DAR LA VUELTA / Con el pie derecho en la colonia Del Valle
Una toma de la colonia Del Valle a través de la cámara de Santiago Arau. Foto: X / Santiago_Arau
Una buena manera de empezar el año es proponernos realizar acciones para obtener metas que traigan beneficios colectivos a los habitantes de esta hermosa y arbolada zona.
POR PATRICIA VEGA
Empezar esta primera colaboración para Dar la vuelta en el 2025 con el pie derecho. Muchas veces es necesario alejarse del barrio y de la ciudad en la que se vive para tener una perspectiva más amplia de las cosas, tamizada por la distancia y la serenidad.
Primero que nada los invito a imaginar que observamos a nuestra unidad territorial y alcaldía –Del Valle V en Benito Juàrez– desde un dron, tipo el que utiliza Santiago Arau para fotografiar esas fantásticas vistas aéreas de la ciudad de México tan características de su propuesta visual. Comprobaríamos así, una vez más, que vivimos en una de las zonas más arboladas de nuestra amada CDMX. Sin embargo, la mayoría de las veces no apreciamos este privilegio y damos por hecho que las zonas verdes de nuestra colonia siempre han estado y estarán ahí.
Ahora bien, si bajáramos el dron a ras de piso y para recorrer las calles que nos rodean caeríamos en cuenta de una realidad cada vez más atroz: la situación en la que viven y sobreviven muchos de esos árboles –truenos, fresnos, jacarandas, palmas, hules y un largo etcétera– está lejos de ser la ideal para su sobrevivencia; muchos de ellos están enfermos a causa de plagas, insectos y lo peor: la mano humana con maltratos a sus cortezas y podas inverosímiles o absurdas por decir lo menos.
Cada vez son más frecuentes las noticias de árboles cuya apariencia es buena pero por dentro están podridos por lo que no es raro que caigan estrepitosamente sobre calles, automóviles y personas con su consecuente cuota de víctimas muchas veces mortales. En el mejor de los casos, dichos árboles se recargan en casas y edificios y, en el peor, son víctimas de la avaricia de comerciantes –ahora se les llama emprendedores– que establecen sus negocios a costa de la vida de árboles añejos que sufren con la poda, más bien tala, cuyo futuro ya no será viable.
Pienso específicamente en la taquería que recientemente se ha instalado en la esquina de la calle de San Lorenzo esquina con la avenida Insurgentes, que en aras de sus ganancias ha sacrificado el futuro de un hermoso árbol que ahora está en medio de ese changarro. Habría que definir de quién es la responsabilidad de la tala que ha puesto en riesgo la vida de ese árbol: del dueño que renta un espacio para que se establezca un local comercial o de los comerciantes que lo rentan, pero esa ya es harina de otro costal o colaboración.
Enumero brevemente los riesgos más evidentes para nuestros –sí nuestros, de la comunidad que habita en la zona– árboles: el ataque de plagas que no han sido controladas ni atendidas (el triste caso de la palmeras); las deformaciones provocadas las podas realizadas por empresas prestadoras de servicios que utilizan cableados de diversos tipos (líneas de luz y cables telefónicos o de servicio de streaming); decisiones de servidores públicos que, para dar mantenimiento a las banquetas (acción que se agradece, me refiero al mantenimiento), ordenan la tala de ramas y raíces del arbolado o las cubren de cemento y concreto encerrando a los árboles en cajetes que no son adecuados para la respiración (vida) de los árboles. No sobra aclarar que no estoy en contra del qué sino en contra de la forma en la que se lleva a cabo.
Creo que una buena manera de empezar el año es proponernos realizar acciones para obtener metas que traigan beneficios colectivos a los habitantes de esta hermosa y arbolada zona. Una buena manera de empezar es con un censo de los árboles con los que contamos en nuestro pequeño espacio –la unidad territorial del Valle V– con una descripción de la situación en la que se encuentran.
Parecería una propuesta simplona, pero desde mi punto de vista sería un paso enorme para apuntalar un futuro que construyamos entre todos.
Para este 2025 apuesto por una vida buena, circundada por dadores de vida: nuestros árboles. ¿Quién se suma?