Libre en el Sur

¿Tienes el gobierno que te mereces?

MARÍA LUISA RUBIO GONZÁLEZ

Hace ya varios años, los integrantes de ViveBJ tomamos un taller sobre Transparencia y gobernabilidad democrática, impartido por la Escuela Ciudadana de Transparencia del InfoDF, impartido magistralmente por Miguel Guzmán.  Una de las reflexiones iba sobre dos frases: “Cada pueblo tiene el gobierno que merece”, y “Cada gobierno tiene el pueblo que necesita”.

La primera frase tiene algo de cínico y de derrotista. Es cierto que la gran mayoría de los mexicanos le entra a la simulación, a la corrupción, y a muchas de las cosas que le criticamos a la clase política. En ese sentido, quienes gobiernan (es un decir) son solamente personas comunes con acceso al ejercicio del poder y de los recursos públicos, puestas bajo el reflector de lo público. Pero…

La segunda frase tiene más de reflexión profunda, y quizá por eso no es popular. ¿Quién tiene tiempo para pensar en esas cosas? Entre las jornadas de trabajo y el tiempo para transportarse no queda tiempo, ni energía, ni ganas, para hacer mucho más. Hay quien dice que la precariedad de recursos y de tiempo es un cálculo político. Nos vamos acostumbrando a que las cosas no funcionan o funcionan mal, a que nadie escucha, a que no hay soluciones, a que no podemos hacer más que solucionar nuestras vidas.

Los gobiernos de todos los niveles se han encargado de poner la mesa para que nadie más se siente en ella, aunque la pagamos entre todos. En esa mesa metafórica se despachan nuestros recursos, a costa de nuestra educación, nuestra salud, nuestros trabajos, nuestra seguridad, nuestro bienestar. ¿Cómo llegamos aquí y cómo salimos de esto? Primero, hace falta querer salir.

Se me ocurre que una clave (no la respuesta, no) sería tomar la segunda frase y darle la vuelta: Para tener el gobierno que necesitamos, ¿qué clase de pueblo debemos ser?.

En su Ética para Amador, Fernando Savater reflexiona sobre la libertad, y la capacidad humana de decidir. La primera condición ética, dice, es la de estar decidido a no vivir de cualquier modo; a tratar de comprender por qué unos comportamientos nos convienen y otros no. La ética supone tomar conciencia y responsabilidad sobre nuestros actos. Supone también comprender que la única forma de vivir humanamente es considerar los derechos de otras personas:

La ética es el arte de elegir lo que más nos conviene y vivir lo mejor posible; el objetivo de la política es el de organizar lo mejor posible la convivencia social, de modo que cada cual pueda elegir lo que le conviene. Como nadie vive aislado (…), cualquiera que tenga la preocupación ética de vivir bien no puede desentenderse olímpicamente de la política. Sería como empeñarse en estar cómodo en una casa pero sin querer saber nada de las goteras, las ratas, la falta de calefacción y los cimientos carcomidos que pueden hacer hundirse el edificio entero mientras dormimos…[1]

El gran Fernando Savater. Foto: Cuartoscuro

 

Entonces, cuando nos convencemos de que es cierta la frase: “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, renunciamos a nuestra libertad; decidimos vivir de cualquier modo, como se pueda, con lo que nos dejen. Desplazamos también nuestra propia responsabilidad en el gobierno. Y el juicio implícito en la frase es tan determinante, que nos derrota, nos convierte en cómplices. Muy conveniente ¿para quién?.

Resistirse a la derrota, a la complicidad y a la alienación no es sencillo. La precariedad de recursos y de tiempo alcanza a la mitad de la población de nuestro país. Tomar conciencia sobre nuestra libertad individual y tener cierto margen de decisión requiere de alguna suficiencia. De privilegio, pues. De eso que presumimos tanto en Benito Juárez: salud, ingreso y educación. ¿Qué clase de pueblo es el pueblo privilegiado? ¿Es más ético, menos desinteresado?

Si no lo es, ¿cuál es nuestro pretexto?. Y si sí lo es, si el pueblo privilegiado en Benito Juárez es más ético y menos desinteresado en la política, te pregunto: Tú, benitojuarense, ¿tienes el gobierno que te mereces?

[1] Fernando Savater, Ética para Amador, p. 77, versión electrónica en http://www.itvalledelguadiana.edu.mx/librosdigitales/maslibros/etica-para-amador.pdf

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