El Mora, instituto de investigaciones sociales que cumple 37 años entre leyendas y la academia; es orgullo de BJ
Aunque parezca imposible de creer, la CDMX alberga un lugar que hace muchos años era un campo lleno de huerto y hasta tenía un río al que los estudiantes se iban de pinta. Se trata del barrio mágico de Mixcoac y ahí se encuentra el Instituto José María Luis Mora, uno de los principales centros de investigación con reconocimiento a nivel internacional.
Este inmueble anteriormente era la casa de campo de Valentín Gómez Farías, ya que esta zona pertenecía a las afueras de la capital. Además fue aquí el lugar donde llegaron a descansar sus restos.
Se trata de un lugar que se encuentra ubicado en un oasis dentro de la ajetreada Ciudad de México. Al llegar a este punto de la delegación Benito Juárez, las calles empedradas y sus inmuebles llenos de historia transportan a sus visitantes por el tiempo.
La tranquilidad que se respira hace que la gente se sienta como en un pequeño pueblo en medio de la capital.
“Vivía en la calle de Indio Triste en pleno corazón de la Ciudad de México. De ahí -Gómez Farías- salía de trabajar como diputado por Zacatecas, senador o vicepresidente de la república. Al igual que muchos otros mexicanos, buscaba tener una casa de campo en los alrededores de la ciudad. En Mixcoac, ese pueblo risueño y florido de aire saludable”, escribió Laura Suárez de la Torre.
Pero, ¿por qué se llama Instituto Mora y no Gómez Farías? Se trata de una manera de reunir a los personajes que tuvieron la misma formación y es que José María Luis Mora influyó de manera importante en Gómez Farías. Ambos buscaban que se le restara poder a la iglesia.
Ubicado en el número 12 de la Plaza Valentín Gómez Farías, el Mora celebra este mes de septiembre su 37 aniversario, por lo que ha buscado renovarse para acercar, además de académicos, al público en general. Por ello la oferta se ha extendido a alrededor de 350 ofertas culturales como muestras de cine, recorridos guiados, presentaciones de libros, entre otros.
Simone Lucatello, investigador del Mora, comenta en entrevista que el instituto cuenta con más de 40 cursos principalmente historia y ciencias sociales. Además se dedica a buscar proyectos con otras instituciones tanto nacionales como extranjeras, así como un programa de educación continua en la que se ofrecen posgrados y talleres.
También ofrece tres maestrías en cooperación para el desarrollo, instituto regional y sociología política, así como dos doctorados en historia y otro en problemas de del desarrollo en América Latina y una licenciatura en historia.
Para los amantes de la lectura, el instituto Mora cuenta con una biblioteca pública con acervo muy importante ofreciendo servicio en un horario de lunes a viernes de 07:00 a 21:00 horas y sábados de 08:00 a 14:00 horas.
Además de la investigación académica y los temas históricos destinados para los investigadores, fomentar la cultura entre la población forma parte importante para el Mora. Una iniciativa para acercar al público en general a la historia y tradición de Mixcoac, son los recorridos turísticos. Se trata de un proyecto desarrollado en conjunto con la delegación.
Esta joya de la ciudad guarda innumerables anécdotas que mezclan realidad y fantasía. Se cuenta que cuando se empezaban a hacer las remodelaciones en la década de los ochenta, había una entrada a un túnel del que solo se alcanzan a observar los primeros cuatro metros al no existir un valiente –y por medidas de seguridad- que quiera investigar qué profundidad tiene.
El inmueble contaba con dos salas: Una de invierno y otra de verano, así como tres chimeneas por las dimensiones de la casa. Actualmente solo se conserva una chimenea, la cual se ubica en la librería, pero por razones de seguridad fue clausurada.
Gómez Farías pidió que al momento de su muerte -la cual ocurrió en 1858- no fuera sepultado en ningún cementerio, así que sus restos reposaron en la casa de Mixcoac hasta 1912 para ser trasladado a la Iglesia de San Juan Bautista, que se ubica justo enfrente de la casa.
La leyenda cuenta que tras su muerte, comenzaron a escucharse ruidos extraños por las noches y hasta hubo quienes aseguraban ver un caballo negro que tiraba una carreta desprendiendo fuego. También se cuenta que un perro negro con ojos de fuego salía por las noches y que dejó de verse cuando los restos de Gómez Farías llegaron a la iglesia. Finalmente, en 1933 es trasladado a la Rotonda de los Hombres Ilustres.
Debido al crecimiento del instituto, fue necesario contar con otra sede muy cerca, en el número 45 de la calle Poussin que anteriormente era el convento de “las madres reparadoras”.
La construcción es otra joya que se ha conservado con sus acabados originales en la medida de lo posible. Los pisos, las puertas, las ventanas, las escaleras son las mismas. La biblioteca se ubica donde antes era la capilla de la orden religiosa de finales del siglo XIX que nació en Bélgica.
El inmueble adquirido en 2013 anteriormente fue un convento, así que tampoco podían faltar las historias de leyenda. Cuenta la historia que en este lugar se ve a una monja y a una niña por las noches ¿Te atreverías a averiguarlo?