebe el mole negro, el coloradito y las tlayudas, entre otros manjares de la extensa gastronomía oaxaqueña. Hay un menú todos los días, muy económico, magnífico. Está en la calle Libertad 18, a media cuadra de calzada de Tlalpan. También por esos rumbos subsisten, célebres, los Sopes de la Nueve, en la actual calle de Luis Spota. Y muy cerca, en pleno Portales, el café La Finca Lina, los Caldos de Portales y El Convite de Ajusco 79-Bis, con 26 años de antigüedad, donde jueves y viernes además de buena comida hay jazz.
En la colonia Postal hay una heladería que ha sobrevivido a todo. Por algo se llama La Heróica. Fue fundada en 1935. Su clásico carrito de helados adquirió fama cuando estuvo por décadas en la esquina de Álvaro Obregón y Orizaba, en la colonia Roma. Ahora está ahí, guardado, en el local de Unión Postal 141. Y en la Independencia, la cafetería Son Son del Café cumplió ya 22 años en la esquina de Javier Sorondo y Leopoldo Lugones.
En Benito Juárez hay numerosas torterías. Pero dos de ellas son las icónicas: Tortas Don Polo (en el CUPA de Félix Cuevas 86), fundado en 1956, y El Capricho (en Rodin 407, San Juan Mixcoac), de 1974. Muy cerca de ésta última, por cierto, frente a la plaza Gómez Farías, sobrevive la tiendita El Nuevo Surtidor, que ¡tiene 75 años!
Hablando de tiendas, habrá que mencionar desde luego El Modelo, de Mier y Pesado 332, en Del Valle Norte, con su espectacular variedad de quesos, vinos y otros ultramarinos finos. Ahí cerca, en el 335 de la misma calle, exquisiteces de la gastronomía gala, de calidad y con larga tradición en El Entremés Francés: embutidos, conservas, botanas. Y ya que estamos por el rumbo del mercado “Lázaro Cárdenas” en avenida Coyoacán y Luz Saviñón está otro clásico: El Rey de Flautas Ahogadas.
Narvarte tiene fama por sus numerosas taquerías como las de División del Norte, algunas también muy tradicionales; pero se distingue en especial por sus restaurantes de comida árabe, concretamente libanesa. Destaca Don Eraki, fundado en Puebla en los años 30 del siglo pasado y desde 1985 ubicado en Cumbres de Maltrata 263-A. Se trata del primero y por ello el mejor de los tacos estilo árabe. El otro es La Nueva Libanesa con su bufete árabe, ubicado en Vértiz 1111. Y está también por ahí, en avenida Universidad 538, un auténtico restaurante ruso, Kolokob, fundado en 2001 por la familia Leonov de emigrantes, con sus famosas empanadas rusas que surgieron primero en Santa María la Ribera.
El Maquech Púrpura, la antojería yucateca que nació en un puesto callejero, ha sobrevivido 47 años en su escondite de la calle Tepozteco 26, a media cuadra de la glorieta SCOP. Panuchos, tacos y tortas de los más tradicionales guisos de la península. Y, entre las taquerías, una de la favoritas de Narvarte es sin duda Los Hornillos, con 36 años de historia, en avenida Universidad 171, que también tiene buenos cortes.
Mención aparte merece la panadería El Escudo, de Letrán Valle: está a punto de cumplir un siglo de existencia, pues fue fundada en 1923. Es, en alguna forma, el referente de la colonia, donde se puede encontrar una enorme variedad de biscochos tradicionales, desde conchas, orejas y donas hasta los singulares cocodrilos, cubiletes, rollos, ojos de buey, besos, rejas, bollos, moños. Lo encuentra en Pilares 1206, justo en la Glorieta de Vertiz.
Y en el poniente de la alcaldía, concretamente en Mixcoac, está la Taquería Hermanos Luna, con más de 60 años de antigüedad, donde lo más famoso no son los tacos… sino las gorditas, en especial las rellenas de carne al Pastor. Son espectaculares tanto las colas que forman los clientes como el enorme caso en que se fríen a la vez cientos de gorditas de masa de maíz.
En la Nochebuena, sobre el Eje 6 Sur Tintoreto 123, enfrente a la Plaza México, el taurinísimo Villamelón, con cinco décadas detrás (fue fundado en 1961), es célebre por sus tacos de cecina y longaniza, pero sobre todo por sus salsas. Es parada obligada de los aficionados al toro en los días de corrida.
Le-Lah-T’Ho es un restaurante de comida yucateca de larga tradición. Muy recomendable, la sopa de lima. Está desde 1961 en avenida Patriotismo 456, en San Pedro de los Pinos. Y en esa colonia también, más al poniente, sobreviven los Helados Regios, más famosos por sus paletas de frutas, en la Calle Dos número 30.
Son los sobrevivientes.
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