“Lo que quiero pedirles en esta carta es el advenimiento de una nueva etapa de nuestra vida pública, en la que tenga lugar el rescate de este país…”
FRANCISCO ORTIZ PINCHETTI
Queridos Reyes Magos:
A la hora de pensar en escribirles esta carta recordé con melancolía inaudita los tiempos en que, de niño, les escribía para pedirles mis juguetes del 6 de enero. La costumbre en mi casa era que con días de anticipación hiciéramos nuestro escrito y lo colocáramos en el Nacimiento que mi madre ponía cada año con musgo, heno y figuras italianas sobre las mesas dispuestas por mi padre en algún rincón de la sala, a veces junto al arbolito de Navidad.
Sabíamos que en alguna forma extraña, quizá a través de un ángel, nuestras cartas llegaban oportunamente a sus manos. En aquel tiempo no se usaba mandarlas a través de globos de gas, como ahora. Su traslado era un misterio mágico que formaba parte de la hermosa tradición que heredamos de nuestros antepasados.
Recuerdo con especial añoranza aquella ocasión en que les pedí una bicicleta, ¿se acuerdan? La verdad me había portado muy bien y estaba seguro de merecer semejante regalo. También me avalaban las magníficas calificaciones que obtuve al cursar creo el sexto de primaria. Pues bien, el caso es que cuando tempranito y emocionado bajé de mi cuarto a donde estaba el nacimiento me encontré con que no había ninguna bicicleta. Ya se imaginarán mi decepción. Sin embargo, observé que en mi zapato estaba atado un hilo que se extendía a través de la sala. Lo seguí, extrañado. El hilo salía de esa estancia y pasaba a la habitación contigua y luego a otra. Hasta que por fin, me llevó hasta el manubrio cromado de una hermosa bicicleta rodada 24, con su timbre y su faro, nuevecita. Agradecí la broma, por las emociones encontradas que me causó.
La verdad es que lo que en lo personal quiero que me traigan es antes que nada tranquilidad y salud...”
Debo aclarar que la solicitud contenida en la cartita anual no significaba en automático que ustedes la aprobaran y la surtieran. Era menester, igual que ahora, acreditar el buen comportamiento durante el año que terminaba, incluidos los resultados obtenidos en la escuela. Una mala nota o una mentira, podrían costarnos desde simplemente no recibir nada o, lo peor, encontrar al lado de nuestro zapato un costal ¡de carbón!
Afortunadamente nunca sufrí tal castigo y consiguiente humillación, aunque sí de repente alguna advertencia acerca de costumbres que no eran muy bien vistas por ustedes como decirle mentiras a mamá o robarnos las galletas de la alacena sin pedir permiso o maltratar al gato de la casa.
Sé que ahora la situación de mi país no está precisamente para peticiones. Me parece que es inútil argumentar que durante todo 2023 me porté bien y que por lo tanto merezco mis regalos. La verdad es que hice méritos de sobra, es cierto, pero que dadas las circunstancias resulta políticamente incorrecto solicitar a ustedes lo que realmente me gustaría recibir.
En primer lugar, entiendo los riesgos que significa para ustedes transitar por el territorio mexicano. Gran parte de él está controlado ya por el crimen organizado y dudo que a los malandrines les caigan bien tres personajes como ustedes, vestidos como vienen y trepados en un camello, un elefante y un caballo. Me imagino el peligro que les significaría cruzar por Tamaulipas, Sonora, Chihuahua, Zacatecas, Guanajuato, Baja California, Estado de México, Guerrero, Morelos, Jalisco, Oaxaca, Chiapas… aunque por los rumbos de Palacio Nacional nos digan que la violencia está localizada sólo en una pequeña zona.
Por otra parte, pedir lo que realmente necesitamos los mexicanos pudiera ser violatorio de la Ley, toda vez que en esta etapa de pre campaña está prohibido hacer proselitismo en favor de determinado candidato (o candidata). Por ahora sólo podemos asegurarnos de que nuestra credencial de elector está vigente y recomendar a nuestros amigos, familiares y vecinos que chequen su identificación electoral, pues en caso de estar vencida o no encontrarla tienen hasta el próximo 22 de enero para renovarla en los módulos del INE. Decirles también que es vital, crucial para el futuro de nuestra patria el que acudan a votar el 2 de junio. Hay que asumir un compromiso, en serio.
La verdad es que lo que en lo personal quiero que me traigan es antes que nada tranquilidad y salud. Les platico que este año me vi en un muy serio peligro del que afortunadamente me salvé gracias a Dios y a la intervención oportuna de los médicos. El susto nadie me lo pudo quitar, ni tampoco la alegría de poder seguir dando lata en este mundo. También les pido por supuesto que protejan de todo mal a mis seres queridos y a mis amigos. En los últimos tiempos he valorado como nunca lo que es el amor y la amistad.
Mi otra petición es la que no está permitida por ahora. Trataré de hacerles entender a qué me refiero, sin decirlo explícitamente. Se trata de un regalo verdaderamente importante, trascendente. Les diré que tiene que ver con el estado de cosas en este país. Con la pavorosa inseguridad que sufrimos. Con el desastre en materia de educación. Con el desmantelamiento del sistema de salud. Con la demagogia galopante, la mentiras cotidianas, las descalificaciones a los críticos, los despilfarros en proyectos populistas, las ocurrencias demagógicas. Lo que quiero pedirles es el fin de todo eso. El advenimiento de una nueva etapa de nuestra vida pública en la que tenga lugar un rescate de este país. Queridos Gaspar, Melchor y Baltazar: pienso que no hace falta decirlo con todas sus letras, pero estamos ante una emergencia nacional. Ustedes me van a entender, ¿verdad?
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