Nada se dijo durante la reapertura de la tristemente célebre ruta Mixcoac-Tláhuac acerca de las víctimas de la indolencia –27 muertos y más de cien heridos— en la ceremonia oficial encabezada por Martí Batres…
POR FRANCISCO ORTIZ PINCHETTI
Treinta y dos meses después de la tragedia, en la que murieron 27 personas y más de un centenar resultaron heridas, el gobierno de Ciudad de México reabrió por fin en su totalidad la tristemente célebre Línea Dorada, la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo.
Durante ese largo periodo transcurrido por reconstruir la ruta dañada entre las estaciones Tezonco y Olivos, la supuesta investigación sobre las causas de ese desastre nunca dieron resultados. La posible responsabilidad de quienes construyeron la línea inaugurada original y apresuradamente en noviembre de 2012, encabezados por supuesto por Marcelo Ebrard Casaubón quien en ese entonces ocupaba la Jefatura de Gobierno, se diluyó… apenas se definió la candidatura presidencial para este 2024.
Nunca supimos más que los culpables de la tragedia fueron unos malditos pernos que no resistieron la fuerza del tránsito continuo de los trenes...”
Una auditoría internacional encargada y pagada por el propio gobierno capitalino de Claudia Sheinbaum Pardo, fue descalificada por la misma jefa de Gobierno en cuanto la empresa que lo realizó dio a conocer graves deficiencias en el mantenimiento de la ruta, lo que correspondía ya a la administración actual. A ella, pues.
En suma, nunca supimos más que los culpables de la tragedia fueron unos malditos pernos que no resistieron la fuerza del tránsito continuo de los trenes. Las promesas presidenciales de que en un año estaría restablecido totalmente en servicio se quedaron en eso: promesas. Tampoco se cumplieron los sucesivos plazos anunciados por las autoridades locales. Y la reparación tardó finalmente casi tres años.
El asunto fie tan grave, que la reconstrucción de la Línea Dorada no se limitó al tramo elevado en el que ocurrió el derrumbe, sino a toda la ruta, incluida la parte subterránea de la misma, desde Mixcoac hasta Atlalilco. El servicio en esta parte oculta se reanudó hasta el 15 de enero de 2023, hace apenas un año.
Un hecho especialmente lamentable, aunque muy significativo, fue la omisión absoluta del actual jefe de Gobierno sustituto, Martí Batres Guadarrama, y de sus colaboradores, sobre las víctimas de esta tragedia que pudo ser evitada. Nada se dijo sobre ellas. El gobierno retiró, sin consultar siquiera a los familiares, las cruces que habían colocado en la entrada de la estación Olivos, que era un memorial y un espacio para exigir justicia.
En cambio, se festinó la tardía reapertura de la ruta y el beneficio que eso significa para cientos de miles de usuarios que la utilizan cada día. Ni una palabra, un recuerdo, un reconocimiento a los muertos y heridos causados por la indolencia y la demagogia. Válgame.
comentarios