La reacción de El Vaticano a la película Cónclave, en tiempos del Papa Francisco

Fragmento del cartel de la película. Especial
Un artículo en L’Osservatore Romano se interpretó en medios internacionales como una especie de aprobación tácita.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
A pesar de los rumores y especulaciones que circularon tras el estreno de Cónclave, la película dirigida por Edward Berger y basada en la novela homónima de Robert Harris, no hubo una reacción oficial adversa por parte del Vaticano. Al contrario: medios cercanos a la Santa Sede ofrecieron críticas positivas y subrayaron el respeto con el que se retrató el proceso de elección de un nuevo Papa, incluso cuando la trama incorpora giros ficticios y controversiales.
Cónclave es un drama cargado de suspenso y ambientado en la Capilla Sixtina, donde los cardenales se reúnen tras la muerte de un pontífice para elegir a su sucesor. La historia se centra en el cardenal Lomeli (lawrence en la película), interpretado por Ralph Fiennes, quien es nombrado camarlengo y debe supervisar el cónclave. A medida que avanzan las votaciones, Lomeli descubre secretos que amenazan con alterar el rumbo de la Iglesia. Entre ellos, la existencia de un cardenal “in pectore” cuya identidad había sido mantenida en secreto por el Papa fallecido, y que guarda una revelación final que trastoca todas las expectativas: el nuevo papable es una persona intersexual. El filme combina elementos de thriller político, misterio moral y reflexión sobre el poder espiritual.
Hay versiones no desmentidas de que el Papa Francisco vio la película antes de su estreno y que le pareció bien; aunque no se pronunció públicamente sobre la cinta ni hay evidencia confirmada de que la haya visto. Sin embargo, el periódico vaticano L’Osservatore Romano, en su edición del 1 de febrero de 2025, publicó una crítica escrita por Alessandra Comazzi en la que se elogió la película como un thriller que evita caer en lo ofensivo: “La historia es ficticia, pero trata con inteligencia la complejidad de un cónclave y lo que representa para la Iglesia”. Esta lectura se interpretó en medios internacionales como una especie de aprobación tácita.
Por su parte, Avvenire, diario de la Conferencia Episcopal Italiana, también celebró la producción, calificándola como una obra de “belleza suntuosa, con una trama apasionante y comentarios sutiles sobre el poder y la espiritualidad dentro del Vaticano”.
No todos los sectores eclesiásticos compartieron el entusiasmo. El cardenal Sean O’Malley, miembro del Consejo de Cardenales y participante del cónclave de 2013, expresó reservas en su blog personal. “El filme ofrece entretenimiento y tensión dramática, pero no refleja la verdadera experiencia espiritual de un cónclave, que está impregnada de oración, silencio y comunión”, escribió.
Estas posturas reflejan una visión matizada dentro del Vaticano: una valoración artística y respetuosa por parte de los medios oficiales, pero también observaciones críticas desde quienes han vivido el proceso en carne propia.
Cónclave introduce elementos dramáticos que se apartan del protocolo canónico, como la figura de un cardenal “in pectore” cuya identidad secreta se revela en plena votación, y la elección de un Papa intersexual. Este último giro ha generado debates en redes sociales y medios católicos, aunque sin una condena explícita por parte del Vaticano.
El contexto en que se estrenó el filme —en paralelo con el deterioro de salud del Papa Francisco— alimentó aún más el interés mediático. Durante sus últimas semanas de vida, cuando ya se encontraba visiblemente debilitado, el Papa evitó entrar en polémicas y mantuvo su agenda espiritual sin hacer referencia al tema.
El trato institucional hacia Cónclave parece alinearse con el estilo que caracterizó el pontificado de Jorge Mario Bergoglio: evitar confrontaciones innecesarias, incluso ante temas potencialmente polémicos, privilegiando la pastoral sobre la censura. “La Iglesia no debe tener miedo a la ficción si esta despierta preguntas sobre el espíritu”, habría comentado un prelado cercano al entorno papal, según recogieron fuentes del diario La Stampa.
Aunque Cónclave dramatiza y reimagina un proceso sagrado con licencias creativas que han dado pie a interpretaciones diversas, no se puede decir que el Vaticano haya mostrado una postura crítica o de rechazo. Al contrario, la apertura con la que se permitió su circulación —sumada a la crítica positiva de L’Osservatore Romano— deja claro que la cinta fue percibida como una obra que, aunque provocadora, no resultaba ofensiva para la institución eclesial.