Ciudad de México, abril 14, 2025 22:57
Cultura

Muere Mario Vargas Llosa, Premio Nobel, escritor universal

El novelista peruano, ícono de la literatura en castellano, tenía 89 años.

Critico implacable de los populismos, representó el pensamiento liberal en Hispanoamérica.

STAFF / LIBRE EN EL SUR

Mario Vargas Llosa, uno de los más grandes representantes de la narración en castellano, ganador del Premio Nobel de Literatura y representante del liberalismo latinamericano las últimas cuatro décadas, murió a los 89 años de edad, sin que hasta el momento se hayan precisado las causas.

Lo cierto es que a Vargas Llosa, con una intensa vida pública, se le vio menos los últimos meses. Sus hijos han precisado que no habrá ceremonia pública y que sus restos serán incinerados, como era su deseo.

“Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre, Mario Vargas Llosa, ha fallecido hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz”, publicaron en X Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa. Dijeron confiar en tener el espacio y la privacidad necesaria en su despedida.

Mario Vargas Llosa nació en Arequipa, Perú, 1936, y también tenía la nacionalidad española y dominicana; fue una de las voces más sólidas, influyentes y polémicas de la literatura en lengua española. Su obra constituyó un testimonio apasionado de cómo la ficción podía convertirse en una herramienta para entender —y desentrañar— las estructuras del poder, la violencia, el fanatismo, la corrupción y las contradicciones del ser humano.

A lo largo de más de seis décadas, forjó una carrera literaria monumental, en la que la complejidad narrativa convivió con un compromiso ideológico ineludible: el de la defensa del individuo frente a cualquier forma de opresión.

Su irrupción literaria en 1963 con La ciudad y los perros marcó un antes y un después en la narrativa latinoamericana. La novela, ambientada en un colegio militar de Lima, fue un feroz alegato contra el autoritarismo y la hipocresía de las instituciones. Luego vinieron La casa verde (1966), Conversación en La Catedral (1969), La guerra del fin del mundo (1981), La fiesta del Chivo (2000) y muchas más, en las que desplegó una prosa rigurosa, ambiciosa y obsesiva, con estructuras narrativas complejas y una sensibilidad que navegaba entre la ironía, la tragedia y la lucidez crítica.

En 2010, recibió el Premio Nobel de Literatura “por su cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia individual, de su rebelión y de su derrota”, consagrando una trayectoria ya considerada canónica. Su nombre se asoció, junto a García Márquez, Carlos Fuentes y Julio Cortázar, al llamado “Boom” latinoamericano, aunque Vargas Llosa siempre mantuvo una posición autónoma, a veces incómoda, respecto a sus contemporáneos.

Su pensamiento político recorrió un camino singular: desde simpatías con la Revolución Cubana en su juventud, hasta una firme adhesión al liberalismo democrático. Vargas Llosa fue un crítico implacable de los populismos, del intervencionismo estatal desmedido y de cualquier sistema que sacrificara la libertad individual en nombre de utopías colectivas.

En ensayos como La llamada de la tribu (2018), rindió homenaje a pensadores como Hayek, Popper o Isaiah Berlin, y expuso con claridad su visión del liberalismo como un humanismo moderno.

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