Ciudad de México, noviembre 23, 2024 07:32
Revista Digital Febrero 2021

Bodas de plata / Amor en la pandemia

Se trataba sin duda de un encerrón, pero no el que habíamos pensado.

POR GABRIELA LÓPEZ Y HÉCTOR RAZO

Uno se pasa planeando la vida y el futuro desde pequeños. Nos educaron para planear desde el que vas a ser cuando seas grande, con quien te vas a casar, cuantos hijos tendrás, en fin. Y así toda la vida planeando el futuro. Primero solos después en pareja en nuestro caso.

Nuestra historia de amor comenzó hace 27 años que nos conocimos y a los dos años decidimos dar el gran paso, casarnos, un 22 de abril de 1995.

Hoy somos considerados como bichos raros en estos tiempos modernos y agitados en el que parece imposible sobrevivir al compromiso. Pues bien, por fin llegó el 2020 y nuestros planes para festejar nuestros tan esperados 25 años de casados. Nuestras “Bodas de Plata”.

Teníamos muchos planes de cómo festejarlo, podía ser irnos solos de viaje a alguna playa y darnos un buen encerrón, o celebrarlo con una gran fiesta con nuestros amigos y familiares, ya que somos fiesteros de corazón.

Era muy difícil ponernos de acuerdo, entre el dilema de a dónde ir o saber a quién invitar. Llegó marzo y seguíamos sin poder decidirnos. De repente, la vida nos sorprendió y se nos informó que no tendríamos derecho a decidirlo, ya que un virus llamado COVID nos cambiaría nuestra forma de vivir y ahora no teníamos opción, teníamos que cambiar nuestros planes y celebrar de otra manera.

Se trataba sin duda de un encerrón, pero no el que habíamos pensado.

Así que nuestro tan planeado festejo terminó siendo una cena en familia con nuestros hijos, algo sencillo en casa, un fondue con un delicioso pastel casero en forma de corazón hecho por nuestra hija y un video editado por mis hijos con fotos que relataban los momentos más especiales de nuestra vida juntos.

Si nos preguntaran hoy si extrañamos los grandes festejos, les podríamos decir definitivamente que no, fue un día genial y teníamos lo más importante, salud y una familia con quién compartir.

Hoy nos damos cuenta que no hay que vivir planeando el futuro porque uno nunca sabe lo que puede pasar. Aprendimos a disfrutar cada momento y a vivirlo intensamente, desde un sorbo a nuestro mezcal favorito, una caricia o una escapada clandestina para disfrutarnos como pareja. Nuestro aprendizaje se resume en: No importa el cómo o el dónde. Importa el hoy y el con quién compartirlo y disfrutarlo.


Ella es contadora pública. Él es ingeniero en Cibernética.

Compartir

comentarios

Artículos relacionadas