El culmen del barroco neochilango del desayuno se encuentra en la esquina de Holbein y Patriotismo en la colonia Nonoalco.
POR DR. BOLAVSKY
Las personas que tenemos la fortuna de vivir cerca de alguna zona de oficinas, podemos salir de casa sin desayunar sabiendo que a la vuelta de la esquina tendremos múltiples opciones gastronómicas en puestos temporales para saciar nuestro apetito.
Hombres y mujeres del alba que nos ofrecen lo mismo yogurt con frutas, gelatinas con sabores combinados, tortas de jamón como las que soñaba el Chavo del ocho , sanduiches de pan integral y jamón de pavo para los que creen que así bajarán de peso, cocteles de frutas, jugos y licuados. Todos madrugan pues desde las siete de la mañana ya están ofreciendo sus servicios, no se diga de los botes de tamales sobre anafres para que no pierdan el calor, acompañados con café de olla o champurrado.
Aquí aparece el primer antecedente de nuestro platillo estrella, la famosa y citadina torta de tamal, también conocida como guajolota, que consiste en un delicioso tamal recién sacado del bote al cual se le quitan las hojas de maíz que lo envuelven y se deposita dentro de un bolillo cortado a lo largo por un solo lado, se envuelve en un papel la mitad del bolillo para poderlo sujetar y comenzar a comer la otra mitad.
La evolución de la guajolota nos llevó a las famosas tortas de chilaquil, otra vez un bolillo cortado de un solo lado relleno de chilaquiles con salsa verde o roja según el gusto y pollo desmenuzado en un principio, (luego fueron cambiando el pollo por guisados varios, y coronando el patillo una cucharada de cochinita pibil). Al final, la crema y el queso desmoronado con cebolla picada, y la difícil tarea de intentar cerrar el bolillo, lo cual nunca se consigue.
El culmen del barroco neochilango del desayuno se encuentra en la esquina de Holbein y Patriotismo en la colonia Nonoalco, alcaldía Benito Juárez. En donde nos recibe personalmente en una mesa estratégicamente colocada entre dos postes y con un bote de tamales al lado, Ángel Hernández, creador del Guajolotongo, que consiste en poner un tamal, verde, rojo, o de rajas dentro de un recipiente hondo desechable, se pica con la cuchara y se ponen chilaquiles sobre el tamal, además pollo, crema y queso con cebolla.
Como todo esto no cabe dentro del bolillo se entrega aparte para que no se humedezca y se recomienda darle una mordida al crujiente pan y dos bocados al guajolotongo, y cuando uno pregunta el porqué del nombre, don Ángel responde simpáticamente tratando de imitar el tono de un guajolote. Porque te deja gordo gordo gordo.
Angel Hernandez, Holbein esquina con Patriotismo.
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