La demagogia del Sistema Nacional de Cuidados
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El discurso hueco de las mujeres en el poder diariamente choca con la realidad de las mujeres de a pie.
POR ITZEL GARCÍA MUÑOZ
Para las mujeres de a pie, el hecho de que tengamos más féminas en puestos de poder, incluida una presidenta, no ha cambiado nada, ni siquiera la manera en que somos explotadas.
Hace una década, conocí y me involucré en el movimiento feminista mexicano. Desde entonces hasta ahora confieso que no he palpado avances sustanciales en cuanto a la desigualdad, la discriminaciòn y violencia de género. Para la mayoría de las féminas mexicanas, la famosa paridad en todo (que es para cargos públicos), las reformas legales en “favor de las mujeres” y el lema de moda “no llego sola, llegamos todas” son parte de un discurso que nada ha cambiado nuestra realidad cotidiana.
Las mujeres de las que hablo en este espacio, sumamente explotadas por la estructura patriarcal, no tenemos tiempo para involucrarnos en la polìtica, ir a una marcha o protesta feminista porque vivimos para trabajar. Nuestros problemas no son abordados y resueltos a fondo por políticas públicas que realmente combatan la desigualdad, la discriminación y la violencia de género en todas sus modalidades.
La mayoría de las mujeres mexicanas nos enfrentamos diariamente a la desigualdad, discriminación, especialmente laboral, cuestiones que se agravan con la maternidad donde comunmente enfrentamos serios obstáculos para conseguir un empleo o un puesto de trabajo más alto por cuidar a las y los hijos. Así, las mujeres tenemos jornadas laborales triples, incluso todos los días de la semana. Trabajamos, ya sea en el sector formal o informal, asumimos la mayor carga de las labores domésticas; y también del cuidado de las y los hijos, personas enfermas o de la tercera edad. Agotador ¿cierto? pero las madres en México somos bien “luchonas”, frase romántica que oculta la gran explotación de la que somos objeto.
Una promesa de campaña de la actual presidenta fue precisamente la creación de un sistema nacional de cuidados que suena muy bonito, pero que necesita un piso mínimo para poder ser edificado, esto es, que México cuente con un sistema de seguridad social universal, escuelas públicas de tiempo completo, casas de retiro o descanso para personas de la tercera edad, etcétera.
Se vale soñar. Sin embargo, la realidad mexicana es muy pero muy distinta. En octubre pasado, la presidenta dijo que el sistema prometido sería implementado “de manera gradual”.
La creación en México de un verdadero Sistema Nacional de Cuidados es una utopía ya que parte de la articulación de servicios públicos existentes como una red suficiente de guarderías y escuelas de tiempo completo que asuman las tareas de cuidado infantil.
Un sistema de cuidados requiere de muchos recursos materiales y humanos y nuestro país, de 2019 a la fecha, ha experimentado un desmantelamiento institucional que ha debilitado al Estado.
A principios de 2019, el gobierno anterior ordenó la desaparición del programa de estancias infantiles para convertirlo en una política de transferencias monetarias. Asimismo, en 2022 canceló el programa de escuelas de tiempo completo que contaba con 27 mil planteles en todo el país, donde incluso se proporcionaban a las y los menores acompañamiento psicoemocional y alimentos en un horario escolar extendido.
Por lo tanto, ese discurso hueco de las mujeres en el poder diariamente choca con la realidad de las mujeres de a pie. Así, la creación de un sistema nacional de cuidados también es demagogia “feminista”.