Ciudad de México, noviembre 23, 2024 02:20
Revista Digital Julio 2024 Viajes

Días de sol, agua, alegría y convivencia

El verano, que cada año nos trae a la vez sol y lluvia, es para muchos la mejor época del año, en las que las vacaciones son el eje de nuestro gozo y la mejor oportunidad de convivir en familia y con la naturaleza.

STAFF / LIBRE EN EL SUR

En el Hemisferio Occidental, se sabe, el verano es la más calurosa de las cuatro estaciones del año. Se le asocia con el sol, la alegría, la  vida, la abundancia, la lluvia, la naturaleza. Está en efecto vinculado a la cosecha, el tiempo de la vendimia, el fruto. Y a las vacaciones, claro. Pero en realidad el verano es mucho más que todo eso.

En algunas regiones del mundo, como en los países de Europa, como España, Italia o Francia, el calor veraniego no sólo es agobiante, sino que materialmente obliga a los habitantes a trasladarse a latitudes más frescas. Prácticamente se detienen las actividades normales en la industria, el comercio o los servicios.  Ese es el sentido del verbo “veranear”, tan común en esas naciones.

En nuestro caso no ocurre así. El verano es relativamente benigno y permite continuar con la vida normal. Durante mucho tiempo ni siquiera se suspendían las clases en los meses veraniegos. Ahora tenemos las vacaciones de verano, que coinciden con el final de cada ciclo escolar. Esto ha hecho posible que muchos de nosotros disfrutemos las vacaciones en familia, niños y adultos, lo que es una oportunidad magnífica para el esparcimiento y el descanso, la diversión, pero también para la tan importante convivencia.

Este año, el ciclo escolar termina oficialmente  el 19 de julio del 2024, según el calendario de la SEP; sin embargo, las clases terminarán tres días antes, el 16 de julio debido a que los profesores tendrán un taller intensivo de formación académica.

Aun sin salir fuera de la ciudad, la presencia de los pequeños en casa modifica sustancialmente la vida cotidiana: cambian los horarios, las actividades, las diversiones. Es la oportunidad de pasar unas semanas juntos, para jugar, platicar o acudir a museos y espectáculos como el cine, o los paseos al aire libre que normalmente se dificultan por las obligaciones escolares.

Lo ideal, claro, es aprovechar el asueto de los niños para meter los trajes de baño en la maleta y tomar carretera –o aeropuerto—rumbo a algún destino de playa, que por razones obvias son los más concurridos en esta temporada. En nuestro país tenemos opciones múltiples, inacabables diría yo, de balnearios marinos sumamente atractivos.

Por el lado del Golfo de México,  tenemos el puerto más tradicional de todos, el de Veracruz, con sus playas de Villa del Mar, Mocambo y otras, lo que se complementa con un ambiente formidable y una gastronomía única. También están, hacia el Sur, Playa Azul en Tabasco y las playas campechanas cercanas a la hermosa capital de ese estado y, hacia el norte, las de Chachalacas, Costa Esmeralda, Tecolutla y Tuxpan, que es por cierto estas dos últimas la más cercanas a la Ciudad de México.

En el Pacífico, tenemos desde las costas sud bajacalifornianas y sonorenses hasta las oaxaqueñas, pasando por Los Cabos,  la Riviera Nayarita, Puerto Vallarta, Ixtapa-Zihuatanejo,  Acapulco (que ya está relativamente recuperado de los estragos del huracán “Otis”, con 10 mil de sus habituales 19 mil camas disponibles), Puerto Escondido, Puerto Ángel, Mazunte, Zipolite y Huatulco. Y en el caribe, desde Cancún hasta Tulum una serie de playas maravillosas, además de las isleñas de Cozumel e Isla Mujeres. Por mencionar algunas, conste.

Los capitalinos tenemos otro opción bien cercana de divertimento donde gozar del clima veraniego: los balnearios del estado de Morelos…. Aunque nos ofrezcan “eterna primavera” Entre otros destinos están os varios que hay en Cuernavaca, Cuautla y Oaxtepec, además de Temixco, El Rollo, Agua Hedionda, Las Estacas  y Ojo de Agua por citar sólo algunos. 

O en la propia Ciudad de México, tenemos espacios abiertos para divertirnos en grade con los pequeños, tanto los tradicionales como son las dos secciones del Bosque de Chapultepec –con sus dos lagos, su zoológico y su castillo–, los canales de Xochimilco  o el Six Flags del Ajusto u otros menos concurridos pero también muy atractivos como el parque Ecológico de Xochimilco, el balneario Elba, La Mexicana, de Santa Fe; el Bosque de Tláhuac y el parque Bicentenario de Azcapotzalco. Además, claro, de los juegos infantiles que existen en la mayoría de nuestros parques públicos.

Pero el verano, decíamos, es mucho más que eso: el disfrute intenso de la naturaleza que nos permite esa época fugaz de apenas 12 semanas.

Por eso a menudo nuestras vivencias en esa época del año se quedan para siempre en nuestros recuerdos y en nuestro ánimo. A menudo se convierten en melancolía, a veces en nostalgia, que no son lo mismo. Esa es la otra cara del verano.

De ahí que al dedicar el presente edición de Libre en el Sur al verano, hemos pedido a varios de nuestros colaboradores nos escriban relatos que se refieran a la estación que para muchos es la más hermosa del año, que presentamos junto con un ensayo especializado precisamente acerca de la melancolía que a menudo provocan estos días de sol y lluvia. Ojalá los disfruten.

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