De cuando Ebrard desdeñó una propuesta de Silvia Pinal y ‘Libre en el Sur’ para una calle Buñuel
Silvia Pinal con Luis Buñuel y Francisco Rabal en la filmación de 'Viridiana'. Foto: Facebook / @silvia.pinal.h
‘Creo que es de elemental justicia ese homenaje’, proclamó la diva en el 2007
A la iniciativa de este medio se sumaron también vecinos, personalidades de la cultura y diputados de todos los partidos políticos.
Luis Buñuel vivió hasta su muerte en la colonia Tlacoquemécatl del Valle de la capital. A las comidas en su casa llegaba lo mismo Catherine Deneuve que Gabriel García Márquez.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Aunque nacido español, a Luis Buñuel difícilmente se le puede regatear el lugar que tiene como uno de los más grandes directores del cine mexicano de todos los tiempos.
Y así lo consideraba la ya legendaria actriz Silvia Pinal, que murió este jueves 28 de noviembre a los 93 años de edad. Ella misma se sumó con notorio entusiasmo a una propuesta de Libre en el Sur para que se le pusiera su nombre a la calle en la que vivió el cineasta hasta su muerte, en la colonia Tlacoquemécatl Del Valle.
En realidad, se trata de una calle que no tiene nombre, la Cerrada de Félix Cuevas, que desemboca justamente al Eje 7 Sur que lleva de apellido el nombre del filántropo. Y aunque en la ciudad no existe ninguna arteria que tenga el nombre de Buñuel, el gobierno de Marcelo Ebrard desdeñó la propuesta, a la que le habían convocado diputados locales de todos los partidos políticos.
En una carta dirigida a Francisco Ortiz Pinchetti, director de Libre en el Sur, el 28 de marzo de 2007, Silvia Pinal escribió:
“Leí con mucho interés la propuesta que me hizo llegar acerca de solicitar a las autoridades que se imponga el nombre de Luis Buñuel a la actual Cerrada de Félix Cuevas, en la colonia Del Valle. Los argumentos son absolutamente contundentes, pues en efecto se trata de un creador inmenso, uno de los cineastas más importantes en la historia del cine mundial.
“Por ello, respaldo con todo entusiasmo la idea y sumo mi petición para que lo más pronto posible tengamos la calle de Luis Buñuel justamente donde él vivió durante muchos años y hasta su muerte. Creo que es de elemental justicia ese homenaje”.
Tres meses más tarde, el 4 de julio de aquel año, diputados de todos los partidos políticos secundaron un punto de acuerdo propuesto por los panistas Miguel Ángel Erasti y Alfredo Vinalay para exhortar a las autoridades capitalinas para el cambio de nomenclatura.
“Se solicita respetuosamente al secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda para que, en su carácter de presidente de la Comisión de Nomenclatura, realice los trámites correspondientes a efecto de que se modifique la denominación Cerrada de Félix Cuevas por la de Cerrada de Luis Buñuel, en honor a este cineasta”, puso el punto de acuerdo.
El diputado del PRD, Salvador Martínez Della Roca, manifestó en tribuna la ironía de que no exista una sola calle que lleve el nombre de Luis Buñuel y en cambio haya 40 con el nombre de Gustavo Díaz Ordaz.
Al presentar la iniciativa, el diputado Errasti destacó la brillante trayectoria del cineasta nacido en España en 1900 y nacionalizado mexicano en 1949, que realizó en nuestro país 21 de las 37 obras de su creación. Refirió que en las películas “que estuvieron bajo el mando de su ojo, quedó impregnada una crítica muy fina hacia la burguesía y la forma de vida de la sociedad”.
Y enlistó algunos de los premios que Buñuel obtuvo en vida, entre los que destacó el de mejor director en el Festival de Cannes (1950) por Los olvidados y primer lugar en el mismo festival por Viridiana, la cinta con la que encumbró a Silvia Pinal como su protagonista.
Aunque la actriz no lo escribió en su carta, sí le manifestó a Ortiz Pinchetti en una conversación telefónica que fue Buñuel, precisamente, el que la lanzó a la fama. “A él le debo todo”, soltó.
Fue Silvia Pinal la que se empecinó en trabajar con Luis Buñuel, al que admiraba profundamente. No lo logró hasta que viajó a España con su entonces esposo, el productor Gustavo Alatriste, para convencerlo. A la actriz no la amilanó la advertencia de Buñuel de que sus cintas no eran taquilleras.
La iniciativa de Libre en el Sur de la calle Buñuel fue apoyada también por cineastas, escritores, actores, pintores, músicos, académicos y periodistas. Pero Marcelo Ebrard hizo caso omiso y ni siquiera ordenó el inicio de la gestión.
En el 2011, el gobierno de España compró y renovó la casa de Buñuel, ubicada en el número 27 de la Cerrada de Félix Cuevas, y en el 2017 la cedió en comodato a México para ser sede de la Federación Iberoamericana de Academias de Cine (Fiacine) y de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), que lastimosamente la usa como oficinas.
En principio el inmueble iba a ser utilizado como centro de enseñanza conjunto del gobierno español, según presumieron sus representantes durante una reinauguración de la casa en diciembre del 2011, en la que se presentó una exposición iconográfica de Viridina, a la que acudió Silvia Pinal al lado del cineasta mexicano Arturo Ripstein.
Aunque la residencia volvió a quedar cerrada, tomó el nombre de Casa-Museo Luis Buñuel, supuestamente porque se convertiría en una extensión del museo del artista en su natal Teruel, España.
La casa vallesina, caracterizada por tener hiedras en la parte interior de su barda, así como un asador en el jardín, fue habitada por Buñuel a partir de 1952 y fue en este lugar donde concibió filmes como El ángel exterminador –donde también destaca la actuación de Silvia Pinal– y el lugar donde solía recibir a personalidades de la época como las actrices como Catherine Deneuve, María Félix Katerine y la misma Pinal.
El lugar constituye un importante espacio en el que Buñuel recibió a muchos amigos republicanos y exiliados como él mismo, entre los que se encontraban José Ignacio Mantecón, Eduardo Ugarte, Pepe Moreno Villa, Gustavo Pitaluga o Rafael Sánchez Ventura, pero también fue lugar de encuentro con intelectuales de la talla de Octavio Paz, Carlos Fuentes o Gabriel García Márquez.
Buñuel encargó la edificación de su casa, en la que vivió hasta el final de sus días, al arquitecto español Arturo Sáenz de la Calzada, compañero de la Residencia de Estudiantes. El arquitecto, siguiendo las indicaciones de Buñuel, empleó el ladrillo expuesto en el diseño del edificio, utilizado en México como un elemento nostálgico, que constituye una muestra sumamente representativa de la arquitectura española en el exilio. Años más tarde, Buñuel pidió al mismo arquitecto su colaboración para construir los dos capiteles en los que hace penitencia Simón del desierto, la película en la que Silvia Pinal logró la que probablemente sea su actuación más excelsa.