Ciudad de México, octubre 19, 2025 12:49
Ciudad de México

Exhiben inundaciones la fragilidad estructural del drenaje en la CDMX

El histórico “diluvio” del 27 de septiembre dejó un saldo de 293 viviendas afectadas, colapsando el transporte masivo y confirmando que la crisis hídrica trasciende el oriente y se instala como un riesgo urbano crónico.

Frente a precipitaciones récord, que superaron los 90 milímetros en un solo evento, las autoridades apuestan por apoyos paliativos, mientras la infraestructura esencial —desde el Metro hasta los vasos reguladores— demuestra décadas de negligencia que se traduce en inundaciones cada vez más graves.

STAFF/LIBRE EN EL SUR

El histórico “diluvio” del 27 de septiembre dejó un saldo de 293 viviendas afectadas, colapsando el transporte masivo y confirmando que la crisis hídrica trasciende el oriente y se instala como un riesgo urbano crónico.

Frente a precipitaciones récord, que superaron los 90 milímetros en un solo evento, las autoridades apuestan por apoyos paliativos, mientras la infraestructura esencial —desde el Metro hasta los vasos reguladores— demuestra décadas de negligencia.

La Ciudad de México ha recibido un brutal recordatorio de que su compleja red hidráulica opera al límite, siempre a merced del clima. El último embate de la temporada de lluvias, que tuvo su clímax

Ese sábado 27 de septiembre, desnudó la fragilidad de una megalópolis que, a pesar de las promesas de modernización, sigue gestionando su agua con sistemas obsoletos y al borde del colapso. Los daños no se limitan a una emergencia meteorológica, sino que configuran una crónica de fallas estructurales que afectan la calidad de vida de millones.

El balance de afectaciones materiales es contundente: 293 viviendas afectadas en el conjunto de la capital, una cifra que ilustra la precariedad con la que se vive en las zonas de mayor vulnerabilidad. El peso del desastre, de manera ineludible, recayó en el oriente. Iztapalapa se erigió como la zona cero, donde el desbordamiento parcial del vaso regulador de La Quebradora provocó anegaciones de hasta un metro de altura en domicilios de la Unidad Habitacional Vicente Guerrero. El agua residual y pluvial irrumpió sin control en colonias históricamente golpeadas como La Colmena, Ejército de Oriente y Santa María Aztahuacán, evidenciando que el problema de las grietas y la falta de absorción superficial no ha sido resuelto de fondo.

En la alcaldía Tláhuac, la afectación se replicó en comunidades como San Juan Ixtayopan, tras registrar una precipitación local de 62 milímetros.

Si bien la afectación fue mayor en estas alcaldías, demarcaciones centrales y norteñas como Gustavo A. Madero (con incidentes en San Juan de Aragón) y Tlalpan (con encharcamientos en Pedregal de San Nicolás) también sumaron incidentes, confirmando que la emergencia es de carácter sistémico y metropolitano.

La movilidad de la capital se detuvo. El Sistema de Transporte Colectivo Metro se vio obligado a suspender operaciones en el tramo de Pantitlán a Guelatao de la Línea A y paralizó la Línea 1 del Cablebús. Las medidas de “marcha de seguridad” se impusieron en hasta nueve líneas de la red, estrangulando el flujo de la ciudad.

La fragilidad operativa del transporte se complementó con la parálisis vial: los equipos de emergencia atendieron al menos 68 encharcamientos de nivel alto que anularon el uso de vialidades primarias como Circuito Interior, Viaducto Tlalpan y Calzada Ignacio Zaragoza.

Los equipos de auxilio, que incluyeron el despliegue de 156 elementos, además del achique en las viviendas, intervinieron en la remoción de 10 árboles y 2 postes de energía eléctrica caídos, síntomas del deterioro urbano.

Ante la magnitud del fenómeno, que según la Jefatura de Gobierno incluyó acumulaciones de 90.75 milímetros de lluvia en 24 horas —un volumen no visto en décadas—, el problema de la CDMX no es la lluvia, sino la capacidad de respuesta de sus obras.

CIUDAD DE MÉXICO, 28SEPTIEMBRE2025.- Automóviles quedaron varados en medio de la inundación en la colonia Santa María Aztahuacán en la alcaldía Iztapalapa. FOTO: DANIEL AUGUSTO/ CUARTOSCURO.COM

La respuesta gubernamental inmediata se ha centrado en el anuncio de 100 millones de pesos en apoyos para damnificados. No obstante, el acento crítico recae en la necesidad de inversión a largo plazo. Las autoridades han reconocido la necesidad de una inversión de miles de millones de pesos para solucionar el rezago hídrico. Mientras esa inversión no se concrete y la infraestructura siga operando al borde del quiebre, cada temporada de lluvia seguirá siendo una cuenta de cobro por la negligencia histórica en la planeación y el mantenimiento de la Ciudad de México. La vida en la megalópolis sigue determinada, dolorosamente, por el estado de sus alcantarillas.

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